LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 34

El día de hoy amaneció un poco nublado, pero eso no impedirá que mi ánimo este de lo mejor. Mis planes para el día de hoy son muy importantes si quiero que esta noche salga tal y como lo planeé.

Mi itinerario para este día especial es:

1. Mandarle un mensaje al amo citándolo en el lugar acordado.

2. Terminar mis deberes lo más rápido posible para salir temprano del trabajo.

3. Salir a comprar los adornos y los ingredientes que necesitaré para la cena.

4. Darles salida a las empleadas para tener el Pent-house solo.

5. Decorar la habitación.

6. Bañarme y arreglarme con la nueva ropa interior que compre.

7. Y, por último, esperar la llegada del amo.

Quiero hacer algo espectacular, sé que Jaxon de es gustos costosos, así que, me esforzaré para complacerlo. Escribo el mensaje para enviárselo a Clark citándolo en su casa después de su jornada de trabajo. Mi mente busca las palabras adecuadas para incitarlo a no llegar tarde.

Para: Clark J

Buen día, cariño.

Esta noche tengo algo increíble que darte, prepararé una cena especial solo para los dos. Te espero a las ocho en punto en tu casa, no quiero que llegues tarde… Te estaré esperando con un traje muy sexy de encaje que seguro te encantará.

Mensaje terminado y en seguida lo envió. Contenta, espero su confirmación, solo pasan unos minutos y recibo su respuesta.

Mensaje de Clark J.

Nena, me sorprendes con esta actitud, ten en cuenta que asistiré, tenlo por seguro. Espero que ese traje se te vea demasiado sexy. Estoy pensando que tipo de traje usarás… Muero por rompértelo y follarte duro.

Sonrío ante su respuesta, «meta lograda.»

Primera parte de la lista hecha, ahora debo apurarme a mi trabajo. De inmediato continuo con mis deberes. En mi jornada de trabajo no tomé en cuenta mi hora de comida para terminar lo más rápido posible, solo le pedí a Zeth un sándwich.

El sol desaparece del cielo y se muestra el atardecer, mis horas de trabajo terminaron. Verifico que el informe este bien hecho y al confirmarlo se lo entrego a Jaime. Terminé mi jornada una hora antes; con prisa agarro mis cosas y salgo de prisa, pido un taxi y me lleva al centro comercial.

En una hora y media termino de hacer las compras, rápidamente detengo otro taxi y le pido que me lleve al pent-house. Al llegar, las jóvenes empleadas me ayudan a bajar las cosas mientras le pago al amable taxista. De inmediato les pido que se retiren temprano por órdenes de su jefe, ellas dudosas aceptan, se cambian y se marchan.

Sola en casa cambio mi ropa de trabajo por unos shorts y una camisa holgada, amarro mi cabello en un moño y me pongo a preparar la cena. Me esmero en seguir cada paso de la receta y por mi gran esfuerzo la cena sabe increíble y se ve apetitosa. De inmediato subo a la habitación de Clark y comienzo a adornarla con las cosas que compré. La cama queda rodeada de tul transparente color rojo, también puse unos tazones con chocolate derretido y fresas a un lado de la cama, además, escondí unas esposas debajo de las almohadas junto con una venda; el suelo está repleto de tallos de rosas rojas, además, encendí unas varitas de incienso para darle un rico aroma al lugar.

Bajo a la cocina por la cena, subo de nuevo y la pongo en la mesa de cristal que está enfrente de la pantalla, también pongo una botella de vino que me costó mucho por los gustos especiales de Clark.

Complacida por los resultados, rápidamente me meto a bañar, lo hago delicadamente y por último me pongo fragancia de rosas en el cuerpo. Me envuelvo en una toalla y se siento enfrente de tocador a secar mi cabello, después lo alació, me maquillo y pinto mis labios con el labial más rojo que tengo, sé que le fascinará.

