La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 367

Natalia se acercó a Santiago, le acarició el rostro y rio mientras miraba su cara hermosa.

Después de dejar de trabajar en el hospital de Santiago, no se incorporó al hospital que recomendó sino al que colaboraba con él.

Y pronto tuvieron contacto en el trabajo.

En las primeras de reuniones, Natalia no hizo nada a Santiago, fingiendo querer evitar el malentendido, por eso Santiago disipó la sospecha.

Santiago la trataba normalmente hasta que un enfermo lo atacó en el trastorno y Natalia bloqueó el daño por él.

El paciente le dio una cuchillada en la cintura y casi le dañó el brazo, y como consecuencia, ella permaneció en el hospital durante un mes.

Dentro de este mes, Santiago la cuidó personalmente para devolverle el favor.

Su relación se volvió más estrecha por el contacto de estos días y el acercamiento deliberado de Natalia.

Santiago ya no tenía precaución con ella y, debido a que su relación con Ariana no iba bien, se acercó más a ella.

Natalia jugaba el papel de mediadora entre ellos y siempre lo consolaba. Podía sentir que Santiago era más y más suave con ella y por eso se le acercó muchas veces en la reunión de hoy.

Y Santiago no la rechazó.

Natalia sabía que lograría lo que quiera.

Llegaron a la casa de Santiago y lo ayudó a bajar del coche.

Santiago durmió en todo el camino y ya estaba más despierto que antes.

—¿Dónde estamos?

—Estás borracho, así que te he llevado a casa.

Santiago no podía caminar, así que Natalia lo dejó apoyarse contra ella.

Al sentir su temperatura corporal, las mejillas de Natalia se pusaron rojas. Fingió estar cansada y jadeaba suavemente.

Santiago no estaba despierto. Oyó el jadeo de una mujer y sintió que estaba abrazándola. Abrió los ojos y vio su blanco cuello.

Olía a perfume fresco.

Santiago estaba confundido. Llevaba mucho tiempo sin hacer el amor, y después de vivir con Ariana, nunca conectaba con otra mujer.

Apreciaba a Ariana y temía que la asustara. Por eso no hizo el amor con ella.

Con el efecto de alcohol, Santiago abrazó sus hombros y se acercó a su cara.

A Natalia se le aceleró el pulso y comenzó a sudar. Estaba bien arreglada este día y usó un perfume que impulsaba la pasión sexual. Por el alcohol, el perfume sirvió.

Al ver la cara de Santiago acercándose, Natalia se puso nerviosa y levantó la cabeza para recibir un beso.

De repente sonó un gran ruido en el edificio.

Este ruido despertó a Santiago. Vio a Natalia, se asustó y se apresuró a empujarla.

Natalia se cayó y gimió.

Santiago la ignoró y miró hacia su casa, sabía que el balcón daba hacia esta dirección.

Levantó la cabeza y vio la luz de la sala donde había una mujer con pijama.

Estaba lejos y por la débil luz de afuera no podía ver claramente la expresión de Ariana, pero sabía que estaba enfadada. Ella había visto cómo casi se besaban.

Pensando eso, Santiago se inquietó. Sus labios se pusieron pálidos, comenzó a sudar, y se apresuró a correr hacia la casa. Solo quería explicarle a Ariana detalladamente.

Natalia se levantó del suelo y notó que Santiago estaba corriendo hacia el edificio. Dio una mirada hacia el balcón y rio.

No lo siguió y se alejó lentamente.

Eran asuntos suyos y no podía entrometerse, o sino sería reprochada y Santiago la odiaría.

Santiago se detuvo frente a la puerta, apretó el puño y frunció el ceño. No se atrevía a abrirla.

Quería explicarlo, pero no podía.

No podía decir que quería besar a Natalia por el alcohol.

No podía decirlo. Solo era una excusa.

Cuando estaba pensaba eso, Ariana abrió la puerta.

Santiago vio sus ojos sin estar preparardo.

Ella se mostraba indiferente y lo miró como si no lo conociera.

Santiago no se movió.

—¿Viste todo?

Ariana asintió la cabeza sin cambiar su expresión, y al ver la inquietud de Santiago, rio.

—Si la quieres, debiste decírmelo pronto. No tuviste que asustarme al hacer eso.

Sus palabras eran frías y Santiago estaba abrumado. Se adelantó y quería decírselo todo.

Sin embargo, Ariana se retiró y lo miró con precaución.

Santiago se desesperó. Sabía que había hecho algo imperdonable y Ariana no lo perdonaría.

—Lo siento.

Solo podía decir eso. No se explicó. Cometió un gran error.

Ariana giró la cabeza. No quería ver su aspecto desesperado. Respiró profundamente y le dijo:

—Te preguntaré algo y tienes que responderme honestamente.

Santiago levantó la cabeza y la miró.

—¿Te has contactado con Natalia frecuentemente estos días?

Natalia dijo que era asquerosa por mandar un detective para vigilar a Santiago, pero el detective cumplía su tarea seriamente, aunque Ariana no le pidió las fotos.

Estaba ocupada estos días y por el malentendido, no quería prestar mucha atención a Santiago. Además, todavía creía que Santiago no la traicionaría.

Santiago se quedó callado por un rato y asintió con la cabeza.

—Sí. Tuvimos una colaboración en el trabajo y se dañó por mi culpa.

Ariana respiró profundamente y quería llorar. Parpadeó para reprimir las lágrimas y serenar su voz.

—¿La visitas cuando descansas?

Santiago se sintió triste y asintió sin atreverse a mirar su rostro.

Los ojos de Ariana se pusieron rojos por el enfado y su cuerpo tembló.

—¿Natalia también fue a la fiesta? ¿Rechazaste su acercamiento?

Santiago se sorprendió por sus palabras.

—¡¿Sí o no?!

Los labios de Ariana temblaban y miraba a Santiago enojada.

Santiago se sintió avergonzado por su mirada.

—No.

Albina rio. Rio hasta que comenzó a llorar. Secó sus lágrimas y lo miró.

—¿Te enamoraste de ella?

Santiago apretó los labios, vio a Ariana temblar y se cogió los dedos. No tenía el valor de responder.

—No sigamos, estás inestable ahora. Mañana...

—¡Respóndeme! ¡¿Sí o no?! —Ariana insistió con voz ronca.

Santiago no se atrevía a ver sus ojos. Después de unos momentos, lo reconoció.

—Sí. Pero solo un segundo, solo un segundo...

Ariana se hundió al escuchar su respuesta. Se tambaleó y se apoyó contra una columna para no caerse.

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