Despierto por la incomodidad de la posición en la que me encuentro, este hombre duerme tan mal. Me zafo de su cuerpo, me levanto para ir al baño, me lavo los dientes y la cara, acomodo mí desarreglado cabello, salgo y me encuentro con el cuerpo semidesnudo de Jaxon descobijado, me acerco y lo acobijo con las calientes sabanas.
Salgo de la habitación y voy hacia la cocina, preparo un poco de pasta con carne y para Alexandre le hago una sopa para la resaca. Termino de colocar la loza en la mesa y voy a despertar a Jaxon. Al verlo aún dormido me siento del otro lado de la cama y con una ingeniosa idea para despertarlo comienzo a besarlo con pequeños toques. No logro despertarlo, se resiste, no me doy por vencida. Beso su cuello que es su parte delicada, se encoje al sentir mis labios en esa zona sensible y comienza a reírse.
—Despierta o te hago más cosquillas. Ven, vamos a desayunar —le digo.
Le doy un último beso, me retiro de la cama para seguir mi camino a la cocina, antes de salir de la habitación siento como Jaxon me detiene rodeándome con sus brazos por la espalda.
— ¿A dónde vas preciosa? —su voz seductora y mañanera la escucho pegada a mi oído.
—Ya está el desayuno, ve a lavarte. Te espero afuera.
—Te quiero tanto, nena.
Me giro y veo su adormilado rostro. Enamorada, enrollo mis brazos en su cuello y lo beso dos veces y luego me separo.
—Y yo a ti... Apúrate, tengo hambre.
Me giro y recibo una nalgada que hace que la piel me tiemble en esa zona.
—En seguida voy, no tardo —dice coqueto.
—Date prisa, mientras despierto a Alexandre.
—Sin besos —refunfuñe.
—Obvio que sin besos... Corre ve a lavarte la cara.
Vuelvo a besar sus labios y salgo de la habitación. Llego a la sala encontrándome con Alexandre sentado en el sillón donde durmió, está tocándose la cabeza por la resaca.
—Dolor de cabeza —digo para que note mi presencia.
El apuesto moreno de ojos azules se percata de mi y voltea a verme.
— ¿Estás bien? —pregunto al notar el rostro en su cara.
No responde, solo se queja por el dolor de cabeza y cierra los ojos por la luz que entra por las ventanas, el sol está muy brillante y las cortinas amortiguan la entrada de los rayos, aun así, se queja por la luz.
—Ven, debes de comer algo para después tomarte la pastilla para el dolor de cabeza.
— ¿Por qué estoy aquí? —al fin habla.
—Eso mismo quiero saber.
La presencia de Jaxon se coloca aún lado de mí y con amabilidad saluda a su amigo.
— ¿Estás bien? —le pregunta.
— ¿Cómo llegue?
Le cuesta hablar por el dolor.
—No sabemos. Más bien, ¿En dónde estabas?
—El rey le hizo algo a Laurens —dice con nostalgia.
—Lo sé.
El ambiente se pone tenso por el mal momento que está pasando Alexandre, aun así, se queja dejando de lado el doloroso momento.
—No soporto la cabeza. No vuelvo a beber como loco —se queja.
—Ven come algo, te prepare sopa —digo.
—Gracias, Mallory.
Jaxon ayuda al moreno a ir la cocina, los dos hombres se sientan mientras yo sirvo el desayuno. Los tres empezamos a comer, Alexandre no dice nada, come con lentitud, está pensando mucho. Puedo entender lo mal que está por la pérdida de su compañera, aunque no tenían algo serio eso que hacían los une de alguna manera. Terminando de comer Alex toma una pastilla para el dolor de cabeza.
—Mallory, ¿Puedo pedirte un favor? —sus ojos azules se posan en mí.
—Por supuesto.
—Necesito darme una ducha, ¿Puedo hacerlo aquí?, no soporto la suciedad en mi cuerpo —mi vista la reparo en su mal y desalineado aspecto, así que asiento sin ningún problema.
—Puedes hacerlo, adelante.
—Jaxon, ¿me prestas ropa?, te compraré un traje nuevo después.
—Claro que te presto.
Jaxon le enseña el camino y lo deja en mi habitación, ahí es donde está el baño, después Jaxon regresa a mi lado, ambos limpiamos la cocina y lavamos los trastos sucios. Después de terminar nos sentamos en el sofá y acomodo las cobijas que le preste a Alex.
— ¿Qué vamos hacer hoy? —le pregunto.
— ¿Tienes algo en mente?