Al final me levanto y busco el traje que compré en la sex-shop. Es de color rojo, la braga me cubre media nalga, el corsé llega a la mitad de mi abdomen dejando mi obligo al descubierto, también lleva una cinta del mismo color que el traje que va alrededor de mi pierna.

Termino de ponerme las zapatillas negras, de inmediato escucho el sonido de las pisadas en el pasillo, escucho su voz mencionar mi nombre, no contesto. El sonido de sus pisadas cada vez es más cerca, de inmediato me escondo aun lado de la puerta, se abre y escucho como sonríe al ver el gran escenario que cree.

—Nena, ¿dónde estás?

Antes de que pregunte otra vez, me acerco a él y lo abrazo por la espalda enrollando mis brazos en su torso.

—Aquí estoy —digo con voz melosa.

Lo escucho sonreír y coloca sus manos sobre las mías.

—Quiero verte, quiero ver qué tal se te ve... Desde que me enviaste el mensaje no dejo de pensar en ese par de prendas.

Dejo de abrazarlo, entrelaza su mano con la mía y me pongo frente de él soltando su mano para que me vea completamente.

Hace unos meses mi yo anterior diría que esta no soy yo, mi timidez no me permitiría hacer tal cosa y menos posar provocativamente frente a un hombre con ropa interior; pero mi yo de ahora se convirtió en algo que nunca creí hacer. Ahora me doy cuenta que Jaxon influyo en mi cambio, en mi forma de pensar, me ayudó a conocerme realmente y no me avergüenza lo que soy.

Dejo de pensar cuando Jaxon me pega a su fornido cuerpo, su mano agarra mi cabello y jala mi cabeza para pegar nuestros labios, me besa con salvajismo. Su lengua invade mi cavidad bucal, sus traviesas manos bajan a mis glúteos y los acaricia con suavidad, sujeta mi cintura y me empuja lentamente hacia la cama. A pasos lentos caminamos hasta que mis piernas tocan la tela de la cama, de un solo tirón abre la cortina y me avienta a la cama; sin perder tiempo se desabrocha el lujoso saco de piedras incrustadas en los bordes. Antes de que lo haga por completo lo detengo.

—La ropa yo te la quito.

Sonríe con complicidad, no se niega; quita las manos y deja que ponga las mías en los botones. Comienzo por quitarle el saco, después sigo por el pañuelo en su cuello. El me observa como quito cada prenda, su mirada me dice que esta fascinado por lo que ve, sus ojos tienen un brillo diferente.

Juguetón, su mano impacta en mi glúteo haciendo un estruendo en la habitación y grito por el ardor en mi piel.

— ¡Oye! —protesto.

—No pude resistirme —sonríe mostrándome esa dentadura perfecta.

Voy por su camisa, al desabrochar un botón deposito un beso en su pecho sintiendo su caliente y fina piel. Así continúo bajando hasta llegar al botón de su pantalón; sin dudarlo lo desabrocho y bajo el cierre, con malicia bajo sus pantalones junto a su bóxer. Ante mis ojos su miembro rebota en el aire, me causa risa ver lo rojizo que está, se ve tan apetecible.

— ¿Tan rápido? —sonrió ante tu erección.

—Cómo quieres que me controle si ese traje te hacer ver preciosa y excitante; como una diosa.

Mientras él se despoja por completo de sus prendas me levanto y voy al tocador por las fresas y el chocolate; tomo los recipientes y me acerco, de inmediato mis ojos ven su esplendoroso cuerpo que de inmediato me hace fantasear.

Su piel bronceada me encanta, cada musculo de su cuerpo sobresale la dureza por el ejercicio, es un hombre atlético; simplemente me encanta, me fascina y me hace delirar.

Dejo de admirar su cuerpo, agarro una fresa y la pongo en su boca.

—Aún no la comas —ordeno.

