La Verdadera Novia del CEO romance Capítulo 4

Si de alguna manera podía decir que estaba totalmente en contra de casarse con aquel hombre que no conocía ahora, era revelándose el día de su boda al no dejarse peinar ni maquillar por las personas que él mismo había enviado.

Si Daryl pensaba que ella se deslumbraría por esas atenciones, solo para luego hacerle la vida imposible, tal como la había amenazado, estaba muy equivocado. Ella no era una chica fácil de intimidar ni deslumbrar como otras mujeres.

«—Pero, necesitas ayuda, hija… es el día de tu boda —le había dicho su abuelo.»

Pero ella no quería verse bonita ni como una princesa. Quería demostrar que no necesitaba un séquito detrás de ella para lucir bien… y también quería sacar de sus casillas al novio.

El vestido era divino solo porque su abuelo lo había elegido su abuelo para ella, de delicado encaje, por completo blanco inmaculado, pero en lo más profundo ella no lo quería. Probablemente ese era el vestido de novia que soñó para contraer nupcias, pero nunca imaginó que ahora sería el atuendo para ir a su infierno.

En una semana se habían encargado de enviar las invitaciones a quinientas personas, todas confirmadas. Tendría quinientos testigos de cómo se casaba con un hombre que no era el que ella amaba y ninguno iba a mover un dedo para sacarla de la iglesia.

Aquel hombre podía tener el mismo nombre, el mismo cuerpo hecho mayor… pero definitivamente no era él.

Carlo, su primo, se había ofrecido para entregarla, porque el abuelo no estaba para esos trotes y porque Zoe se negó rotundamente a que fuera Francesco quién lo hiciera.

«—¡Prefiero tirarme del balcón a dejar que él me entregue!».

Zoe estaba molesta con su tío, porque no la había salvado de aquel matrimonio, sin embargo, sabía que el hombre muy poco podía hacer.

Y como su abuelo sabía que ella no amenazaba en vano, había permitido que su nieto fuera el representante de los hombres de la familia.

—Estás bella —le dice Carlo y ella cierra los ojos, respira profundo y se aguanta las ganas de llorar—. Sabes que, aunque te cases con ese, yo estaré para ti en todo momento, no dejarás de ser mi hermana favorita.

—No me digas esas cosas, que voy a terminar llorando y lo poco que pude hacer con el maquillaje quedará arruinado.

—Estás hermosa, no te preocupes… se espera que la novia derrame algunas lágrimas en su día.

—Pero de alegría… no porque matar sea ilegal.

Carlo se ríe y con eso consigue hacerla reír a ella también. Los dos están esperando a que todos lleguen a la iglesia en una de las oficinas que tiene la misma, aunque también es una buena manera de esconderse de todo aquel bullicio.

Zoe se mira al espejo recordando la manera en que tuvo que salir de la casa de su tío hace una semana, lugar donde vivía luego de que sus padres murieran, y refugiarse en la mansión de su abuelo, porque Anabet no dejaba de lanzársele encima por haberle quitado al novio.

Sabía que su pima tenía novio, pero nunca supo que era Daryl. Ella nunca se enteró de que había regresado a la ciudad y darse cuenta de que no solo la había olvidado, sino que la había cambiado por la furcia de su prima, era aún más doloroso.

Dan unos toques a la puerta y Carlo frunce el ceño, abre a penas un poco para ver quién es, encontrándose con su padre.

—¡Ya es hora, sobrina! —le oyen decir a Francesco con suavidad del otro lado .

—Entendido —le responde Carlo, cierra la puerta, mira a su prima y le dice con resignación —. Vamos, primita, es hora.

—No me sueltes, Carlo —le dice caminando con dificultad—, tengo miedo.

—Camina digna, no importa lo que la gente diga, lo que mi hermana pueda hacer, tú y yo sabemos que todo esto no es tu culpa.

—Y Dios, Carlo, porque él es mi testigo y hoy será mi aliado —toma el ramo y mira el bello crucifijo de oro y madera que está en el escritorio—, por cada cosa que los Marchetti y los Amato me hagan, rogaré a Dios que se los devuelva por dos.

—Así será, prima, porque si es necesario que yo sea la ira de Dios para buscar justicia… no me detendré aunque sean mi propia sangre, nadie te hará daño.

Los dos besan sus dedos y levantan la mano frente a aquella imagen, dejando el juramento de que en esta vida pagarán cualquier pecado que cometan en contra de la muchacha.

Salen de allí y comienzan el recorrido por aquel pasillo. Todas la miradas están en la novia, mientras que la melodía de la marcha nupcial tradicional envuelve el lugar.

Pero a Daryl no le gusta, no es lo que pidió, mira al padre y le dice con la voz fría.

—O manda a cambiar esa música por la que pedí o se queda sin donativo.

En menos de un segundo el mismo cura va a pedirle a la organista que cambie la melodía de entrada, que ahora parece más la de un cortejo fúnebre que de una boda y todo se vuelve un poco mejor.

Muchísimo mejor.

Ver entrar a Zoe con ese vestido digno de la realeza, con aquel maquillaje y peinados sencillos, pero con esa melodía de fondo, volvía la imagen angelical de la chica en lo que él veía en ella, una mujer siniestra capaz de todo. Pero, a pesar de todo lo que la odia, Daryl siente una alegría extraña en su pecho al verla, probablemente porque está a punto de hacerla pagar por aquel desastre que provocó.

Y para Zoe era por completo increíble que fuera tan tonto, seguramente Anabet lo habría perdonado, pero él estaba allí casándose con ella solo para vengarse.

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