La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 41

Yolanda se quedó atónita por un momento, luego frunció el ceño y miró a Albina:

—Albina, no seas terca, mejor admite tu error ahora para no avergonzarte más.

—Sabes, eres realmente chistosa, estás ansiosa por admitir mi culpa antes de saber la verdad.

Albina se rio con los ojos llenos de sarcasmo:

—Quien eres tú para pedirles perdón en mi lugar, no hice nada malo, aun si lo fuera, no es de tu incumbencia a meterte de mis asuntos con tu hipocresía.

—¡Eres toda una malagradecida, Yolanda te está ayudando! Emma la señaló con su dedo.

Albina frunció el ceño, agarró su dedo de repente y la tiró hacia arriba.

Emma gritó al instante:

—Albina, ¿qué haces?

Albina la miró con odio:

—Ya les dije, odio que la gente me señale con su dedo, antes era Yolanda, y ahora tú. Parece que tú y tu amo tienen el mismo vicio, las dos son maleducadas.

Aunque Emma se llevaba muy bien con Yolanda, se molestó mucho que le considerara como una sirviente de ella.

Umberto al ver a Albina embromaban a esas mujeres, se puso una cara de diversión.

Llevaba tres años con ella, y pensaba que había visto todas sus caracteres, pero nunca estaba tan vívida como ahora, incluso cuando atacaba a otras, igual se veía agradable.

Umberto decidió no hacer nada para que Albina resolviera el asunto por sí misma, de lo contrario, ella se molestaría con su intervención, así que era mejor quedarse en silencio para ver el espectáculo.

Después de ver que Emma dejó de hablar, Albina miró a Yolanda con ojos agudos que dieron un asusto a ella.

Yolanda tragó saliva y fingió estar tranquila:

—¡Está bien, demuéstrenos cómo comprobarás que este cuadro es original!

Yolanda estaba segura de que había algo malo con esta pintura. ¿Cómo podría Albina, una pobre bastarda, obtener el cuadro auténtico?

Albina caminó hacia la imagen, señaló el sello de la esquina y dijo:

—Este sello no es el que se usa comúnmente en las pinturas del Sr. Atenas, es su sello privado. Pocas personas lo han visto, por lo que es normal que la mayoría de ustedes no pueden identificarlo.

Luego miró a Raúl:

—¿El sello que vio antes en casa de su amigo no es igual a este cierto?

Raúl lo miró detenidamente y asintió: —Correcto, es diferente, pero la escritura en ambos sellos es la misma.

Albina sonrió:—Así es, porque los dos sellos fueron tallados por él mismo. A continuación, veamos el papel de dibujo, la marca del papel es estrella roja. No es particularmente caro, pero las pinturas baratas que pueden comprar en cualquier parte casi no se usan este tipo de papel. La tinta tiene un ligero color púrpura y también es una tinta muy buena. Incluso si es una falsificación, igual valga mucho.

Mientras hablaba, Raúl asistía con movimientos de cabeza.

Albina continuó:—Ahora veamos caligrafía y pintura de este cuadro, tanto habilidades de pintura, hábitos de pintar como escritura del poema, dígame usted Sr. Águila que le gustan tanto las obras del Sr. Atenas, ¿es este cuadro una imitación o no?

Raúl sonrió:—Yo nunca dije que es una falsificación.

Yolanda se quedó atónita al escuchar las explicaciones de Albina, en especial el Sr. Águila también estuvo de acuerdo con ella:《¿Acaso de verdad es un cuadro genuino, pero cómo es posible?》

—Tal vez, encontraste una persona que es muy hábil para imitar a los cuadros del Sr. Atenas, eso podría explicar todo.

Yolanda entró en pánico y se excusó:—Aunque el Sr. Águila le gusta coleccionar caligrafía y pinturas, de toda manera no es profesional, quizás no podría identificarlo en corto tiempo.

Tan pronto salieron estas palabras, hasta Emma supo que ella dijo algo indebido, quiso tomar su mano para detenerla.

Lo que Yolanda acababa de decir significaría que Raúl no tenía buena vista, no era capaz de distinguir los cuadros.

Pero Yolanda estaba furiosa, no pudo detectar las señales que lanzaba Emma con sus ojos.

Tal como pensaba, Emma miró hacia arriba y vio que el rostro de Raúl estaba pálido.

—Señorita de la Familia Carballal, ¿qué quieres decir con eso? Aunque soy viejo, no soy demasiado inútil para poder distinguir entre los falsificados y los originales.

Había ira en la voz de Raúl y Yolanda se dio cuenta de que cuando estaba apuntando a Albina, también faltó respeto al Sr. Águila sin querer.

Ella se apresuró a explicar:

—No, perdóname, no quise decir con eso...

Albina interrumpió repentinamente sus palabras en este momento con una sonrisa muy bella:

—Señorita Yolanda, de hecho, para probar si esta pintura es genuina o no, conozco un método simple y directo.

Sin saber por qué, Yolanda estaba nerviosa y confundida cuando la vio sonreír y realmente quería rascar su cara.

—¿Qué método? Aunque Raúl sabía que la pintura era genuina, también estaba curioso de ver la forma que quería mostrar Albina

Si fuera él que testimoniara por Albina, probablemente la gente podría decir que él fuera parcial para cuidar la fama de su hijo.

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