Después de tranquilizar a Olivia, Albina estaba preparada para cambiarse de ropa, pero Olivia estaba sentada junto a la cama y la estaba mirando fijamente. Eso le hacía muy tímida.
A excepción de Umberto, parecía que nadie más la había visto desnuda. Por lo cual, se puso muy incómoda.
Pero Olivia no lo notó, y seguía viéndola con una mirada llena de cariño.
Albina apretó los dientes.
«Voy a dejar que me mire, voy a pensar que aún soy una niña. No es algo grave que los mayores de la familia vean mi cuerpo.»
Por fin estaba preparada mentalmente, y fingió estar calmada, se cambió de ropa frente a Olivia, y su acto fue extremadamente rápido, casi fue la velocidad más rápida que había tenido en su vida.
Antes, en los desfiles, había visto a los modelos cambiarse de ropa en menos de un minuto para llegar a tiempo. Además fue ropa veraniega, por lo que no demoró mucho.
En el momento en que se puso la ropa en su cuerpo, dio una respiración.
Cuando se volvió la cabeza, sus ojos se encontraron con los brillantes ojos de Olivia, por tal razón, Albina se aturdió por un momento y preguntó:
—¿Pasa algo?
Olivia se dirigió a ella, y dio una vuelta aldededor de ella con una expresión rara en su cara.
—Sabía que eras muy guapa y tenías una figura muy hermosa. Pero no esperaba que fuera tan buena.
Ella se sorprendió. No podía creer lo que había visto hacía un momento.
El rostro de Albina ya era excepcionalmente atractivo, su piel era delicada, y tenía una figura perfecta, con una curva increíble. Incluso a Olivia le parecía muy sexy.
No era de extrañar que su hijo insistiera casarse con ella. Aparte del encanto de su personalidad, se temía que parte de la razón era por su cuerpo.
Después de haber visto tal maravilla en el mundo, ¿quién querría hacer caso a otras chicas?
—Albina, pensaba que yo era bastante guapa cuando era joven, pero no esperé que fueras mucho más linda que yo.
Ahora ella no podía evitar esperar a conocer el futuro hijo de Umberto y ella.
Ellos dos eran muy guapos y los genes de la familia Santángel eran buenos. No conocía a los padres de Albina, pero al verla, los genes de su familia deberían ser buenos también. En conclusión, el bebé que tendrían debería ser muy lindo.
Al pensar en un bebé delicado y lindo, sintió una calidez invadiendo su corazón.
Albina no sabía cómo reaccionar, ya Olivia comenzó a pensar en el futuro. Se avergonzó cuando escuchó los elogios de Olivia, y puso la excusa de que se iría a lavarse.
Después de arreglarse, descubrió que Umberto había vuelto. Los cuatro estaban sentados en el sofá.
Cuando escuchó el sonido de que ella vino, Sergio se puso de pie temblando con un bastón. Los otros tres lo siguieron poniéndose de pie.
Al ver esto, Albina se puso aturdida. Justo cuando se preguntaba qué estaban haciendo, vio que Sergio se inclinó hacia ella y le dio una reverencia.
—Albina, la familia Santángel le debe mucho a ti y a tu padre...
Este acto la asustó, se apresuró a acercarse a él, y lo apoyó. Ella se puso muy nerviosa y ansiosa.
—Abuelo, lo que hiciste es demasiado...
Los padres de Umberto también le dieron una reverencia, junto con Umberto.
Mientras sostenía a Sergio, ella trató de hacer que los tres se pararan, incluso apareció sudor frío en su frente, se puso aún más nerviosa.
—Umberto, ayúdame a levantar a tus padres, por favor. Ellos dos son mayores, ¡cómo puedo hacer que ustedes me den reverencia! Yo...
Al ver que realmente ella estaba nerviosa, los tres decidieron no dificultarle más la vida, y se pararon rectos.
Fue entonces en que pudo respirar aliviada, los miró y dijo con seriedad.
—Abuelo, Señor Daniel, Señora Olivia, sé que para la familia Santángel, mi papá fue un salvador, porque salvó la vida de Umberto. Pero sé claramente que para él, eso era algo que quería hacer, por lo que no tienen que sentirse agobiados.
Su padre era una persona generosa y de buen corazón, y había hecho innumerables cosas buenas que él fuera capaz de hacer. Cuando trataba a ayudar a los demás, nunca había pensado en obtener alguna compensación.
Cuando salvó a Umberto, Juan no pensó que él era el heredero de la familia Santángel y Yolanda era la hija única de la familia Carballal, él sólo siguió su corazón.
Después de ese accidente, sólo trató sus heridas en silencio, sin decir nada ni tomar crédito, por lo que Albina no sabía cómo recibir los agradecimientos de la familia Santángel.
Al escuchar esto, Sergio hizo una pausa por un momento antes de comenzar a hablar con mucha emoción.
—Albina, tu padre es un gran hombre.
Él sabía que Umberto la amaba, por eso cuando decidió casarse con ella, Sergio había mandado a alguien a investigar a la familia Espina, excepto de las informaciones que no podía encontrar, ya sabía un poco sobre la vida de los padres de Albina y cómo eran los dos. También se había enterado de los innumerables buenos actos que Juan había hecho.
Daniel escuchó lo que había dicho Sergio, lo vio con una mirada complicada, y tosió.
—Padre, el otro día Alonso me dijo que has mandado diez cajones de varias cosas a ellos dos, en los cajones hubo preservativos. Con estos, me temo que sería muy difícil que tengan algún hijo.
De inmediato, la esperanza que Sergio tenía se esfumó, y empezó a arrepentirse.
«¡Qué odioso! ¿Por qué les mandé tantos preservativos? Si hubiera mandado menos, ya habrían terminado todos. Si supiera esto, debería haber dicho a Alonso que perforara agujeros en todos los preservativos.»
Cuando Albina terminó de desayunar, salió del comedor, y al ver que los tres estaban deprimidos, se quedó atónita por un momento.
—Abuelo, Señor Daniel y Señora Olivia, ¿pasa algo?
Sergio suspiró y sacudió la cabeza.
—No pasa nada, Albina, ¿estás lista para salir?
Aunque ella no sabía qué querría hacer él, asintió con su cabeza.
—Sí, estoy lista.
Sergio se puso de pie con la ayuda de Daniel y de Olivia, y le dijo con cariño.
—Vamos a visitar a tus padres.
Ella se sorprendió cuando escuchó estas palabras, fue entonces en que se dio cuenta de que cuando vinieron, llevaban muchas ofrendas.
De un instante, surgieron mucha tristeza y muchas emociones en su corazón. Ella vio que los demás la estaban mirando con unas caras amables, y asintió con su cabeza fuertemente.
—De acuerdo.
Después de visitar a los padres de Albina, salieron del cementerio. Cuando Umberto estaba a punto de subirse al auto, recibió una llamada de Rubén.
La voz de Rubén llevaba mucha alegría y emoción.
—Señor Santángel, Saúl se presentó para el nuevo trabajo hoy. Asigné a alguien para vigilarlo, ¡y encontramos sus trucos!
La expresión de Umberto se volvió fría, y sonrió.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de mi mujer ciega
que pasa con el final de esta novela solo llega hasta 577 ?...