Al abrir los ojos, no podía creer lo que está viendo ¡un peluche gigante pero gigante! es un oso blanco del alto de la Hummer, y en las patas delanteras lleva una manta extendida y en cada extremo un ramo de rosas rojas y una caja de chocolates o eso creo ya que es una caja dorada, en la manta estaba escrito a mano "¿Quierés ser mi novia?". Sonrió al ver semejante montaje, porqué John estaba sosteniendo el peluche para que no tocará el piso y sostener las cosas, era más de lo que esperaba, porque realmente sólo me lo imaginaba; con una rosa o quizá un ramo 12 rosas a lo mucho, frente a mi casa pidiéndome ser su novia. No quería ser el centro de atención pero al parecer ya lo era, siendo una mujer demás sensible para ciertas cosas mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas.
- Dime Isabela Afrodita Arismendy Montemayor sí quierés ser mi novia -me dice al oído, debo de admitir que está vez; si se puso creativo, así que me volteó a verlo, me quedo en silencio un momento y sonrio con los ojos llorosos.
- Sí, acepto ser tu novia William Ivan Strelnikov Thompson -me da un beso suave y rápido, cuando nos hacercamos a al oso de peluche gigante me da la manta, la flores y la caja dorada, John se encarga de colocar sobre el techo de otro auto el oso gigante, al subir a la Hummer miro la manta- ¿es tú letra?
- Por supuesto, no dejaria que alguien más lo escribiera.
- ¿Porqué?.... no es que no me guste -ademas de que la letra de William es hermosa nunca imaginé que él tuviera una letra tan bonita.
- Empiezas a gustarme y me gusta escribir mis propias notas -mis dedos se detienen al estar jugando con la manta.
- Así que, cuando reciba una nota será de tu puño y letra -ignoro el hecho de que dijo que empezaba a gustarle.
- Sí... -dio un suspiro- fue lo único que llamo tu atención, me estoy casi confesando -lo miro
- Tú -lo señaló con el dedo índice acusándolo- sólo quieres acostarte conmigo William Ivan Strelnikov y hoy no te va a funcionar está estrategia del "guapo y lindo hombre" -sonríe por el título que le doy, nunca e dicho que no es guapo sí lo es y, él lo sabe, pero de eso a que yo me sienta atraída es otra cosa.
- Si que no te soy indiferente.
- Nunca e dicho que eres feo o ¿si?... sólo dije que me gusta tu primo -y ese fue el final de la conversación, los dos son muy guapos e de admitir y también son iguales en cuanto a relaciones serias, a William le está generando una ganancia tener novia y después una esposa que él no iba a dejar en libertad así como así. Doy un suspiro y pongo atención a la caja dorada y después a la ventana dándome cuenta que no íbamos de regreso- ¿a dónde vamos?
- A cenar pequeña -mire de nuevo a la caja, tenía curiosidad de saber que había dentro y también ya me tenía arta que me dijera pequeña.
- Deja de llamarme pequeña -digo tomando la caja con curiosidad viendo por donde se abre.
- ¿Entonces te puedo llamar Isa?
- No puedes, llamame por mi nombre.
- Bien -dice serio- mi querida Afrodita -apenas había descubierto como abrir la caja al escuchar mi segundo nombre en sus labios, no se escuchaba la burla en el tono de voz, pero yo volteó a verlo como si se estuviera burlado ya que nadie me había llamado por mi segundo nombre- es tu nombre ¿no? -ahora si escuchaba la diversión en su voz.
- Lo es -digo sería- todos siempre me llaman por el primero.
- Yo no soy todos Afrodita -abro por fin la caja al volver a verla- aunque no sé quizá te llame Venus -le lanzó uno de los delicioso chocolates que traía dentro la caja dándole en le hombro- ¿qué te dije sobre la comida está tarde?.. -su cara era de pocos amigos al voltear a verme -John orillate pon los seguros y déjanos solos- se escucha el sonido al bloquear las puertas y se siente como baja la velocidad John.
