El fin de semana fue unos de los mejores días que he pasado con él. La sesión de fotos salió bien, incluso nos dio un par de horas más en el lugar turístico para disfrutar, esas horas las pasé con él recorriendo el lugar, tomados de la mano como una pareja.
En la noche regresamos a Hessen, llegamos en la madrugada. Jaxon decidió quedarse en mi casa, pero tiene que ir a su casa para traer ropa y quedarse conmigo toda la semana. Acepte la idea, después de dejarme en casa se fue. Mientras espero a Jaxon me doy una ducha y me visto con el pijama, voy a la sala a esperarlo; enciendo el televisor y le dejo en una película de ficción, cansada por el viaje me quedo dormida en el sofá.
Despierto por el sonido del timbre de la casa, alguien llama a la puerta, por un momento pensé que sería una alucinación mía, pero de nuevo suena el timbre. Con pocos ánimos agarro mi celular y veo la hora, han pasado tres horas y Jaxon no llega. Recuerdo que el timbre suena y me levanto rápidamente para abrirle la puerta.
Repentinamente un cuerpo masculino cae sobre mí, logro controlar el peso de los dos para no caer. Con miedo lo empujo logrando separarlo de mí, al observarlo me doy cuenta que es Alexander, el amigo de Jaxon. «¿El que hace aquí?», el olor al alcohol golpea mis fosas nasales y de inmediato me doy cuenta que está ebrio.
No puede controlar su peso y se deja caer de nuevo encima de mí, y lo atrapo para sostenerlo, miro hacia afuera y no veo a nadie en la oscura calle; sin dudarlo lo meto a la casa, lo arrastro hasta llegar al sofá y lo aviento.
Me limpio las pocas gotas de sudor de la frente y lo observo, se quedó dormido, está demasiado borracho. Mi pregunta es ¿Cómo llego?, imposible que haya manejado y lo más raro es el cómo llego a mi casa.
Sin dudarlo tomo mi celular y le llamo a Jaxon para avisarle lo que acaba de pasar.
— ¿Qué pasa, nena? —contesta la llamada.
—Jaxon, necesito que vengas rápidamente.
— ¿Qué sucede?
—Tu amigo Alexandre está aquí en mi casa, llegó ebrio.
— ¿Qué hace ahí contigo?
—No sé, toco mi puerta y abrí pensando que serias tú.
—Nena, no debiste... Olvídalo, voy en unos minutos.
La llamada termina, regreso de nuevo con el borracho dormido que está en mi sofá; se ve tan perdido, no me imagino cuanto debió haber bebido para terminar en ese estado.
En unos minutos después escucho el auto de Jaxon estacionarse enfrente de mi pequeña casa. Me asomo por la venta y confirmo que es él, toca el timbre y le abro.
— ¿Estás bien? —pregunta.
—Si estoy bien, pero tú amigo no.
Respira con frustración, lo ve tirado en el sofá, se acerca a él y lo inspecciona.
—Está bien, solo está pasado de copas. Nos tenía preocupados.
— ¿Quiénes? —pregunto con confusión.
—Voy hacer una llamada a un amigo que lo estaba buscando —avisa.
—Sí, claro.
Jaxon se aleja un poco, saca el celular de su bolsillo y le marca a su amigo. Comienza a hablar con él y en unos minutos termina la llamada.
—Vendrá aquí, ¿Hay problema?
—No, puede venir.
Mientras llega su amigo le preparo algo de cenar, algo sencillo solo café no quiso más. Minutos más tardes suena de nuevo el timbre, esta vez Jaxon se levanta a abrir la puerta y voy detrás de él. Entra a mi casa un atractivo hombre de cabello rubio, saluda a Jaxon y luego a mí con una sonrisa.
—Gracias por avisarme que está aquí. Los chicos y yo estábamos preocupados.
—No hay de qué —le contesta Jaxon.
— ¿Cómo es que llego? —ambos pares de ojos se fijan en mi queriendo saber la respuesta.
—No sé, solo toco la puerta y se dejó caer encima de mí, observe si alguien lo dejo, pero no había nadie, lo más probable es que haya manejado —explico la situación.
—Lo bueno es que lo encontramos —dice el rubio.
— ¿Qué paso con él? —pregunto.
—Alexandre estuvo desaparecido por dos días —me explica Jaxon —. Al llegar del viaje, Milo me llamo preguntándome si lo había visto, eso me preocupo y me puse a buscarlo.
—Estábamos preocupados después de que desapareció de Idus —dice Milo.
— ¿Qué es Idus? —le pregunto a mi novio.
—Es para Alexandre, la noche está un poco fría y debe de estar caliente.
— ¿Por qué tanta preocupación por mi amigo? —dice celoso.
—No debes ponerte celoso, solo ayudo a tu amigo como si fuera el mío, solo eso.
—Entiendo.
Salgo de la habitación y cobijo a Alex con el edredón. Me siento mal por lo que está pasando, no me imagino que algo así le pase a Jaxon, moriría se le hacen daño. Haciendo el asunto de lado, lo acomodo bien sobre el sofá, le pongo un cojín debajo de su cabeza y lo dejo ahí; está perdidamente dormido. Regreso a la habitación con Clark quien ya cedió un baño.
— ¿Qué sucederá con Laurens?, me refiero que si la policía va a interferir en su desaparición.
—Nena, no creo. Hace mucho que pasó un caso similar y la policía no hizo nada, el rey de Idus tiene mucho poder, más que los presidentes politicos. Desde un principio nos hacen firmar de que estamos conscientes de que esta organización es secreta, no podemos decir nada sobre ello. Si no se cumplen lar reglas nos desaparecen.
—No puedo creer que hagan ese tipo de cosas —me quejo.
—Así es Idus. Es una organización secreta, no hacemos nada malo, pero no podemos revelar información sobre ello.
—Moriría si algo te pasa, prometo no decir nada.
—No me pasará nada. No voy a dejar que te hagan daño, primero muerto que ver que te lastimen —asiento ante su comentario.
—Hay que dejar de hablar de eso, me da miedo —confieso.
—Tranquila, conmigo estás a salvo.
Toma mis mejillas y me besa en la boca con calidez haciéndome sentir asegura a su lado.
—Hay que descansar. Tengo sueño.
—Yo también.
Le sonrió y ambos nos vamos a acostar, nos quedamos dormidos abrazados por el frio de la noche.
Idus: Stadt Der Reinheit / Idus: Ciudad de la pureza.
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