El día tan inesperado llego, la fiesta que Ben y su esposa organizaron para los miembros de Idus. Por tan anhelada reunión Jaxon y yo quedamos de acuerdo para ir a comprar nuestro disfraz.
Terminamos con anterioridad nuestro trabajo para encontrar las tiendas abiertas. Salimos del edificio y den inmediato subimos al auto y partimos al centro comercial. Al llegar, nos estacionamos y bajamos.
Caminamos con tranquilidad observando varias tiendas. Frente a nosotros pasa una pareja tomados de la mano tan felizmente, el verlos me hace sentir como si un alfiler hubiera picado en mi pecho, un pequeño pero doloroso dolor. De inmediato eso me da envidia porque a mí también me gustaría ir de la mano con Jaxon como las demás parejas que presumen de la persona que está a su lado. Eso me pone un poco mal, pero no le doy mucha importancia. Jaxon me indica en que tienda vamos a entrar, asiento y voy detrás de él.
Al entrar me percato de lo grande que es el lugar, es diferente a las demás. De inmediato visualizo muchos trajes; me alejo de Jaxon para recorrer cada pasillo revisando cada prenda que capta mi la atención. Mis ojos se posan en el vestuario de una domadora de leones, me llama la atención y sin dudarlo lo agarro y comienzo a revisar lo increíble que se ve y el cómo me vería con el puesto.
Una simpática empleada uniformada se me acerca para brindarme su servicio como trabajadora de la tienda.
— ¿Necesita ayuda? —me pregunta con una sonriente sonrisa.
—Hola, si me gustaría probarme esto.
Le muestro la prenda que tengo en mis manos.
—Por supuesto, para eso tenemos probadores, ¿Quiere ese u otra talla?
Observo el traje y conociendo mis tallas lo veo un poco más pequeño de los que uso.
—Me puede traer una talla más grande.
—Si señorita, permítame. En un momento regreso.
La rubia chica toma la prenda y se aleja, de inmediato Jaxon llega a mi lado.
— ¿Ya escogiste tu traje?
—Si —digo con entusiasmo.
— ¿Y cuál es? —pregunta con curiosidad.
—Es sorpresa.
Pongo mi atención en los trajes que a simple vista veo, pero ninguno me llama la atención más que el que escogí.
— ¿No me dejaras verlo? —se queja mostrando sus aires de superioridad dándome a entender que como él es el amo debe saberlo, aun así, no desisto de mi respuesta.
—No, hasta el día de mañana. ¿Y tú ya lo encontraste?
—Algo así, aun no estoy decidido.
— ¿Quieres que te ayude a escogerlo?
—Me encantaría.
Estamos por impartir nuestro recorrido por los estrechos pasillos de la entienda y, en eso llega la rubia que me atendió con mi disfrazas en cubierto por una bolsa negra.
—Aquí le tengo su pedido. ¿Le gustaría pasar a los vestidores? —me entrega la prenda.
—Si —le contesto a la chica. — ¿Me acompañas? —le pregunto a Jaxon.
—Ve a probártelo, en un momento te alcanzó —responde.
—Ok.
—Sígame señorita —me habla la chica.
La sigo hasta llegar a los vestidores, al llegar me permite el acceso a un probador y cierro la puerta con seguro. Me desvisto hasta quedar en ropa interior, saco el disfraz de la bolsa y comienzo a ponérmelo. Al terminar de confirmar que todo esté en su lugar me veo por el espejo del probador. Analizo con deteniendo como la prenda se adhiere a mis curvas, me agrada como se me ve y tomo la decisión de comprarlo.
Termino de vestirme con mi ropa y salgo del probador. La chica me está esperando y le entrego el traje.
—Me lo llevo —digo decidida.
—Muy bien —recibe la prenda. — ¿Desea algo más? ¿Qué tal unas zapatillas para el traje? Tenemos unas zapatillas de piel, quedan perfectas —propone.
Cierto, me había olvidado de ese detalle; gustosamente acepto su ayuda. Me muestra tres pares diferentes que combinan con el disfraz y después de tanto pensarlo decido por unas de cinta color negras. En eso momento llega Jaxon con una bolsa en su mano indicando que ya elegido y compró su traje. Nos dirigimos a la caja para pagar y antes de sacar mi cartera Clark saca su tarjeta de crédito y paga por mi pedido.