—No, la verdad ni siquiera me dan ganas de salir.
Encendemos el televisor, Jaxon opta por poner una película. En media película sale Alexandre cambiado por las ropas limpias de Clark. Debo decir que la ropa de Jaxon le queda un poco apretada porque Alex tiene más masa muscular que Clark.
—Gracias por su ayuda; en especial a ti Mallory, por brindarme tu casa y por aceptarme en condiciones bajo el alcohol —agradece.
—No te preocupes, eres amigo de Jaxon y por lo tanto tienes mi apoyo.
Cierro los ojos y dejo que mi imaginación fluya mientras las palabras salen de mi boca con fluidez.
Clark me sigue embistiéndome con rudeza, gracias a su lubricación y la mía, su miembro sale y entraba con mayor rapidez, mis oídos se graban el erótico ruido de sus sacos golpear en mis muslos. El hombre que no tiene rostro se dedica a morderme los pezones mientras su mano me sujeta de las muñecas para no zafarme y con su otra mano dos de sus dedos me aprietan mi clítoris moviéndolo en círculos. En toda la habitación mis gemidos se escuchan, son tan audibles que ambos chicos se unen a los míos.
De imaginar la mano del chico jugando con mi clítoris, llevo mi mano a esa zona para tocarme por encima de la ropa. Sin timidez, abro las piernas y antes de tocarme una mano me detiene, la quita del camino para poner la suya y frotar sus dedos de arriba y abajo en esa zona intima. Al instante mi cuerpo recibe una corriente excitante que los bellos se me erizan.
Abro mis ojos y me enfoco en su mirada, en esos ojos llenos de lujuria, esas pupilas grisáceas tornándose a un color más oscuro y esa maléfica sonrisa se dibuja en sus finos labios. No resisto ante sus labios, sin más, me lanzo a besarlo y al instante le doy paso a su lengua.
Clark no se queda atrás, mete su mano por debajo de mi short y bragas para masturbarme, al igual, llevo mi mano derecha a su miembro para acariciarlo por encima de su pantalón de algodón. Al sentir mi tacto en su miembro gime sobre mis labios. Siento como se empieza a poner duro y aquel bulto se empieza a sobre salirse.
—Nena~ —gime.
Con solo escuchar su rasposa voz, sé inmediatamente que le duele, debe de ser tratado. Me doy cuenta que Clark se excita rápidamente con un rose, no sé si es muy sensible en esa parte, si todos los hombres son así o de plano soy buena haciendo esto.
Saca su mano de mi short; con las pocas fuerzas en mis piernas me levanto del sillón y me hinco entre sus piernas mostrando lo sumisa que soy.
—Te ayudaré con tu erección —le hablo con picardía.
Jaxon eleva un poco sus caderas para librarlo de su pantalón y bóxer, al bajar dichas prendas su erección rebota en el aire por ser liberado de la ropa. Con la palma de mano lo acaricio sintiendo lo caliente y rígido que está, Clark se deja caer en el respaldo del sillón para relajarse y disfrutar de mis habilidades.
—Nena~
—Dime.
Con la voz más seductora que tengo, le hablo mostrándome sumisa ante él.
—Mételo a tu boca... Es una orden.
—Como mi amo ordene.
Tal como él lo pidió, lo meto a mi boca. Suelta un suspiro y lo sigue haciendo por el increíble oral que le estoy haciendo. Antes de dejarlo que se corra en mi boca lo saco y con mi mano termino que se libere; de inmediato su esencia blanquecina ensucia mis manos y mi blusa de pijama.
Me levanto del suelo y me siento sobre sus piernas; no lo dejo recuperarse de su reciente y comienzo a frotarme sobre su sensible miembro. Me llama la atención la piel canela en su cuello, excitada, pego mis labios en su piel y lo muerdo con sensualidad. Me agarra de las caderas, se levanta del sofá y me lleva hasta la habitación.
Al entrar, cierra la puerta de una patada y me deja en la cama, se dirige a mi tocador que tiene una silla y la ubica a un lado de la cama, luego camina a su maleta y saco una pequeña bolsa.
— ¿Qué hay en esa bolsa?
—Otro de mis regalos.
De la bolsa saca una joya anal junto con un lubricante.
—Lo acabo de comprar, espero que te guste, lo escogí de tu color favorito —sonríe ante la morbosa idea —Quiero follarte con esta joyita puesta en tu culo, nena.
Excitada, asiento. Realmente estoy deseando sentir esa nueva experiencia.
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