La secretaria Indomable romance Capítulo 88

Después de hablar, con mi padre. Mire a la sala de operaciones. David. No había salido y esto me tenía preocupado. David salió con la cara pálida, lo que me preocupo mucho más. Lo miré y me puse nervioso. 

_ ¡Ella…! 

Aun sin terminar, su palabra entre como un loco demente en la habitación. Cuando, llegue, ella estaba dormida. Y los personales, le administraban, una inyección intravenosa. David, entro seguido detrás de mí. Me tomo por el hombro. Con su expresión seria. Y me sermoneó por mi imprudencia. Bueno estaba alterado.

_ ¡Acaso, es tan difícil para ti, escuchar primero ante de actuar! 

_ ¡Lo siento, amigo! 

_ ¡Pues, será mejor que te calmes, y no interrumpas su descanso, y lo necesita y mucho! La bala, no causo daño, ella está mejor. Pero el bebe necesita que ella se recupere. 

_ ¡“…”!

Quede petrificado, por un memento, este hombre acaba de mencionar bebe. Mi Diabla está embarazada y este demonio de Víctor la secuestro. Porque en el hospital no me habían contado sobre eso. 

_ ¿Cómo que embarazada, de cuanto meses?

_ ¡Apenas, se desarrolla el feto, hombre es apenas cinco semanas! 

No sabía, si llorar, o gritar de emoción, mire a la cama y la belleza que descansaba en ella.  Me arrepentí en el momento, tanto la había hecho sufrir, con tal de mantener mi amor en su lugar. Nunca demostré afecto, aunque nunca quise que nadie se le acercara. Ahora ella espera un hijo mio.

Salgo de la sala y ordeno que todo desembarquemos este sitio. Llamo a papa dando la noticias. Tenía que encargarme de algunos asuntos. Mi mujer es embarazada, y no puede enfrentarla ningún peligro. Debo cuidar a hasta el último de su pelo. 

Regresamos a mi villa segura. Mi padre no dejaba de hablar de como se debía llamar un bebe que apena está en desarrollo. 

Una Guerra, enorme, se estalló en el bajo mundo del occidente. Ston inválido, perdió su vida. Y el control se hizo de unos mafiosos, lo cual serian un problema para mí. Tome acción en el caso, Estableciendo mi control, sobre todo. Nunca dejaba las cosas, por último tenía que hacer algo o este se tomaría la molestia de hacerme saber que está presente. 

Pasaban los meses. Todo estaba calmado. Y volví a tomar el control de mis empresas, también haciendo una limpieza externa de todo. Al mirar la oficina, de mi Diabla vacía, sentí un enorme vacío. Con ella es su oficina. La torturaba, como ella ami. Extraño esos momentos. Justo en este momento recibí una llamada de ella. Que estaba en la puerta principal. Salte de un brinco.

_ ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar descansando? 

_ ¡No puedo quedarme quieta y eso lo sabes muy bien! ¿Verdad? 

_ ¡Claro, que lo sé, pero no necesito que estés aquí en la empresa! 

_¡“…”! _   je, je, je, esta mujer, esta celosa, heee y eso me agrado. 

Katty Benger. 

Desde el incidente, Jack me ha cuidado como toda una reina. Pero avances, exagera con lo de seguridad, aunque sé que lo hace. Por mi cuidado. Sin embargo, no puedo mantenerme en casa por mucho más tiempo. Me ha cortado mucho contacto con el hecho de que no me altere ni me enoje sin motivo. Al llegar su oficina, mi asistente que deje la cargo cuando no estuviera, me contó todo como se lo exigí. Jack sigue siendo el playboy de siempre, un hecho que tendrá que cambiar.

No me manejo, sola, tengo a un montón de mi misma en un solo cuerpo, y creo que son más celosas, que yo misma de mi misma. En este caso, para no matar a una sin debida causa. Le pido que se mantenga fuera de sus miradas, y toques. 

Yo no debería de estar tan celosa, pero al pensar que llevo un hijo suyo. Ahora lo tomo completamente mio. Ami, no me lleva la contraria. Al estar embarazada, me enojo con facilidad. 

Sentada en su oficina, entra una nueva chica, con talones altos. Y muy seductora para mi gusto. Estaba de espalda a su escritorio; sin embargo, debido al enorme espejo, pude ver como los dos coqueteaban. Tremendo pendejo no. 

Un impulso se elevó en mí, y parece que algo le dijo que mirara en mi dirección, y justos se topó con mis ojos mirándolo desde el espejo, me dirigió una sonrisa. La cual no acepte con gusto. Con una mueca, me levante del sofá y camine pase al lado de la chica, que al notar mi presencia, se puso pálida. Y se asustó.

Salí de allí, no con temor, a que le hiciera algo indebido a mi presencia, y dudo que la haga ahora. Pero lo hice por temor a que una de esas que tengo en mí la levanten y la avienten por la ventana de este edificio, a su altura dudo que quede el hueso para el entierro.

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