- ¿Qué piensas hacer?
- ¡oh! Ya lo verás Afrodita.
- ¿John? -le hablo al chofer un poco asustada al sentir que se detiene y apaga el motor de la jeep.
- ¿señor?
- Baja John -dice William desabrochando el cinturón de seguridad y John baja cerrando la puerta mientras que Wiliam toma la caja y la manta juntas y las avienta al sillón del copiloto
- ¿William?
- ¡No señorita! está vez no te salvas de un castigo.
Estaba enojado y yo estaba aterrada, ¿porque será que bloqueamos cualquier instinto de supervivencia cuándo nos invade el terror? Si no lo niegues alguna vez te quedaste como estatua en lugar de correr, en mi caso bueno sólo lo miraba sacar de la guantera una corbata de antes y en cuanto jalo mis piernas haciendo que me recostará en el sillon y empezó la batalla
- ¡Sueltame William! -grito moviendo mis piernas mientras él se colocaba en medio de ellas y empejandolo sin efecto alguno, mire su rostro y contra todo lo que pienso de marcar el rostro de las personas al rasguñalo iba a hacerlo pero tomo mis dos manos y las ató con la corbata llevándolas sobre mi cabeza, no se como ni donde pero las dejó amarradas para que se quedarán en ese lugar, la imaginación vuela pero yo sólo estaba segura que me violaria.
- No por favor - le suplico.
- Shhh y deja de moverte, te lo advertí está tarde ¿no?.... Es una pena que no pueda marcar tu lindo cuello -dice y se acerca a mi cuello siento su respiración, no es agitada lo que indica que no hay excitación de su parte, se separa de mi y sonríe- izquierdo o derecho -señala mis senos.
- No lo hagas, no me gustan.
- Y a mi no me gusta que tires la comida -comienza a subir mi blusa.
- No calló al suelo me lo puedo comer... -hace más lenta la subida de la blusa- es como cuando le lanzas palomitas a alguien jugando.
- ¿Qué quieres decir?
Me le quedó mirando y rio un poco nerviosa- oh vamos mo me digas que no lo has hecho -se detiene por completo y sonríe.
- ¿acaso eres una niña?
- No, pero.... -volteó a un lado ya que le iba a decir mi secreto cuando voy al cine- cuando voy al cine me gusta lanzarle palomitas a la gente sólo para molestar.
Escucho una risa ronca, se estaba riendo de mi secreto- pequeña malvada, te salvas de nuevo pero te lo vas a comer -sin soltar mi atadura baja mi blusa y sé pone a buscar ese chocolate- y te vas a sentar en mis piernas.
- No lo are, ¿sabes lo peligroso que es si chocamos? -digo más asustada de lo que pretendo.
- No exageres, pero o es aquí.... no mejor ya se donde -pone el chocolate en mi boca y yo le doy una mordida, está relleno de fresa, esa dulce miel se queda en mis labios, lo trago al estar bien masticando casi se deshizo en mi boca el chocolate, me da el resto del chocolate y chupa sus dedos y mira mis labios.
- Ni se te ocurra besarme o iras a la cena con el labio hinchado.
- No iba a hacerlo - se defiende.
- Sé te ve en la cara.
Se ríe y lleva sus manos a donde tenía amarrada la corbata y así puedo regresar mis manos al frente pero seguían amarrada, toca la el vidrio dos veces, después me ayuda a incorporarme, John entra y en silencio vuelve a conducir, William me desata las manos con gentileza, aunque cuando me las amarró no fue brusco al parecer fue más mi terror que la fuerza que ejerció.
- Isabela perdóname -digo y sin darle tiempo de reaccionar nos recuesto en el sillón quedando sobre ella, apenas va a protestar cuando se escucha una explosión, la escucho sollozar mientras su cuerpo tiembla bajo el mío, John pone música abriendo la carpeta oldies.