Quería protestar, pero con solo su mirada me dijo todo y mejor opté por quedarme callada. Ambos salimos de la tienda y pasamos por un local de ensaladas para cenar; las ensaladas no son de mi agrado, prefiero comer una hamburguesa, a Jaxon no le gusta mucho esas cosas así que tuve que aguantarme el antojo.
Solo Jaxon pide su ensalada, yo me ahorro el gasto de comer algo que no disfrutaré, Jaxon no se conformó y me consintió llevándome a comprar mi hamburguesa. Mientras conduce a mi casa yo decido comer mi hamburguesa.
— ¿Te molesta si como aquí? —le pregunto. Sé que las hamburguesas desprenden un fuerte olor y puede que eso le desagrade, por algo las detesta.
—No nena, tu come tranquila.
Le doy una gran sonrisa y un pequeño beso en sus labios por el gesto. Desenvuelvo mi hamburguesa y empiezo a comerla gustosamente deleitándome con el extra queso que pedí.
En el transcurso del camino me percato de la cara de desagrado de Jaxon por el olor penetrante de la hamburguesa, pero no me dice nada, me apuro a comer lo más rápido posible y bajo un poco el vidrio de la ventana para que se vaya el mal olor.
Llegamos, entramos a mi casa y como ya cenamos nos cambiamos nuestra ropa por un pijama cómodo. Después de cambiarnos decidimos por acostarnos en la cama y luego nada. Ambos miramos hacia el techo, no decimos nada, hasta que Jaxon decide hablar primero, interrumpir este silencioso momento.
— ¿Te sientes bien?
Le es difícil contener esa sonrisa lujuriosa y sé que ahora por su mente está planeado el encuentro.
—Te quiero nena, ¿Lo sabes? —asiento ante su pregunta.
—Yo más.
Me acerco a él y lo beso con posesividad dejándole en claro que a pesar de que estaremos con una tercera persona él es mío. Me encanta estar con él, hasta ahora me doy cuenta que mi padre es tan sabio; no quiero dejar a este hombre que me hace feliz, tanto sentimental como sexualmente.
Después de nuestra plática y en ponernos de acuerdo en el próximo encuentro nos quedamos dormidos.
Al salir el sol, nos levantamos y enseguida nos duchamos juntos. Vestidos, salimos de la habitación para hacer el desayuno, después nos sentamos en la sala, yo a ver un rato la televisión mientras Jaxon lee un libro. Aprieto el botón constantemente para encontrar algo de mi interés en el televisor, pero nada me entretiene, de estar aburrida me quedo dormida. Perdí la noción de tiempo sumergida en mi esplendoroso descanso hasta que su voz me hizo despertar de mi relajante sueño.
—Nena, tenemos que arreglarnos o se nos hará tarde.
Adormilada estiro mis brazos para que me cargue hasta la habitación. Él sonríe y me carga entre sus brazos. Recuerdo que hacía eso cuando papá vivía conmigo.
—Estás muy risueña —dice.
Medio abro mis ojos, sonrió; me gusta que me consientan. No me resisto y le muerdo el cuello.
—Nena, eso es para después.
Los dos nos reímos y entramos a la habitación, le pido que me deje duchar a mi primero. Termino en limpiar mi cuerpo, salgo del baño y en seguida se mete Jaxon. Seco mi cuerpo, al terminar de hidratarlo voy al closet a buscar el disfraz, tomo la bolsa, saco las prendas y lo dejo sobre la cama. En ese momento sale Jaxon mojado con una toalla blanca alrededor de su cintura. «Tan sexy como siempre», pienso mientras me muerdo el labio saboreándome ese sexy hombre.
Sus bellos ojos plomizos se posan en el disfraz que está sobre la cama.
— ¿En serio escogiste eso? —pregunta.
—Sí, ¿No te gusta?
—No es eso, me encanta. Estoy ansioso por vértelo puesto... Me excita el solo pensarlo.
—Pues prepárate para esta noche que te voy a domar Jaxon Clark Milton —digo mis palabras con sensualidad y le guiño el ojo.
Como un cazador se me acerca, su mano me agarra de la nuca y me jala a él para besarme con agresividad y al final me muerde el labio inferior rajándolo con sus filosos dientes.
—Eso lo veremos —me reta.
Esta fiesta será épica y estoy ansiosa de regresar a IDUS…
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