Esperanza se rio fríamente ante estas palabras y contestó:
—No me arrepentiré. Solo me arrepiento haber sido demasiado insensata entonces para casarme con alguien como tú.
«¡Una persona egoísta e hipócrita, un villano despiadado que incluso pudo hacer algo malvado a su propio hermano por el dinero!»
Ramon la miró con enfado con una expresión fea:
—Aunque ahora estoy sin empleo, obtendremos muchos beneficios cuando nuestra familia cuente con la familia Santángel como respaldo. Si te divorcias de mí, no podrás sacar nada. ¿Realmente lo has pensado bien?
Tras oír las palabras de su marido, Esperanza se burló de él en el interior:
«¿Este realmente piensa poder llegar a la cima algún día aprovechando a la familia Santángel? ¡Qué estúpido es!»
—Lo he pensado bien. He preparado el acuerdo del divorcio. Puedes firmar directamente en él —Esperanza sacó el acuerdo directamente después de terminar sus palabras.
Ramon hizo una mueca fea al verlo.
«Resulta que Esta maldita mujer ha preparado el acuerdo de divorcio por adelantado. ¡Seguramente ha estado planeando el divorcio durante mucho tiempo!»
Sin pensárselo dos veces, Ramon firmó el acuerdo antes de que la anciana y Alex pudieron detenerlo.
Esperanza tomó su acuerdo del divorcio, volvió a su habitación para sacar una pequeña maleta y se dirigió directamente a la puerta principal.
Cuando estaba a punto de salir, volvió a mirar a Alex. Aunque estaba decepcionada con este hijo, era su propio niño después de todo, por eso Esperanza decidió darle un recordatorio:
—Alex, no te involucres con tu padre. Este asunto no es tan simple como...
Antes de que ella pudiera terminar su frase, Alex la interrumpió de forma muy brusca:
—No eres digna de ser mi madre. ¡No tengo una madre como tú! Date prisa y vete ya y no vuelvas más. ¡Qué molesto!
Al escuchar las palabras indiferente de su hijo, Esperanza bajó la cabeza decepcionada y se fue sin mirar atrás. Ella había hecho todo lo que debía para recordarles, pero ya que no la escucharon, ella ya no podía hacer nada más al respecto.
Después de que Esperanza se marchó, en la sala reinó silencio sepulcral.
La anciana le dijo a Ramón con expresión ansiosa:
—Hijo, ¿cómo puedes realmente dejarla ir tan fácilmente? Aunque no me gusta, ha estado contigo durante tantos años y ella es la madre de Alex.
—Mamá, no hables más. Si ella quiere irse, que se vaya. No creo que ella, ama de casa que no sabe nada, pueda vivir mejor sin mí. Tal vez la próxima vez que la vea yo, llorará miserablemente rogándome que la deje volver.
Ramon hizo una mueca indiferente sin tomarse el divorcio en serio.
Ahora él esperaba con expectación el aviso del Grupo Santángel para dejarle unirse a la empresa. Pero al pensar en lo que Albina le había dicho por teléfono, miró a su madre con cierto resentimiento en los ojos.
—Mamá, todo es culpa tuya. Si no hubieras ido a la empresa de Umberto a armar escándalo, me habrían ofrecido un puesto de nivel más alto.
La primera reacción de la señora Espina ante la queja de su hijo no fue de enfado, sino de arrepentimiento. Se arrepintió de haber causado molestias a su hijo, por lo que se apresuró a disculparse:
—Lo siento, hijo. Toda la culpa es mía. No seré así en el futuro e iré a disculparme personalmente con Albina...
—Es mejor que no aparezcas delante de ella. Albina parece no tener muy buena impresión de ti.
Ramon había echado la culpa a la anciana para ganar la confianza de Albina, así que le preocupaba que sus mentiras se quedaran expuestas si su madre fuera a buscar a Albina.
La pobre anciana, que no notó la conciencia intranquila de su hijo en absoluto, asintió con la cabeza rápidamente:
—Bueno, bueno, ya veo. Pues no iré a verla.
Ramon se quedó aliviado al ver a su madre aceptar que no iría a buscar a Albina, y empezó a hablar de sus planes para después, imaginando su futuro brillante.
La madre e hijo hablaban con entusiasmo, sin prestar atención a la expresión de Alex, que estaba a un lado.
Alex ya llevaba mucho tiempo sin salir a jugar dinero durante mucho tiempo debido a la mala situación económica de su familia, pero ahora tenían el Grupo Santángel como respaldo, Alex suponía que Albina le ayudaría, no importaba cuánto dinero perdiera él.
Cuanto más pensaba Alex en ello, más contento se ponía y quisiera ir a la mesa de póquer volando ahora mismo para apostar por diversión.
***
Albina se sintió aliviada después de enterarse de que Esperanza había decidido divorciarse de Ramon.
Ella no odiaba a esta tía suya. Desde niña, Albina recordaba que Esperanza había estado siendo una persona casi invisible en la familia Espina, con un perfil muy baja. Ella nunca le había ayudado a sus padres, pero tampoco les había hecho nada mal.
Este le explicó:
—Aquí no es el bar, es el territorio de Agustín.
Albina asintió y siguió detrás de Kevin obedientemente.
Las escenas en el interior eran totalmente diferentes a las que había imaginado Albina. Adentro se veía a todo tipo de personas, desde jugadores vestidos con ropas ordinarias hasta ricos bien vestidos.
El ambiente estaba bastante ruidosa, pero bien ordenado. Incluso si alguien hubiera perdido todo su dinero, a lo sumo lloraría en la mesa de póquer, sin atreverse a armar alboroto.
Albina se dijo a sí misma mentalmente:
«Parece que este Agustín es muy poderoso.»
Albina siguió a Kevin con la cabeza gacha, tratando de mantener un perfil bajo. Después de todo, había mucha gente aquí y ella no quería meterse en ningún problema antes de poder hablar con Agustín.
Pero debido a que había pocas mujeres en el supuesto bar y que Albina era tan hermosa, tan pronto como ella entró, muchos hombres le posaron miradas calientes.
Aunque Albina se sentía incómoda por aquellas miradas, trató de ignorarlas teniendo en cuenta el propósito de su visita.
Cuando llegó a lo más interior del bar, Kevin se detuvo y le dijo a ella:
—Ya estamos, pero tú eres el único que puede entrar. Lo resto depende de ti, ¿eh?
Después, se le acercó y susurró a su oído en voz baja:
—Si la conversación no te va bien, no le provoques y cuéntale tu relación con Umberto. No te hará daño considerando a Umberto.
Al pensar que Albina tenía que entrar a solas para negociar con Agustín, Kevin, quien no había estado nervioso, se puso un poco inquieto y empezó a arrepentirse de haberle presentado a Agustín a ella.
Si le ocurriera algo malo a Albina, ¿cómo él podría explicar todo esto a Umberto y cómo podría enfrentar a Juan, que le había financiado en los estudios?
Al ver que parecía tenso, Albina le dio unas suaves palmaditas en el hombro y le dijo de forma reconfortante:
—Kevin, no te preocupes. Tengo un sentido de la proporción y no me dejaré herida.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega
que pasa con el final de esta novela solo llega hasta 577 ?...