La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 130

Pasmada, Yolanda se sentó en el suelo.

Ella estaba totalmente jodida. Mia no solo la destruyó, sino que también extendió la noticia.

De esta manera, la familia Santángel no la aceptaría, ni otras familias aceptarían una mujer que no podía tener hijos.

Solo los que querían aprovecharse de la familia Carballal querían casarse con ella.

—Eres despiadada, demasiado despiadada… —Yolanda murmuró y la miró con rencor.

—¿Sí? No creo que sea tan despiadada en comparación contigo —Mia sonrió.

Al terminar de hablar, Mia se fue directamente sin verla.

Sentada en el suelo, Yolanda sintió mucho frío, aunque ya estaba en primavera.

La madre entró con muchas cosas. Al ver a Yolanda, tiró las cosas y se arrojó apresuradamente hacia ella.

—Yolanda, ¿qué te pasa? ¿Por qué te sientas en el suelo? ¡Hace frío! Levántate.

La madre la apoyó a levantarse.

Yolanda finalmente reaccionó y miró a su madre. De repente la empujó con fuerza.

La madre retrocedió unos pasos por su empujón y casi se chocó contra la mesa.

—¿Qué te pasa? —sorprendida, la madre miró a Yolanda sin comprender por qué estaba tan enojada.

—¿Por qué no me dices que no puedo tener hijos? —Yolanda gritó con una voz ronca y la miró fijamente con ojos rojos, desahogando su rabia.

La madre se quedó aturdida.

—¿Quién te lo dice? Está diciendo tonterías. No le hagas caso. Estás bien —la madre dijo nerviosamente.

—Entonces, muéstrame mi historial médico y voy a verlo —Yolanda la miró con una mirada fría.

Pero la madre no hizo nada ni habló.

—Si no me dices nada. Voy a preguntar al médico. ¡Me contará la verdad! —Yolanda se dirigió directamente a la puerta de la habitación.

—¡Yolanda! —la madre la detuvo y finalmente le dijo— Sí. Han encontrado que tienes algún problema en la salud.

Al ver que Yolanda se puso deprimida, la madre se sintió dolorida y la abrazó.

—Yolanda, no tengas miedo. Seguramente te curarán ya que ahora la medicina está tan avanzada. Te llevaré al extranjero y te curarán.

Yolanda comenzó a llorar amargamente en los brazos de su madre.

—Mamá, es Mia. Me ha hecho así. Y la puta Emma se alía con la familia Pinto para vengarse de mí. Mamá, tienes que vengarte por mí. Dile a mi papá que me vengue —Yolanda manifestó una crueldad cuando dejó de llorar.

Quería arruinar la familia Pinto y ganar a Mia y Emma.

Esas dos mujeres la hicieron tan desastrada. ¡Ella tenía que destruirlas!

—Ya lo sé. Lo haré —observando su locura, la madre también sintió el odio.

Mia había divulgado la noticia. Casi todo el mundo ya se enteró de lo ocurrido y se sorprendió mucho.

Las personas que Yolanda había tramado se alegraron. Por fin, ¡Yolanda recibió su castigo!

***

Al llegar a casa, Umberto vio que Sergio y sus padres estaban en la sala.

—¿Para qué me buscáis con tanta prisa?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega