Alex, sin saber que alguien estaba escuchando a escondidas fuera, no bajó ni un poco su voz y le dijo a su padre con algo de resentimiento:
—Papá, no es que no pueda rebajarme para complacer a Albina. La verdad es que hay un odio tan profundo entre nosotros, ¿cómo ella podría perdonar a nuestra familia? Los otros no lo saben, ¿pero no sabes cómo la madre de esta sufrió una hemorragia cerebral por nuestra culpa?
Al ver que su padre no se quedó callado en el otro lado, Alex puso una cara satisfecha y continuó:
—Por el momento, Albina piensa que ese día fuimos por casualidad a ver a su madre y que le provocamos la hemorragia cerebral sin querer. No obstante, con sus sentimientos profundos por su madre, ella definitivamente investigará este incidente a fondo. Si llegue a saber que fuimos quienes confabularon con Yolanda para enfurecer deliberadamente a su madre hasta la muerte, sin duda alguna se vengará de nosotros ferozmente y nos hará pagar caro.
—Ah, por cierto, en cuanto al accidente de su padre, si Albina sabe que la causa de la miseria de su familia ha sido porque hacemos trucos en el coche de Juan, ¿no dejará a Umberto matar a toda nuestra familia? Creo que lo mejor que podemos hacer ahora es tratar de evitar tener contacto con Albina y no aparecer delante de ella. Al mismo tiempo, debemos mandar a una persona para que la vigile a ella para nosotros y una vez que se detecta algo mal, vendemos rápidamente la casa y nos vamos de la ciudad.
Escuchando lo que hablaba fuera de la puerta, Macos se quedó boquiabierto.
«¡Resulta que la verdad es así! Si Yolanda es la culpable principal en la muerte de Juan Espina, los Espina son cómplices. El padre de Albina también fue miembro de la familia Espina, ¡¿cómo podían ser tan crueles que la mataron?!»
Al pensar en esto, Macos se sintió tan asombrado en el interior que no pudo calmarse durante mucho tiempo.
«Me temo que la señora Espina también tiene algo que ver con esto. ¡¿Cómo pudo hacerle algo así a su propio hijo?!»
Mientras pensaba, Macos escuchó las pisadas de Alex saliendo, desactivó apresuradamente la grabación y se escondió en un rincón. Después de que Alex desapareció de su vista, Macos salió de su escondite y marcó de inmediato el número de Albina.
Una vez contestada la llamada, Macos dudó sobre cómo hablar. Se trataba de un asunto de gran importancia sobre la muerte de los padres de Albina, y vacilaba en revelárselo un poco a ella o contárselo todo de una vez. Le preocupaba que Albina no fuera capaz de soportarlo si le contaba todo de una vez.
—Señor Murillo, ¿en qué puedo ayudar? —Albina preguntó al ver que este no habló durante un buen rato.
Macos apretó los dientes y decidió contarle todo lo que sabía. Después de todo, era algo que Albina tenía derecho a saber. Además, ella había estado buscando la verdad sobre la muerte de sus padres y esto era vital para ella.
—Albina, busca un lugar para sentarte y te hablaré algo serio contigo.
Percibiendo el tono serio de Macos, Albina puso una expresión nerviosa, pero aun así hizo lo que él le había indicado y se sentó en una silla antes de decir:
—Ya estoy lista. Por favor, dime.
Solo entonces Macos le informó de toda información que acababa de escuchar, y cuando terminó, pudo oír el sonido de una pesada respiración en el otro lado del teléfono. Sin duda alguna, Albina se puso extremadamente irritada después de enterarse de todo esto.
Y Macos continuó:
—He grabado todo lo que dijo ese tipo, te enviaré la grabación después.
Después de un buen rato, Albina contestó con una voz ronca:
—Muchas gracias, señor Murillo. Me has ayudado mucho hoy.
Poco después de colgar, Macos le envió el archivo de grabación por correo electrónico a Albina. Tan pronto como recibió la grabación, ella la escuchó completamente.
Escuchando que Alex hablaba de la muerte de sus padres con un tono indolente y despreocupado, Albina se enfadó tanto que sus ojos se pusieron rojos y se mordió el labio inferior con fuerza para contener la ira que le estaba invadiendo adentro.
«¡Bastardos, no les perdonaré fácilmente!»
Ahora su corazón estaba lleno de tanto odio por los Espina que quisiera descuartizarlos a todos en pedazos.
Los Espina no se habían puesto en contacto con ellos durante tres años, pero ese día les visitaron de repente con el pretexto de reclamar su propiedad. ¡Resultó que habían confabulado con Yolanda con antelación!
Durante mucho tiempo, Albina no había podido recordar los detalles del accidente de tráfico de su padre. Sin embargo, tras escuchar las palabras de Alex, ella recordó que aquella noche el coche de Yolanda había aparecido de repente de la nada y su padre había pisado el freno, pero el coche, sin reducir ni la mínima velocidad, se estrelló directamente contra el auto de Yolanda.
«¡Resulta que todo ha sido una conspiración de la familia Espina!»
Con esto en la mente, Albina apretó los dientes con odio, y fue en este momento en que decidió tomar represalias contra los Espina y hacerles pagar caro por la muerte de sus padres.
Después de pensarlo con claridad, Albina guardó bien el archivo de la grabación y se puso en contacto con Kevin por teléfono.
Conectada la llamada, Albina preguntó directamente:
—Kevin, ¿el hombre al que me has recomendado ha regresado del extranjero?
Este se sorprendió un poco al escuchar las palabras de esta y dijo:
—¿Vas a tomar medidas contra la familia Espina? ¿Lo has pensado bien?
Cuando vio a la persona que estaba frente a la puerta de su casa, puso una mirada sombría y luego esbozó una sonrisa muy leve en los labios.
La aparición de esta persona estaba bajo su expectación.
Albina retiró su sonrisa, se acercó a la puerta y dijo con una voz poco amable:
—¿Para qué has venido aquí? Ayer vino la abuela, hoy estás aquí, ¿vendrá Alex mañana? Ya no tengo ninguna relación con la familia Espina. Si se atreven a venir a mi casa a molestarme de nuevo, llamaré directamente a la policía.
Ante estas palabras agudas, Ramon se puso bastante enfadado en el interior, pero se contuvo, le mostró una sonrisa halagadora a su sobrina y dijo:
—Albina, siento mucho haber venido a buscarte sin aviso previo. Te pido sinceramente disculpas. Sé que nos odias, te prometo que me iré inmediatamente después de decirte unas palabras. Ya llevo casi toda la tarde esperándote aquí y creo que me des una oportunidad de hablar, ¿verdad?
Ramon llevaba una sonrisa de cansancio en la cara esculpido por los años, lo cual daba algo de pena a la gente.
Albina frunció las cejas y ridiculizó en su fuero interno:
«Tío, si yo no hubiera oído esas palabras de Alex, mirando tu cara, ¡nunca se me ocurriría que hubieras podido matar a tu propio hermano menor en confabulación con otros para apropiarte de la fortuna suya!»
Sin embargo, por mucho que lo odiara en el interior, Albina no lo demostró para no impactar su plan, y fingió decir con impaciencia:
—Si te dejo hablar, no me volverás a molestar, ¿verdad?
Al oírlo, Ramon se puso muy contento y se apresuró a responder:
—Sí, sí, sí. No solo no te molestaré más, sino que tampoco dejaré que tu abuela y Alex vengan a buscarte más.
Albina fingió pensárselo un momento antes de hablar:
—Bueno, pues dime brevemente de lo que quieres. Hoy ya estoy muy cansada y no quiero escuchar más palabras hipócritas, por eso ahórrate las tonterías.
Este asintió repetidamente, con una actitud tan buena que incluso era un poco humilde.
—Ya entiendo. Definitivamente no diré tonterías —mirando a Albina, Ramon dio un largo suspiro y continuó—. En efecto, ha sido nuestra culpa echarles a ti y a tu madre de la familia, pero no fue mi idea y fue tu abuela quien tomó tal decisión.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega
que pasa con el final de esta novela solo llega hasta 577 ?...