—Alex —susurre.
Aun no podía creerlo, Alex estaba aquí, sentí una alegría inexplicable y también una punzada de dolor, aún estaba dolida y decepcionada, no se si lograría perdonarlo después de lo que hizo.
—¡no vuelvas a ponerle un dedo encima! —grita Alex furioso con sus manos convertidas en puños,estaba controlándose estaba segura, sus ojos se fijaron en mi y me miraron tiernamente... Cuanto había extrañado esa mirada, extrañaba todo de el, sus brazos, sus caricias, sus besos aún extrañaba a Alex y me odiaba a mi misma por eso pero no podía evitarlo ¡lo amaba! A pesar del daño que me hizo en el fondo aún lo amaba.
—¿estas bien? —dice mirándome de pies a cabeza y así fue cuando ya no pudo controlarse, vio la amplia herida que tenía en mi pierna causada por la daga de plata.
—eres un idiota, te voy a matar —dijo lanzándose a Luke, le proporcionó una mordida fuerte en su cuello y Luke dejo escapar un gruñido de dolor, entonces Luke clavo una pequeño cuchillo de plata en el costado del abdomen de Alex, el cerro los ojos y reprimió un grito, yo también podía sentir su dolor.
El vínculo volvió dije en mi mente, Alex golpeó a Luke en la cabeza y lo estampó contra la pared, de un movimiento rápido Alex ato a Luke en un barrote de la ventana.
—vamonos no aguantará mucho —dijo Alex acercándose a mi, con sus garras logró quitarme las cadenas y me tomo en brazos corriendo por el castillo, tuve que aferrarme a su cuello para evitar el mareo que comenzaba a sentir.
—resiste, pronto estaremos a salvo —dice susurrando en mi oído inhalando el aroma de mi cabello.
Llegamos a un pequeño pueblo y el camino en dirección a una pequeña casa color blanca, entro conmigo en brazos y todo estaba en silencio,la cada estaba amueblada, todo color blanco me pareció muy bonito, cuidadosamente me acomodo en el sofá que se encontraba en la sala frente al televisor, cerré los ojos al sentir ardor en mi herida, aún no sanaba completamente.
Alex fijo su vista en mi, sus lindos ojos color miel me miraron avergonzados, con culpa en ellos y tristeza inmensa, hasta ahora puse atención a su rostro, tiene ojeras, sus ojos rojos, tiene su aspecto descuidado y siento tristeza al verlo en este estado.
—Jane tenemos que hablar —dice con sus ojos anhelantes.
—lose —digo en un hilo de voz.
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