La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 53

Los chismes se propagan muy rápidamente.

A la mañana siguiente, la Sra. Santángel se enteró de que Albina había ido a la fiesta de la familia Águila y que su hijo había confesado su matrimonio con ella en la fiesta. Ella estaba tan furiosa que Rubén no pudo detenerla cuando se lanzó al despacho.

—Mamá, ¿por qué estás tan enfadada? —Umberto estaba leyendo un documento y cuando la vio entrar, puso cara de indiferencia.

—¿No sabes por qué estoy tan enfadado? —la Sra. Santángel le regañó— ¿La ciega ha vuelto? No puedo creer que no esté muerta.

—Sus ojos se han curado y no quiero oír la palabra «ciega» en el futuro.

La Sra. Santángel vio cómo defendía a Albina y estaba claro que lo que había pasado en la fiesta no era un rumor.

—¿Realmente admitiste en público que estuviste casado con ella? —La Sra. Santángel parecía ansiosa, durante tres años no había dejado escapar ninguna información sobre Albina, pero todo había salido a la luz en la fiesta.

—Sí, además la abracé en público y la mandé a casa, y todos los presentes lo vieron —Umberto hojeó una página de papeles.

—Qué loco, ahora estás comprometido con Yolanda, ¿qué le vas a hacer pensar?

—Ya he dicho antes que no me gusta Yolanda, me estás presionando una y otra vez. Soy tu propio hijo, ¿por qué tienes que obligarme a casarme con una mujer que no me gusta? —respondió de manera indiferente.

—Después de todo, Yolanda es inteligente y bonita y tiene una buena familia. Lo hizo todo para ti.

—¿Todo para mí? ¿De qué sirve si es bonita, inteligente y tiene una buena familia si no me gusta? Dices que es por mi bien, pero en realidad sólo miras la fortuna de la familia Carballal, ¿no? Si Yolanda no hubiera nacido en la familia, ¿me habrías dejado casarme con ella?

Claro que no, si Yolanda no fuera del Grupo Carballal, ella no habría dejado que su hijo se casara con ella.

—¿Pero qué tiene Albina? No puede ofrecerte ninguna ayuda, con un año fuera, se presentó en la fiesta, intenta ponerse en contacto contigo, expone tu anterior matrimonio delante de toda la gente. Si me preguntas, esa mujer sólo viene por la codicia de la riqueza.

—De verdad, temo que ella no quería nada, entonces no quedaría nada en mí para atraerla, y ya que ella quiere mi dinero, tengo que dirigir el Grupo Santángel adecuadamente, tengo que seguir siendo rico —Umberto se rio.

—Mamá, vete y déjame solo en el trabajo, por si influyes en que tome alguna mala decisión y la empresa quiebre, Albina me dejará —miró a su madre fríamente.

—Estás realmente hechizado, fascinado por esa perra —la Sra. Santángel le señaló con una mano temblorosa.

—Rubén, acompaña a la señora a la salida.

Umberto ordenó con indiferencia, y Rubén entró inmediatamente por la puerta y le hizo un gesto a la Sra. Santángel.

—Soy tu madre, ¿y me estás echando? —la cara de la Sra. Santángel se torció de ira.

—Si no fueras mi madre, no te dejaría salir de una forma tan suave —Umberto levantó la cabeza.

—¡Cabrón! Te digo que si te atreves a volver a casarte con Albina, crees que me ahorcaré delante de tu compañía.

Era lo mismo que lo de Yolanda, el mismo viejo truco una y otra vez. La vida era suya, ni siquiera la apreciaban, y querían que otros la apreciaran por ellos.

—Usa esto, es más rápido —Umberto abrió un cajón enseguida y sacó una daga y la arrojó sobre la mesa— Pero mamá, si te suicidas, le buscaré a mi padre una esposa más joven y más bonita, sentada en el lugar de tu Sra. Santángel, con tu ropa de alta costura y tus joyas de edición de coleccionista, y sin interferir en mis asuntos personales. ¿No es lo mejor de ambos mundos que yo me case con Albina y tú no lo vea?

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