LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 50

Problemas.

Poco a poco se despoja de sus prendas de vestir dejando al descubierto su bronceada piel, esa piel morena que tanto me encanta. De mirar su detallado y perfecto rostro bajo a sus pectorales, es esos pequeños músculos fuertes que, sin dejar de admirar bajo a su parte masculina, ese miembro sensible, pero hace sentirme en el mismo cielo.

El ver su sexo masculino me dan ganas de arrodillarme y probar ese manjar, es digno de mirar. El ver el líquido blanquecino salir de la glande, me dan ganas de masturbarlo con mis manos y luego metérmelo a la boca y saborear con degustación. Esos pensamientos impuros hacen que mi vagina comience a palpitar y tenga una pequeña incomodidad que mis piernas se cierren voluntariamente.

— ¿Te duele? —pregunta.

Se percata de mi incomodidad entre mis piernas y como un cazador a paso lento se acerca a mí.

—Me palpita —afirmo.

Se ríe de mí con malicia y diversión. Su mirada me penetra, sabe el motivo de mi incomodidad. El muy descarado se aprovecha de la situación; con su mano derecha sujeta su miembro y comienza a saciar su propio placer. Me es imposible no mirar cómo se masturba, la palma de su mano hace una lenta fricción, pero hace sonidos obscenos que embellecen mis oídos.

No hay nada más excitante que ver a tu paraje masturbándose enfrente de ti dejando a la imaginación muchas cosas.

Sigue masturbándose mientras observa como mis piernas se mueven de arriba y abajo deshaciendo la cama para aliviar la incomodidad con el rose de mis piernas; pero no es de mucha ayuda, en verdad necesito ser llenada con su miembro.

—Clark… Detente.

— ¿Por qué? ~ Si me gusta… Masturbarme~ —dice con dificultad, su voz sale entre cortada y eso no me ayuda en nada, al contario me excita.

—Me duele, es molesto —confieso.

Para quitarme las ganas quiero masturbar, pero tengo las manos atadas. Se compadece de mi sufrimiento, deja de masturbarse, se me acerca y se sienta sobre mi vientre dándome la espalda, «¿Qué quiere hacer?» Sube sus caderas hasta mi rostro dejando colgando su miembro justo en mi boca. Me embellezco con la vista de su hermoso trasero, un perfecto y redondo trasero.

De inmediato comprendo, entiendo que vamos a hacer. Clark se inclina y siento su caliente respiración en mi zona intima, el siguiente paso, su tacto me paraliza por unos segundos, dos de sus dedos abren mis labios y con la punta de su lengua prueba el clítoris; brinco por la sensación, me gusta y Jaxon continúa con sus lamidas al escucharme gemir.

—Nena~ No siento tu boca —recrimina.

Y en seguida me lo meto a la boca, no todo porque para eso necesitó la ayuda de mis manos, solo chupo lo que puedo.

Los dos estamos chupando y lamiendo con intensidad.

Después de unos largos segundos, Clark se baja y de nuevo se sube sobre mí, pero ahora nuestros pechos hacen contacto y mis ojos se pierden en el hermoso iris gris de los suyos. Sin resistirse captura mis labios con los suyos envolviéndonos en un apasionante beso, se aleja un poco de mis labios y captura mi labio inferior con los dientes y me muerde.

—Me encantas —susurra.

—Y tú a mí.

Juntamos de nuevo nuestros labios hasta quedarnos sin aire.

— ¿Te has tomado las pastillas?

—Si.

— ¿Cuándo fue la última?

—Hace dos días.

Satisfecho con mi respuesta posiciona su glande en mi entrada y de un pequeño empujón invade mi interior llenándome de placer con el roce de nuestras pieles. Estoy cautivada por sus embestidas, Jaxon sabe cómo complacerme, es el primer hombre que me hace sentirme satisfecha y deseosa.

Cansados por la posición saca su miembro dejándome insatisfecha, se hinca entre mis piernas, agarra mis muslos y los sube a sus hombros y de un brusco movimiento se adentra por completo. La posición le ayuda a llegar más a fondo y me ayuda en que Jaxon tenga una mejor presión de mis paredes haciendo las embestidas más placenteras.

Aumenta la fuerza de sus embestidas que la tetas me rebotan y, en cierta parte duele, pero es placentero, el dolor es lo de menos cuando te embisten con fuerza.

No tardamos en extasiarnos, los dos nos liberamos llenando por completo mi interior de fluidos dejando a Clark agotado por su gran labor. Suelta mis piernas y se acuesta a un lado de mí, me desata las manos, se acomoda en la cama para después jalarme hacia él, me acuesta sobre su pecho para después abrazarme dejando un casto beso en mi cabeza.

—Me hacías falta —confiesa.

—Y tú a mí… Te extrañe mucho.

—Te prometo que haré todo lo posible para no dejarte y llevarte conmigo la próxima vez.

—Sí, haz lo posible. No quiero estar sola de nuevo —levanto mi rostro para mirarlo, le sonrió y él se acerca a besarme —. Estoy cansada, dormiré un poco.

