LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 61

Don't leave me loving you.

Jaxon se despide de mí con un beso en los labios para después irse al trabajo, yo regreso adentro de la casa; me baño, me arreglo y luego salgo a buscar trabajo. Jaxon estuvo insistiendo en que regresara, pero yo me opuse ante su propuesta, en verdad quiero dedicarme a mi carrera, aunque me haya agradado trabajar para Milton's Corporation.

Ayer por la tarde hable con mi padre acerca de mi desempleo, él me dio una alternativa de ir a Italia, en su trabajo hay una vacante en mi área y la paga es muy buena, la propuesta es tentadora, pero hay un problema; si me voy debo alejarme de Jaxon y eso no me gusta, sé que tengo que ver por mí, pero ahora estoy con Clark y me siento bien con él, además, no tengo problemas económicos, los dos nos ayudamos mutuamente.

Todo el día estuve buscando trabajo, en la tarde fui a Milton's para comer juntos y después seguí buscando trabajo. Antes de que la noche cubra el cielo regreso a la casa de Jaxon, me pongo a hacer la cena, en una hora más llega y comenzamos a cenar.

— ¿Cómo te fue? —pregunta después de beber el jugo.

—Digamos que bien, en una empresa de autos me dijeron que me llamarían para una entrevista y las demás, nada.

—Te dije que regresaras, yo me encargo de hablar con él de recursos humanos —insiste.

—No, ya te dije que no quiero depender de ti. Quiero ser independiente.

—Nena, lo eres. Solo quiero ayudarte.

—Agradezco tu ayuda, pero esto lo quiero hacer yo —sujeto su mano para no hacerlo sentir mal con mi rechazo.

—Ok, no insistiré más —se rinde.

—Gracias por comprender. También debo decirte que regresaré a mi casa, hace una semana que no voy y tengo que ir a hacer limpieza.

—No te preocupes, puedo enviar a mis empleados.

— ¡Jaxon, no! ya hablamos de esto —me quejo de nuevo.

—Solo era una broma, no te enojes. Y has lo que tengas que hacer en tu casa —acepta mi mano y la besa.

Al día siguiente regreso a mi casa a hacer limpieza, no es gran cosa, como no estuve aquí no hay mucho que hacer, solo quitar el polvo. Termino de hacer limpieza y me baño.

De salida voy a la empresa para salir a comer con mi novio. La tarde la pasamos bien, como una pareja normal. Después no me dan ganas de seguir buscando trabajo, Jaxon propuso que pase la tarde con él en su oficina, acepto y regresamos a la empresa. Él continúa con su trabajo mientras yo veo cómo trabaja y de vez en cuando le robo unos besos…Estamos felices.

Es cansado ver cómo trabaja en su computador, así que le digo que saldré por unos dulces a la cafetería, el acepta y lo dejo, bajo a la segunda planta y me dirijo a mi objetivo. Mientras me atienden bebo una soda, tardan un poco en atenderme y pido mis dulces. Contenta con la bolsa de dulces subo al último piso, camino por el pasillo que está silencioso, de un momento el silencio se desvanece siendo remplazado por unos gritos que vienen de la oficina dejándome desconcertada. Confundida me acerco más a la oficina y pego mi oreja a la puerta para escuchar bien la conversación.

—Parece que estas bien. Me agrada volver a verte —menciona la voz de una mujer.

—A mí no, lárgate de mi empresa —espeta con furia.

—Has crecido mucho Jaxon, no solo físicamente sino también en tu carrera, has cumplido tu meta de ser diseñador.

— ¿Qué haces aquí?

Al parecer a Jaxon no me agrada la presencia de la mujer con la que está discutiendo.

—Regrese, por un tiempo —dice la mujer con simpleza.

—No hubieras regresado.

Jaxon se escucha bastante molesto.

—Vengo por dos simples motivos. Uno es personal y el otro eres tú... Hace muchos años que no nos vemos —dice la mujer.

—Tu decidiste irte —le reprocha a la mujer.

—Por eso que vine a verte de nuevo. Para cambiar las cosas entre nosotros.

—No hay un nosotros. No me haces falta, estoy bien. Te supere ya eres cosa del pasado.

—Yo aún te sigo queriendo —confiesa la mujer.

—No es de mi incumbencia lo que hagas con tu vida, dejaste de importarme hace ocho años.

Esta discusión está llegando muy lejos y me es raro escuchar la discusión. ¿Quién es esa mujer que aclama a Jaxon?

— ¿Qué pasa contigo?, ¿en verdad te olvidaste de mí? —la mujer eleva la voz.

—Sí, no siento nada por ti desde hace ocho años.

— ¿Te olvidaste de mí o es por otra mujer? —dice la mujer con enfado.

— ¿Qué esperabas? Que me aferrara a ti toda mi vida. Estas equivocada, yo ya tengo a alguien más y es mucho mejor que tú —Jaxon defiende lo nuestro.

