La secretaria Indomable romance Capítulo 87

Sentí que mi estómago se revolcaba, con su toque. Y las constantes chicas quisquillosas en mi cabeza. Comenzaron maldecir. Su toque me resultaba repugnante. Mi cuerpo, por instinto, o por algo mayor. El toque de nadie, me resultaba atractivo, solo el de Jack. Su mano se abría paso, a mi cintura, yo buscaba, tener, en buena posición, con mi alma. Y Solo quiero, desosarlo con una bala en las bolas. Nunca, más en su vida, volverá a tocar a una chica.  Dios a cuantas este barroco le ha desgraciado la vida.

Estaba, y harta de este hombre. Y lo hice, le recargué las bolas con una bala. Su grito. Me pareció de mariquita.

_ ¡Maldita desgraciada, en las bolas no se dispara!

Sonrió, con satisfacción. Todo le temen a la bolita. Y yo exclusivamente quiero dejar que no exista en este mundo. Cometí un error, me distraje con su silenciador, me hizo lo mismo, en una costilla.

_ ¡Hijo de puta, me disparaste!

Estaba morado. Y su cara tenía todas sus venas expuestas. Explotará en cuestión de segundo. Y por haberme disparado, le vacié el cargador completo. 

El líquido rojo desborda por mi cintura, a todo poder. Me quité la camisa y lo amarré con fuerza. Lo amarré, lo más que pude, para aguantar y poder salir de aquí. Y me aseguré, de que estoy en una salida. Justo, cuando baje la cabeza, para recoger mi arma. Escucho, una lluvia de balas. 

_ ¡Mierda, estoy jodida, carajo! 

Camino, cabeza, baja, y detrás de las rampas. Y los muros, evito levantar la cabeza, muy alto. Para no toparme, con una avería en mi cara. Levante, para localizar, una ruta. Sin ser expuesta, por estos matones, y para mi desgracia, choco con uno. Y él se sobresalta, al igual que yo. Cuando, voltea a verme. Es Flev. 

Pues, Jack, está aquí. Tengo el presentimiento de que no está muerto 

_ ¡Señorita, ¿está bien?,Está herida!

_ ¡Sácame, de aquí flev!

_ ¡Ahora, mismo!

Trato de seguir su paso, pero no puedo, estoy perdiendo el ritmo. Y en ese momento sale dos hombres. Por instinto luchador, aún utilizó mi arma. Y disparo. La misma puntería en la cabeza. Escucho, para mis adentro, que hay un festejo, de la puntada. No sé quién es, la loca; sin embargo, si es buena en la puntería. 

Sale, otro hombre, por poco, mato a mi hombre. Es Jack, tiene el brazo vendado y aun así. Vino por mí. 

_ ¡¿Jack?!

_¡Muñeca!

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