—Descansa, nena. Yo también haré lo mismo.

—Buenas noches.

Me levanto un poco de su pecho para besar sus labios y volver a mi posición principal, cierro los ojos y en segundos el sueño me vence.

***

Han pasado siete días desde que Clark regreso a la empresa y las cosas volvieron a la normalidad. La pasarela tuvo el éxito esperado, las ganancias aumentaron un 15% en Milton’s Corporation. Puedo decir que todo está de lo mejor, bueno no todo.

Desdés de que regresaron de América Jaime me evita, me habla muy poco y esconde su mirada, no me ve a los ojos. No sé el motivo, pero hoy la buscaré y le voy a exigir que me diga el motivo de su comportamiento, no me gusta estar distanciadas.

Termino de guardar mis cosas y voy en busca de Jaime a su oficina, espero que no se haya ido. Abro la puerta, la encuentro guardando sus cosas, entro, se percata de mí y al verme su rostro cambia de expresión.

— ¿Qué se te ofrece? —su voz sale entrecortada, «En verdad le asusto, ¿Por qué?»

—Necesito que hablemos —mido mi tono voz para no asustarla.

Mis palabras la atemorizan y se pone nerviosa.

—De qué, ¿qué quieres hablar?

—De tu comportamiento hacia mí, ¿qué hice para que seas así conmigo?

En verdad no entiendo su distanciamiento, somo amigas y el que me evite se me hace extraño.

—Nada.

Agarra sus cosas para salir huyendo, intenta escapar, pero no se lo permito, me pongo enfrente de la puerta prohibiendo el paso.

—Dime —exijo.

Mi tono de voz sale amenazador. Ella evita verme a los ojos desviando los suyos a otro punto que no sea yo.

— ¡Jaime!, dime qué pasa contigo, ¿por qué me tratas así?... Me duele que seas así conmigo, tú y yo somos amigas.

Asustadiza, me mira a los ojos, aunque ella es mayor que yo por dos años la intimidante soy yo.

—Si te hice algo dímelo —insisto.

No dice nada y lo único que logra es desesperarme más.

— ¿No dirás nada? —se queda callada —. Ok, si te hice algo lo lamento, en verdad no sé qué te hice, como no dices nada no entiendo tu enojo hacia mí. Lamento si te hice algo que te ofendió.

—No te lamentes —al fin habla.

Sus palabras me desconciertan, «¿Qué?, no entiendo que está sucediendo.»

— ¿Entonces?

—Dime, Clark. ¿Soy poca cosa para ti?, ¿soy poca mujer?

—Mallory detente, no diga eso. Tú no eres poca mujer, eres mucho más que eso, tú no eres poca cosa —lo dice con tanta seguridad, pero no creo sus palabras.

—No, tú mientes.

—No nena, te digo la verdad.

Puedo ver en su rostro la sinceridad con la que lo dice, pero no puedo confiarme, no después de lo que hizo.

—Entonces, por qué lo hiciste.

— ¿Hacer qué nena?

— ¿Por qué te acostaste con Jaime?

Al decir esas palabras me quiebran el alma. Jaxon se sorprende, no esperaba que estuviera enterada sobre ese tema.

—No necesitó escuchar tu versión, solo necesito saber el por qué lo hiciste.

—Nena... Cómo tu…

—Eso no importa. ¿No me dirás? —le interrumpo.

—Nena…

Molesta, triste y con dolor en mi pecho quito sus manos de mi rostro.

—Debemos terminar con esto, ambos nos mentimos y no me siento bien con esto —digo con seguridad limpiándome las lágrimas, mostrándome fuerte y segura de lo que diré.

—Nena. ¡Eso no! —mis palabras lo alteran.

Me agarra del brazo mostrando que no acepta mis palabras.

—Suéltame —su tacto me quema. Peleo para zafarme de su agarre.

—No, tú no te irás.

Su negación me pone furiosa y también me duele.

— ¡¿Qué es lo que quieres?!, ya jugaste conmigo ahora déjame.

— ¡Yo no jugué contigo! —grita.

Entre más lo escucho, más me hago daño.

— ¿¡Ah, no!? Entonces cómo te vas a justificar.

Se queda completamente callado, no sabe que decir… No quiero perder más mí tiempo con él.

—No debo porqué pedirte explicaciones, yo también mentí… Yo también te engañe y con tu mejor amigo durante tu ausencia —respiro hondo para demostrarle que no miento —. Ambos nos mentimos. Es mejor separarnos; me siento sucia y estúpida. No más.

Me zafo de su agarre y comienzo con mi partida saliendo de la casa.

Ambos nos engañamos y, con todo el dolor de mi corazón me hago la idea que no puedo estar con él, el solo recordar que ambos nos mentimos no me hace sentir bien.

Papá tenían razón, este el momento en que no quiero dejarlo, no lo quiero lejos de mí. Confieso que lo amo, estoy completamente enamorada de Jaxon Clark

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: LIBIDO (COMPLETA)