La Traición romance Capítulo 10

Bajó la vista y vio varias marcas rojas e hinchadas en el empeine blanco y liso de su pie. Con fastidio, soltó un: "¡Qué torpe eres, te vas a matar!"

Dicho eso, se inclinó y tomó a Ainhoa en sus brazos. Al llegar al estacionamiento, la colocó de un empujón en el asiento del copiloto. Sacó de la guantera una caja de pomada para quemaduras aún sin abrir. Bajó sus pestañas, sus labios finos estaban cerrados con firmeza. En el fondo de sus ojos oscuros, las corrientes ocultas se agitaban. Enzo abrió la caja y exprimió la pomada de color crema en sus dedos largos y pálidos. Después, aplicó con suavidad la crema en el empeine de Ainhoa. Su expresión era indescifrable.

Al ver que Ainhoa se contorsionaba del dolor, con sus delicadas cejas y ojos fruncidos, y sus labios palideciendo por la mordida de sus dientes, sus dedos se contraían fuertemente.

La presión en los dedos de Enzo disminuyó considerablemente. Cubrió con cuidado todas las zonas hinchadas. Luego, levantó la mirada y sus ojos oscuros e insondables se posaron en Ainhoa. Como si burlándose le dijera: "Con lo torpe que eres, ¿realmente crees que podrías sobrevivir sin mí?"

Se levantó y arrojó la pomada en el regazo de Ainhoa mientras le decía: "Aplícatela en la mañana y la noche, no dejes que el lugar toque agua en los próximos días, si se forma una cicatriz, no vengas a llorar conmigo."

Ainhoa, con la mirada baja y sin emoción en su voz, dijo: "¿Si podré sobrevivir? Solo hay que intentarlo para saberlo."

Capítulo 10 1

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