Me hinco sobre la alfombra hasta quedar enfrente de su miembro y dejo el tazón de fresas en el suelo. Dos de mis dedos los paso por el chocolate hasta agarrar una gran cantidad; al sacar los dedos el chocolate escurre formando una línea, sin dudarlo abro la boca y con la lengua saboreo la línea de chocolate, Jaxon reí ante mi sensualidad.

Regreso a la cama y su cuerpo brinca al sentir mi mano agarrar su miembro; abro el frasco y pongo un poco de lubricante en el miembro, reacciona quejándose.

—Nena, eso arde —aun así, no se mueve.

— ¿Te arde mucho? —me preocupo.

—Poco, es soportable.

Es menta, es lógico que arda. «Bueno, no todo no sale bien como un lo espera.»

Espero hasta que se le quite el ardor por la menta. En segundos se le pasa y pongo el anillo en su miembro hasta llegar que pegue con sus testículos. Me subo sobre su abdomen, tomo en control de anillo y lo enciendo, Jaxon se agita ante la vibración y comienza a gruñir con la boca cerrada.

—No puedes tocarme hasta que yo te diga, ni te muevas —ordeno.

Sus manos tratan de tocarme conforme voy aumentado el nivel de la vibración, pero cada vez que lo intenta le doy un manotazo. En esta posición quedo complacida por la vista de sus gestos.

No se queja por no dejarlo tocarme porque el anillo lo está torturando. Sus manos se aferran a las sábanas conteniéndose en no correrse tan rápidamente. Me levanto de su abdomen, bajo a su parte intima, agarro su miembro y lo coloco en mi coño; con lentitud bajo las caderas sintiendo la vibración en mi interior, gimo al sentirlo por completo.

—Mierda, nena ~ —gime.

Apoyo los pies en la cama y comienzo a subir y a bajar con lentitud. Los gemidos de ambos se mezclan en la habitación, no me importa que me escuchen gemir como gata, lo que importa es que lo disfruto al igual que él, además, no hay nadie que me pueda escuchar solo Jaxon.

—Más rápido nena~ Así~ —gime con desespero.

Brinco más rápido como él me lo pide. «¡Mierda esto me encanta!»

—Ah~ —no puedo dejar de gemir al sentir la profundidad y vibración juntas.

Como una loca extasiada por el placer, con la mano temblorosa agarro el control y subo un nivel más al vibrador. La vibración y la penetración me hacen cerrar los ojos, no soporto este exquisito placer.

— ¡Me vale mierda tus restricciones!

No me deja terminar, se quita la venda, me toma de las caderas y me avienta a la cama poniéndome de lado, él se hinca, dobla mi pierna y la pega a mi pecho y abdomen; ahí cuando me embiste como una fiera en celo.

Mi cuerpo suda y me cuesta controlar la respiración. Jaxon saco su miembro, con fuerza me voltea y me pone en cuatro, de nuevo me penetra y embestiste con fuerza y profundidad. Golpea el trasero con salvajismo dejando irritada esa zona. Con la mano temblorosa subo el nivel de la vibración y ambos gemimos más.

—Rico~ —me quejo.

Sus testículos golpean en mi coño haciendo sonidos obscenos por las embestidas. Apuesto que tendré el trasero y mis chamorros rojos e irritado por las embestidas duras y constantes.

Pierdo el razonamiento, llego a mi orgasmo y después lo hace él. La cama terminó hecha un desastre con nuestros orgasmos y el chocolate, al igual que nuestros cuerpos. Al terminar caímos rendidos de cansancio, decidimos bañarnos antes de dormir y nos acostamos en la alfombra porque la cama está arruinada y embarrada de dulce y flujos orgásmicos; realmente está hecha un desastre.

Jaxon saco una sábana limpia de su armario y nos acostamos en la alfombra. Me acuesto en su pecho y me abraza, con un control enciende la chimenea y de inmediato el calor me relaja. Rendidos por el cansancio nos quedamos dormidos.

Que gran noche, salió tal y como lo tenía planeado.

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