Las voces dejan de discutir y en seguida se escucha un golpe, me queda claro que esa perra a golpeado a mi novio. Quiero entrar a defenderlo, pero la voz de la mujer no me permite girar la perilla.

—Yo soy tu primera mujer y nadie me quita mi lugar. Recuerda lo que fuimos.

—Ese lugar fue remplazado. Tú decidiste irte y dejarme, ese no fue mi problema.

—Tenía que hacerlo o perdía a mi familia —le explica la mujer, alterada.

— ¿Yo qué? Todo ese maldito tiempo que estuve contigo solo pensabas en ti. Así que no vengas a reclamar algo que no te pertenece. Por qué no regresas de donde viniste y no vuelvas más —le reprocha.

—Vengo a recuperarte, también vengo a recuperar a mi familia. Por tu culpa perdí a mi esposo y mi florecita.

—A lo que tanto le temías te pasó, perdiste a ambos. Te quedaste sin nadie al final.

— ¡Eres un imbécil! —le grita

En mi cabeza llega el momento en que Jaxon me platico de esa mujer, su primer amor. Ahora comprendo las cosas, esa mujer vino a buscarlo. La mujer golpea de nuevo a mi novio. No me contengo y entro a la oficina a poner en su lugar a esa perra.

Entro y a paso rápido me pongo enfrente de esa mujer, levanto mi mano para golpearla, pero verla me hace detenerme impactándome por lo que veo.

Su rostro, sus rasgos, sus labios, sus ojos, su nariz, su pequeño lunar en la mejilla, la conozco perfectamente.

Mi mente trata de asimilar o encontrar respuestas del por qué ella está aquí gritándole a mi novio.

—Tu... tu... —tartamudeo, me es imposible hablar.

— ¿Qué haces aquí?

La voz que tanto anhelaba escuchar me hace recordar el pasado. Es esa mujer que deje de ver desde hace años y que ahora me habla después de tanto tiempo. No entiendo cómo ella...

— ¿Qué es esto? —pregunto, estoy realmente perdida.

Mi cerebro reúne las piezas y los hechos de hace un momento me dan la respuesta, pero no puedo asimilarlo. El impacto de su presencia me exige explicaciones.

—Nena, hay que hablar.

—Déjame.

No quiero pelear, me siento débil, mareada y no puedo sostenerme.

—No, no puedo dejarte ir así. Yo no tenía idea que era tu madre —se sincera.

—No la menciones. No quiero volver a escuchar de ella.

Por más que quiero un abrazo de él no puedo, me siento sucia, una traicionara.

—No me toques —le digo al intentar tocar mi mano.

—Nena —el apodo que me puso me duele más. Ese apodo que tanto me gusta.

—Quiero estar sola.

Sin mirarlo me doy la vuelta, pero de nuevo me detiene.

— ¡Déjame en paz!, ¡No quiero verte! ¡Vete! ¡No quiero verte!... Nunca más —mis últimas palabras salen en susurro por el nudo que tengo atorado en la garganta.

—No lo haré —se niega dejarme.

El cuerpo me tiembla, la furia y la tristeza me nublan la mente que digo las palabras sin pensarlas.

— ¡Qué no entiendes que siento asco! Me da asco que tuvieras sexo con mi madre... Respeto a mi padre, no puedo hacerle esto, no puedo…

— ¿Así lo dejaras?, ¡Por una estúpida que supo jugar con ambos! —se molesta.

—Esa estúpida es mi madre; no tienes idea lo que tuve que pasar por su ausencia, lo que sufrió mi padre por ella y ahora resulta que me acosté con él hombre que se acostó con mi madre, él que destruyo la felicidad de mi papá, el motivo por el que no tengo una madre. Me acosté con ese hombre... ¿Ahora entiendes como me siento? —trato de explicarle.

— ¿Y tú sabes cómo me siento?... Me siento patético, yo también soy víctima de esto, no solo tú, por culpa de esa mujer tuve muchos problemas, deja a mi familia por ella y cuando supe que me dejo por su familia, ¿Sabes cómo me sentí?... No tienes idea. No eres la única que sufre.

—Detente, no más. Necesito estar sola —me duele la cabeza.

—Eres egoísta, ¿Lo sabes?... Es mejor separarnos, no tiene caso seguir con esto. Tú me odias, te doy asco, tú eres lo mismo para mí.

Sus palabras me dañan, siento como mi corazón es perforado por sus palabras. Me toco el pecho y de inmediato mis dedos tocan la flor que me regalo el día que se empezamos a salir, un objeto, símbolo de nuestro amor.

Con todo el dolor de mi alma arranco el collar de mi cuello y se lo entrego.

—No lo quiero más... No podemos seguir juntos.

No digo más y continúo con mi camino a casa. Tomo un taxi y durante el transcurso, toda la noche, y los siguientes días me la pasé llorando. Aunque haya llorado demasiado, el dolor no se va.

Dijimos que estaríamos siempre juntos.

No sabía que nuestro final llegaría.

No puedo creer que te hayas ido.

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