LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 45

Termino de pintar mis labios con un labial color rojo quemado para darle más sensualidad con el tono que tanto le fascina a Clark, además de que esto es una señal para Jaxon, ustedes me entienden.

—Mi domadora, apúrate que se nos hace tarde —habla desde la sala.

— ¡Ya estoy lista!

Salgo de prisa de la habitación y llego a su lado.

— ¿Llevas las pastillas?

—Sí, están en mi bolso.

—Ok, hora de irnos.

Ambos subimos al auto y partimos hacia la fiesta con nuestra respectiva invitación en mano. En el transcurso del camino me doy cuenta lo escondido y alejado que esta el lugar. Tardamos en llegar aproximadamente en una hora con unos minutos extras.

Jaxon estaciona el auto frente la casa lujosa. Observo mi entorno y me sorprendo por la increíble construcción. Tengo entendido que Ben no vive lejos y que está no es su casa o tal vez es de su esposa, no lo sé.

Nos detenemos en el gran patio, un señor con mascará de conejo pide nuestra invitación, Jaxon entrega la suya y yo entrego la mía. El hombre enmascarado las acepta y de inmediato verifica nuestros datos en una computadora, al terminar con el proceso de identificación nos permite el acceso.

Por lo explicado por Jaxon me dijo que siempre cuando se hace una reunión con los miembros de Idus, que se les denomina Lupercos, deben recibir la invitación exclusiva y cada invitación debe tener nuestros datos para que podamos tener acceso a las reuniones; en caso de asistir y no contar con la invitación a esas personas son llevados a la sala de interrogación y si no se aprueba tu identidad estás en graves problemas; en pocas palaras los desaparecen porque nadie debe saber de Idus si no es miembro de la organización.

Caminos hasta la entrada de la casa y al entrar me percato de lo inmenso y lujoso que es el lugar y el adorno de evento, «Sí que Ben y Hanna se lucieron.» Una hermosa mansión de color blanco con dorado nos recibe. Grandes candelabros de plata alumbran el espacioso lugar, una larga alfombra beish nos guía el camino al gran salón de baile.

El lugar está repleto de personas de diferentes nacionalidades, puedo distinguir rasgos asiáticos, franceses, africanos, irlandeses, de todo; todos vestidos con diferentes disfraces muy reveladores, aquí no existe la discriminación.

Jaxon me sostiene de la mano y me jala para ir con sus amigos, adentrándonos a la segunda sala, la más privada. Una sala más cerrada, poco alumbrada y con humo por todo el salón. Con la vista nublada logro reconocer a los amigos de Jaxon, están en una sala bebiendo de un licor rojizo, todos sonrientes.

—Buena noche caballeros y bellas damas. —al llegar con ellos Jaxon los saluda.

Saluda a las mismas personas que me presento la vez pasada. Todos están aquí, unos con la misma mujer otros con una diferente como Alexandre que está acompañado de una pelirroja asiática.

—Me alegro que hayan venido —dice Milo, el chico que fue a mi casa cuando Alexandre estaba desaparecido.

—No lo podíamos perder —contesta Clark.

Nos sentamos con ellos y en seguida el mesero disfrazado con un traje de látex negro y mascará de cuervo nos entrega una copa, cortesía de la casa.

—Te ves estupenda, Mallory.

Antes de entrar a la mansión me quite el saco negro que cubría mi atuendo, ahorra sin el muestro el increíble y sexy disfraz.

Me alaga una voz diferente. Reconozco su voz porque ya he estado con él, imposible no reconocer la gruesa voz que gemía en mi oído mientras me follaba.

—Gracias Alexandre. Tú también te vez bien —le agradezco el alago.

Con una sonrisa coqueta levanta su bebida y brinda por mi apariencia, le sonrió y también brindo por su cumplido.

— ¿Y de que disfrazaste, Jaxon? —Ben le pregunta intrigado para después de beber el rojizo líquido.

—De hombre enmascarado —contesta.

— ¿Y tú linda? —me pregunta el musculoso moreno, Liam.

—De domadora. Una sexy domadora.

Todos sonríen ante mi respuesta, no de burla, sino de genialidad por mi increíble decisión.

— ¿Cuántos leones piensas domar, Mallory? —me vuelve a preguntar el sexy hombre corpulento con traje de dios griego.

El comentario de Alexandre nos sorprende a todos, más a mí. A Jaxon no le agradó en absoluto; todos saben que hay reglas entre grupos y saben que una de ellas es no meternos con la pareja del otros sin su consentimiento y saben que no solo soy sumisa de Jaxon, también soy su pareja algo más serio en las reglas. Solo Ben y Jaxon muestran tener pareja y por lo tanto se le debe mostrar más respeto.

La tensión en el grupo se presentó, todos entienden el sentido de sus palabras, él como todos sus amigos saben que Hanna y yo no podemos estar con otro hombre si no están nuestras parejas.

—Nena, vamos por algo de beber —habla Jaxon con disgusto.

