Tengo guardaespaldas nuevo. Ian me lleva al trabajo y me recoge y aunque en el fondo me molesta, porque el único motivo por el que lo hace es porque desconfía, hago como si no me importara. Si él necesita algo de seguridad, yo puedo dársela de este modo.
En la entrada se baja del coche y como si se tratara de una película romántica me deja un tierno beso como despedida. Cuando doy un paso para entrar por la puerta sujeta mi mano, lo miro sin comprender.
-¿Qué pa....
Me callo al ver su rostro. Totalmente enfurecido y fuera de sí, tiene las cejas arrugadas y la mandíbula apretada. Sigo la trayectoria de su mirada para descubrir que es lo que ha provocado ese ataque de ira. Willian.
Nos observa para al momento apartar la mirada, agachar la cabeza y entrar al descomunal edificio. Entiendo que evite tener contacto con Ian y se que lo que hizo fue horrible, pero son hermanos, por dios, alguna vez tendrán que arreglarlo.
Ian suelta mi mano, avanza un paso con los puños apretados y al instante adivino su intención.
-Por favor - tiro de él hacia mi.
-Déjame, Emma - gruñe.
Me coloco delante para frenarlo, coloco las manos sobre su pecho e intento empujarlo hacia atrás.
-Vete a casa - ordeno intentando parecer más valiente de lo que me siento.
Respira profundo un par de veces y cierra los ojos. Sin duda intentando calmarse. Me mira de una manera extraña que no comprendo, quizás pena, puede que impotencia. Da media vuelta y se monta en el coche.
Cuando lo veo alejarse respiro aliviada. Camino hasta el edificio y al traspasar la puerta el mismísimo Willian Garret está ahí, mirándome.
-Quiero hablar contigo. Sígueme.
Esto es peor de lo que pensaba. ¿Qué culpa tengo yo de que ellos estén peleados? ¿Qué culpa tengo de que Willian fuera incapaz de mantener la bragueta subida y respetara a la mujer de su hermano?
Lo sigo hasta el ascensor en un incómodo silencio hasta que llegamos a su despacho. Se sienta en su caro sillón de alto ejecutivo y entrelaza los dedos.
-¿Eres la mujer de mi hermano Ian?
-Soy su novia - aclaro. Aunque un extraño escalofrío me ha recorrido al escuchar su mujer - siento mucho lo que ha ocurrido.
-No te disculpes, esta situación es por mi culpa ¿Cómo está él?
-Bien, por momentos.
¿Cuánto tiempo llevarán sin hablarse? Willian es el hermano mayor, el que debería haber cuidado de Ian y no destrozarle la vida como lo hizo. Puede que se arrepienta de todo y esté preocupado o que no sepa como solucionar las cosas.
-Me gustaría hablar con él ¿Sabes si... tal vez...
-No creo que sea buena idea.
- Lo entiendo - dice bajando la mirada - tengo cosas que hacer.
Lo miro mientras se levanta y sale del despacho. Unos pocos segundos después lo sigo para irme a trabajar yo también.
Un nuevo montón de papeles me saludan desde la mesa. La economía de esta empresa es un desastre y un descontrol. Cada uno hace lo que quiere y después lo incluye en los gastos de empresa. Me pregunto si Willian sabe que está pagando los lujos y las extravagancias de sus empleados.
Peter no aparece. Ayer no me dijo que fuera a faltar hoy, pero lo agradezco enormemente. Tener toda la mañana su desagradable voz taladrándome los oídos me pone nerviosa. Hoy puedo trabajar a mi ritmo sin que me hablen de quien ganó ayer en golf o quien metió un súper triple. El deporte me interesa poco por no decir nada.
No me quito a Ian de la cabeza durante toda la mañana. ¿Estará bien? Espero que no haya hecho ninguna tontería. Cada rato saco el teléfono del bolso decidida a llamarlo, pero después me arrepiento, no solemos llamarnos como si fuéramos una pareja que no aguanta unas horas sin saber del otro.
-¿Qué quieres decir?
-Tienes que elegir. Tu trabajo o yo. Tengo que salir por negocios pero mañana estaré de vuelta - explica volviendo a ser el frío hombre de hielo.
-Se razonable ¿Cómo puedes ponerme entre la espada y la pared de esta forma?
Me acerco a él para intentar hacerle entrar en razón. No puede terminar con lo que tenemos solo porque sea inseguro. No puede decirme que elija y hacerme a mi la responsable de esa decisión.
-Mi intención no es esa. Lo he meditado mucho y no puedo estar cerca de Willian...no quiero que lo estés tu.
- ¡Vaya que me acueste con él! ¿Verdad?
-Tengo que irme - me aparta a un lado para recoger una pequeña maleta que no había visto.
Y sin mirar atrás sale por la puerta.
Un torbellino de emociones me recorren por completo. Estoy muy enfadada porque Ian sea incapaz de confiar en mi, y al mismo tiempo, triste.
Tengo un día para decidir si prefiero estar con Ian, el hombre en el que pienso desde que chocamos en la calle o mi trabajo, el trabajo de mis sueños.
Todo esto no es justo. Jamás le engañaría. Tengo que intentar que entre en razón y no me obligue a elegir, pero se ha comportado como un cobarde. Suelta la bomba y corre a esconderse detrás de la excusa de los negocios.
Corro hasta el bolso en busca del móvil. Marco su número para pedirle que vuelva y lo hablemos todo tranquilamente, pero lo tiene apagado.
Voy a la habitación y abro el armario. Veo toda mi ropa que cuelga en las perchas y mi maleta en una esquina ¿Qué hago?
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