- ¿Te gusta ése tipo de música? -pregunta curiosa y es mejor su curiosidad a que se enfrasque en el miedo, el cual aún tiene no deja de temblar.
- ¿Qué muy romántico para mi? -pregunto bromeando.
- No, bueno si... son más mi tipo.
- Es verdad eres Afrodita -se ríe aunque no se nota la gracia a su risa y comienza a escucharse careless whisper.
- Ésa me gusta mucho -empieza a relajarse y varias canciones después su cuerpo se relaja hasta que se queda dormida, quito sus manos de mi cuello despacio evitando que se despierte, se ve tan en paz relajada, se notaban hinchados sus ojos al haber estado llorando del susto que pasó, el maquillaje no se ve corrido sólo las marcas de las lágrimas que lo quitaron, tiene las facciones muy menudas como si Dios hubiera tallado con paciencia cada detalle de su rostro, su nariz pequeña y respingada, sus labios en forma de corazón no muy gruesos pero tampoco demasiado delgados, son pequeños y casi rosas, su piel es de un color más oscuro que mi piel blanca pero no llega a ser morena tiene un color medio extraño pero el cual le queda perfecto, es una pequeña diosa griega que me tiene fascinado desde que hace casi una semana, la acomodo en al asiento para después intentar sentarme colocando su cabeza en mis piernas sin despertarla, al parecer tiene un poco pesado el sueño.
- Es la primera vez que te veo mirar tan detalladamente a una mujer -me saca de mi ensoñación John ya que aún seguía mirando a la linda Afrodita por lo que sonrió.
- John es raro que me acompañes a mis citas -divo tratando de desviar el tema.
- Lo sé, pero a ninguna de ellas la mirabas igual... creo que te estás enamorando de ella.
No digo nada ya que parecía verdad o por lo menos teníamos una química demasiado compatible aunque la bella Afrodita parece no sentirla solo yo, miro por la ventana mientras John me da el informe sobre lo sucedido: un camión cisterna que se volteó al perder el control el conductor dejando la carretera bloqueada y por eso vino a la camioneta de comunicaciones, ellos al igual que los guardaespaldas que fueron a verificar ayudaron al conductor a salir del vehículo
A los minutos el celular de John vibra- John Jagger.... Si señor.... ellos es tan bien.... la señorita sólo sufrió una pequeña crisis de ansiedad.... No señor ahora está dormida.... Si señor. Tu abuelo dice que lo llames.
Saco mi cel y llamo al abuelo le soy los detalles de lo sucedido, es extraño porque parece más interesado en como se encuentra Afrodita, me pode volver a casa para que debemos con ellos y aunque quisiera dejar dormir a mi linda Afrodita todo lo que quisiera dormir, debo de despertarla para que llegue despejada a la casa Strelnicov.
Pasa más de media hora desde que hable con el abuelo y estamos algo cerca de donde la casa Strelnicov así que debo de despertar a Afrodita- Afrodita despierta -le digo tocando su mejilla- debes de despertar -me quita la mano y se queja ya que no quiere despertar y se da media vuelta lo que me causa gracia- vamos despierta.
- No -dice en un quejido que se escucha muy lindo.
- Sí, vamos a cenar para después llevarte a tu casa o te llevo a la mía dejándote dormir más -fue lo que necesito para que despertará y llevarme un golpe en mi pierna, ella se incorpora.
- Aprovechado.
- Claro que no, es que tienes el sueño pesado Afrodita.
Se me queda mirando y se mira al frente- ¿Dónde estamos?
- Vamos a la casa Strelnicov señorita -dijo John antes de que yo le dijera.
- Mi abuelo llamo y al enterarse del accidente, me pidió que fueramos a la casa Strelnicov a cenar.
- ¡¿Qué?! -exclama Afrodita me mira y comienza a gritar- estas loco al aceptar estoy hecha un desastre.... John puedes buscar una tienda con autoservicio para comprar unas toallitas desmaquillantes.
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