Nos alejamos de los chicos para ir al bar. En la barra Jaxon pide por los dos, el bar ténder nos entrega las bebidas y regresamos a la mesa con los chicos; entiendo porque lo hizo, para calmar el ambiente, es decir, para no crear discusiones.

— ¿Y Liam? —pregunta Jaxon a sus amigos.

—Se fue a disfrutar la noche —dice Ben.

— ¿Tan rápido?

—Ustedes llegaron tarde —contesta Alexandre con indiferencia.

El hombre se ve que esta de mal humor, ha hecho malos comentarios o al menos hacia Jaxon y a mí. No entiendo el por qué si no le hemos hecho nada al contrario lo hemos ayudado. Lo ignoramos y continuamos con la plática, de cómo Ben y Hanna organizaron la fiesta. Todo bien hasta que el mesero le habla a Jaxon y le dice algo en su oído para después irse.

— ¿Sucede algo? —le pregunto integrada.

—No sé, el rey me quiere ver en privado.

El comprender las palabras que el rey de este lugar quiere ver a Jaxon en privado me aterra. El recuerdo de Laurens me aterra. No sé para que lo quiere ver, pero tengo miedo, no quiero que le haga daño.

— ¿Por qué?

—No lo sé nena, pero tengo que ir.

Antes de levantarse de su lugar lo detengo agarrándolo de su brazo.

—No vayas —digo con temor.

—Nena, tengo que ir. El rey solicita de mi presencia.

—No, ¿y si quiere hacerte daño?

—No creo, no he roto una regla.

—No vayas, me da miedo —insisto.

—Debo ir, nena.

—Entonces voy contigo.

—No puedes, volveré te lo prometo.

—No quiero que te hagan daño.

—No lo harán, tranquila regresaré... ¡Milo! —le habla a su amigo —. Te encargo a Mallory, que ningún hombre se le acerque hasta que yo vuelva. Iré a ver al rey.

—Ve, yo la cuidaré.

—Tranquila, nena.

Antes de irse me besa los labios y se va perdiéndose entre la multitud saliendo del salón dorado. Intrigada, me siento aun lado de Milo y le llamo.

— Milo, ¿sabes para qué lo quiere ver el rey? —ni siquiera sé porque le pregunto, es que estoy nerviosa.

—No linda... Tranquila, no creo que sea algo malo. Me imagino que es porque Jaxon es diseñador y el rey tiene una hija y ya sabes es hija de papi y pues la complace en sus caprichos. Tranquila, nada malo sucederá —dice mientras acaricia mi espalda.

—Confiare en tus palabras.

Para no preocuparme más comencé a platicar con Milo. Él no vino con algún acompañante, al instante Ben y Hanna de despiden yéndose para disfrutar de la noche dejándome con Milo, Alexandre y su pelirroja acompañante.

Durante la plática me doy cuenta que Milo es muy gracioso, incluso me platica sus historias de niño. Me platicó que de pequeño era muy travieso, cuando su mamá lo regañaba el escapaba y una vez para no ser regañado se escapó, salió corriendo, salto un charco de lodo y como no alcanzo se cayó boca bajo y se manchó todo y que ese día recibió doble paliza.

De solo imaginar al pobre Milo lleno de lodo, comencé a carcajearme, mi risa no paraba incluso él se ríe conmigo mientras me sigue contando. Me controlo un poco por el dolor en mi panza, he reído mucho. Volteó a ver a nuestros acompañantes, Alexandre tiene una cara de pocos amigos, aun así, se deja acariciar por la chica asiática, la chica hace lo posible para llamar su atención, pero el solo se enfoca en la pervertida multitud. Regreso a ponerle atención a amigo.

—Milo, deberías ir a divertirte, solo te estoy aburriendo —le digo al ver como poco a poco la multitud deja la sala y pierden en el tercer piso.

—Claro que no linda, me divierte estar contigo. Además, mi gran amigo Jaxon me pido cuidarte y eso hago.

—Pero viniste para pasarla bien esta noche con una chica o dos no sé.

—Lo haré hasta que llegue Jaxon.

Recordando a Jaxon la preocupación regresa golpeando mi mente.

— ¿No crees que ya tardo?

—Un poco... ¡Oh! mira ahí viene.

Jaxon se acerca a nosotros, de inmediato me levanto de mi lugar y al tenerlo cerca lo escaneo por todo el cuerpo para asegurarme que está bien.

— ¿Todo bien? —pregunto.

—Todo bien, nena.

Me sonríe y me besa dándome seguridad de lo que dice.

—Milo, gracias por quedarte con ella —le agradece a su amigo.

—De nada amigo, fue agradable platicar con ella.

—Felicidades, llegaron a la meta —dice un sonriente Milo para después desaparecer y dejarnos solos.

Ni Jaxon ni yo dijimos algo; yo me concentro en como empala mi interior con ese lubricado miembro que me está volviendo loca. Envueltos en el placer por la lentas, profundas y exquisitas embestidas explotamos de nuevo llenando otra vez de semen mi interior.

—Nunca me cansaré de ti —dice con la voz agitada.

