Esa noche, la luna se había asomado después de varias noches de nubes grises. Adalet, miraba a Bastián, esa noche la pasarían juntos, deseaban estar cerca del otro. Ambos se sentían sensibles, vulnerables, habían pasado demasiadas cosas y el mundo parecía volverse cada vez mas duro.
Bastián había hecho una promesa, la más importante de toda su vida, y aunque no sabia como iba a enfrentar todo aquello que lo aquejaba y lastimaba, sabía que tenía que hacerlo. Adalet, se sentía entre la espada y la pared. Su madre tenía razón, debía de ser honesta, de abrirse con sinceridad a Bastián, pero no sabía cómo hacerlo.
Mirándose el uno al otro, se negaron a pensar en sus problemas. No querían saber de venganza y compromiso, tan solo disfrutarse el uno al otro en aquella noche que la luna resplandecía como si fuese de plata. Sus manos acariciaban el cuerpo del otro, sintiendo el calor emanando de su piel, y besando cada rincón prohibido de sus cuerpos.
Besos apasionados y caricias sinceras, se dejaban sentir logrando hacer que sus cuerpos vibraran y la temperatura aumentara. Adalet, comenzaba a quitarle la ropa a su Bastián, y el, hacia lo propio con ella. No había lugar ni momento en el que quisieran estar, solo ellos dos se necesitaban en ese instante.
—Eres hermosa, y yo, no quiero perderte, mi Ada, mi musa — musitaba el hombre desesperado ante la idea de no volver a verla.
Bastián besaba con verdadera hambre los hombros desnudos de su Adalet, y luego, viajaba con sus labios hasta el borde sus senos para cubrirlos de besos que llevaban verdadera ansiedad. Adalet, sentía como su cuerpo reaccionaba ante el toque de Bastián, sentía como todo dentro de ella vibraba con tan solo sentirlo cerca. Ella tampoco quería perderlo, ella también deseaba tenerlo a su lado…quizás para siempre.
Siendo traviesa, Adalet decidió jugar un pequeño juego junto a Bastián y salir sola a caminar en los jardines elevados a los que solo su habitación tenia acceso. Adalet se había salido a caminar por los jardines, quizás, para tomar algo de aliento después de haberle robado aquel beso que le correspondió con intensidad.
Sintiéndose inseguro, Bastián decidió salir junto a ella esperando que esta no se hubiese arrepentido de aquel íntimo y breve momento que compartieron juntos en esa tarde, y todo lo demás que habían vivido hasta ese momento. El, conservaría aquel recuerdo como uno de los más valiosos de su vida, y las esperanzas de recuperar a la mujer que realmente amaba, brotaron en el cómo hacen las margaritas en medio de la fría nieva anunciando la llegada de la primavera.
Adalet, sentía el sereno de la noche besándole la cara. Aun sentía sus mejillas ardiendo, su corazón latiendo gravemente deprisa, y el calor de aquel apasionado beso que ella y Bastián habían compartido. Era un error, ambos lo sabían, pues no podría olvidar jamás lo ocurrido entre ellos si decidían separarse algún día, pero lo cierto era, que aquel primer beso que semanas atrás había recibido de Bastián, había reavivado en ella sentimientos que creyó muertos, y que no podía apartar por más que lo quisiera.
—Te encontré —
La voz de Bastián y su cálido aliento chocando con su oído, la paralizaron en ese instante en que sintió como su cuerpo, mucho más pequeño que el de él, la envolvió en un abrazo por la espalda que la hizo recordar aquellos tiempos felices que añoraba con el alma.
Sentir aquella presión de su cuerpo contra el suyo, hizo que Adalet se sintiera perdida entre nubes de color de rosa, como si el tiempo y la cruel mentira que su ex esposo dijo para encerrarla en prisión, no hubieran transcurrido. Era tan hermoso y doloroso que no tenía fuerzas para resistirse…ya no más. Girándose, miro a los ojos oscuros de aquel hombre que dolía tanto como lo añoraba, sentir sus manos, sentir sus besos, todo aquello que deseo siempre estaba frente a ella y no quería oponer resistencia, al menos no en ese momento que se le antojaba mágico.
—Bastián…yo —
Bastián silencio los labios de Adalet nuevamente en un apasionado beso. No había espacio para la conciencia, no había tiempo para cuestionarse si aquello era lo correcto o un error más…tan solo el amor y el deseo se hicieron presentes, dejando de lado a la mente y su lógica que murieron en el instante que se sintieron tan cerca.
Caminando entre las flores como un par de adolescentes, sin miradas curiosas en aquel jardín, recostados entre la hierba húmeda ocultos del mundo y su crueldad...los eternos enamorados se entregaban a las caricias y los besos desenfrenados, sin querer pensar ni saber nada más, lejos de las intrigas y las crueles mentiras que los separaron.
Allí, en medio del silencio de la noche, sobre una sábana de seda blanca y una camisa de vestir que salió volando, dos cuerpos desnudos ignoraban el sereno de la madrugada.
Bastián acariciaba los suaves pechos de la mujer que amaba, Adalet besaba los pectorales perfectos del amado y añorado Bastián. Entregados a los placeres del amor hasta quedar enteramente desnudos, expuestos el uno al otro...un vago y doloroso recuerdo atravesó como una espina el corazón de la bella Adalet, que, por un momento recordó el abandono, la mentira, y todo el sufrimiento que atravesó.
Sin embargo, consciente que nada de aquello había sido culpa de Bastián o su gente, dejó de lado aquellos grandes temores y todo lo demás…incluso el nombre de Enzo Stone se le había olvidado en ese momento. Todo parecía no ser importante en ese instante en que sus nublados sentidos cedieron a la pasión y el amor que comenzaba a sentir profundamente hacia Bastián Myers.
— No tengas miedo...no voy a lastimarte...— susurraba con gentileza Bastián, tan nervioso como nunca estuvo, ni siquiera en su primera vez con ella, pero la había visto tan frágil, tan triste, que la sentía como una pequeña gema de cristal que en cualquier momento iba romperse entre sus manos.
Adalet sintió perderse en aquellos ojos, aquel hombre era hermoso, tan bello como un ángel, la reconfortaba y se sentía entre sus brazos realmente protegida, en esos momentos nada ni nadie los atormentaba…recordaba aquella primera vez cuando a él y solo a él, le entrego su preciada confianza en la cama después de haber sido traicionada de la peor manera, y creyendo que no volvería a permitir nada como eso nunca más, sin embargo, esa noche mágica se había descubierto a si misma deseando estar junto a él para siempre.
Besos y calores se desbordaban de ambos, Bastián besaba cada parte de ella con hambre, esa hambre que había reprimido desde el momento en que la vio de nuevo después de dejarla, admitiendo que se arrepintió desde el momento en que cruzo el umbral de aquella casa y que la busco incansablemente.
Adalet era todo lo que Bastián había deseado tener para sí mismo desde el momento en que supo que la había conocido, que no deseaba nada más en su muy solitaria vida que no fuese ella...la deseaba, no la perdería ante nadie y cuidaría de ella así tuviese que pelear contra el mundo entero, Adalet Williams era aquello que en un comienzo no sabía que necesitaba, pero que se volvió tan indispensable como el agua para sobrevivir. Y él, seria todo lo que ella necesitaba que fuera. Eternamente.
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