Acaricia su castaño cabello mientras nuestra respiración se regula. Milo se fue hace minutos dándonos privacidad.

—Es hora de mi fantasía.

Recuerdo sus palabras, entiendo a lo que se refiere, a lo que me propuso ayer en casa.

Se quita de mí encima, nos ponemos la rompa interior y salimos de la habitación de espejos. Caminamos un poco más y llegamos a otra habitación, una normal, con cama y muebles. Abre la puerta, nos adentramos y de inmediato me desnuda de nuevo. Me lleva a la cama, me empuja y me siento sobre el colchón y en seguida tocan la puerta; Jaxon abra la puerta dejando entrar a una bonita mujer que no conozco, a simple vista se ve de buenas curvas, de piel morena, una latina.

Me dan un poco de celos por el hecho de que Jaxon la disfrutará. Recuerdo que no debo estar celosa si Jaxon me compartido con varios hombres.

—Nena, te presento a Natalia… Natalia, ella es mi novia Mallory.

Lo bueno de esto es que me presento como su novia.

—Hola Mallory, un placer conocerte a ti y a tu apetitoso cuerpo —trata de seducirme.

Me ruborizo por el hecho de que me vea desnuda solo con las medias puestas. Jaxon sonríe por nuestra poca interacción y sonríe más a lo que le pide a Natalia.

—Haz le un oral a mi novia —le ordena.

—Será un placer.

Jaxon me acomoda y amarra las manos mientras la chica frente a nosotros se desnuda mostrando su cuerpo sin pena alguna, se ve tan segura de sí misma. Ya amarrada, Jaxon se sienta enfrente de la cama mientras contempla la escena morbosa.

Natalia desnuda, se hinca entre mis piernas. De cerca puedo contemplar más su cuerpo, su piel es morena, tiene pechos más grandes que los míos y el pezón es café, más oscuros que los míos, pero eso no le quita que se ven bien.

Sus manos acarician mis piernas hasta llegar a mi monte venus y baja acariciando esa zona frotando sus dedos por mis pliegues. De nuevo comienzo a sentirme húmeda, ella lo nota y sin avisar mete sus finos dedos en mi interior y con la otra mano masajea el clítoris y jala de el con fuerza; de inmediato me retuerzo de dolor por su acción.

No tardo en gemir por los movimientos circulares, cierro los ojos por la increíble sensación dejándome llevar por la magia de sus dedos. Segundos después sus dedos son remplazados por sus labios; primero empieza con uno tortuosos y pequeños besos en mi vagina que hacen enviar una corriente pasar por todo mi cuerpo. Con sus dedos abre mis labios y pasa la punta de su lengua de arriba hacia abajo y después con confianza devora mi vagina metiendo de nuevo dos dedos en mi interior.

— ¡Ah! ¡Ah!... ¡Mierda!~ Joder, más, más rápido.

El cuerpo se me contrae, siento llegar al éxtasis. Segundos más tardes escucho los gemidos de la morena, abro los ojos y me doy cuenta que mientras ella me hace un excelente oral Jaxon la está penetrando… No aguanto más, mi cuerpo está sensible y termino en la boca de Natalia y ella lo chupa con gratitud. De un solo gruñido Jaxon se deja venir en el interior de la latina y, en seguida Natalia gime entre mis piernas. Toda una sinfonía de gemidos.

Cansados los tres Jaxon se aleja de la latina, veo como se quita el preservativo, se acerca a mí y me besa con posesividad mientras me libera.

—Tu novia es exquisita, no había privado a una mujer tan dulce, sabe deliciosa —alaga Natalia.

—Gracias —contesta con orgullo.

—Gracias por invitarme, pero tengo que irme, tengo otros asuntos que atender... Mallory me hubiera gustado intentar más cosas contigo, pero no se pudo. Esperó volver a verlos —dice satisfecha.

Se aleja de mí, busca su ropa en el suelo, termina de vestirse y mira a Jaxon.

—Nos vemos, guapo —se despide coquetamente de él.

En la forma que se refirió a Jaxon me pone celosa y lo volteo a ver después de que Natalia se marchará.

— ¿Guapo? —mi voz sale rasposa —. ¿Por qué se dirige de tal manera hacia ti?

— ¿Estás celosa, nena? —se burla de mí.

Me siento en la cama al igual que él y lo miro directamente a los ojos.

—Sí, te lo dijo muy coqueta. No me gusto —refunfuño.

—Tranquila.

Me agarra de la mano y me jala poniéndome sobre sus piernas. Su mano me hace tocar su miembro y me hace mirarlo a los ojos.

—Esto es tuyo —dice.

—No. Tú, todo tu es mío —corrijo.

Posesiva junto nuestros labios, levanto las caderas y ubico su miembro en mi entrada; al sentir la glande en mi entrada la lubrico con mis fluidos y bajo con rapidez llenándome por completo. Sin perder tiempo comienzo a montarlo.

—Eres solo mío. ¡Mío! ~ —lo digo con posesividad.

Esa noche lo terminamos haciéndolo de nuevo sobre la cama. Solo nosotros dos, sin nadie más.

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