Aunque las piernas de Yadira finalmente mejoraron, no se recuperó del todo.
Por ejemplo, su memoria empeoró mucho.
Cuando estaba en la Finca de Napolés, tenía mala memoria y olvidaba muchas cosas.
Después del tratamiento, su memoria mejoró, pero no era tan buena como antes.
—¿Estás fingiendo o realmente no me conoces? —La mujer miró a Yadira por un momento, se inclinó ligeramente la cabeza y preguntó.
—Lo siento. No estoy bien últimamente y mi memoria me falla a menudo—. Yadira quería decir que realmente no podía recordar quién era esa mujer.
La mujer entrecerró los ojos, como si estuviera pensando si Yadira estaba diciendo la verdad.
Yadira miró la puerta detrás de la mujer y dijo: —¿Tienes algo más que decir?
Como no podía recordar a esta mujer, probablemente no era tan importante para ella. Además, esta mujer no parecía tener buena intención. Yadira tenía prisa por escapar, así que no quería perder el tiempo aquí con esa mujer.
Era mejor irse.
—¿No podemos tener una charla? —La mujer sonrió y dijo lentamente: —Eres tu cuñada.
¿La cuñada?
—¿Eres miembro de los Dominguez? —Yadira no esperaba esto.
—Pues... Ya no eres mi cuñada. Ya os habéis divorciado tu y Delfino—. Luego continuó sin sinceridad: —Lo siento, no soy tan educada.
Por la forma en que esa mujer se dirigió a ella, Yadira se dio cuenta de quién era.
Le miró la cara y dijo un nombre: —Emilia .
Las piernas empezaron a cansarse de nuevo.
Si se quedaba aquí, tarde o temprano, no podría mantenerse en pie.
Mientras Yadira miraba la cara que tenía adelante, le vinieron a la mente más recuerdos sobre Emilia .
En aquel entonces, cuando Yadira fue a la casa de la familia de los Dominguez con Delfino por primera vez, Emilia la trató como una sirvienta. Más tarde, Emilia se enteró de que era la esposa de Delfino y acudió a su casa para adularla. Sin embargo, se encontró con Fatima y tuvo una pelea con esta.
Más tarde, el accidente le ocurrió al abuelo de Delfino, y los Dominguez pensaron que Yadira tenía algo que ver con esto. Emilia seguía maltrándola aunque se metiera en tal cenagal.
Era mejor mantenerse lo más lejos posible de la persona como Emilia.
—¿Poe qué tienes tanta prisa? —Emilia se dio cuenta de que Yadira estaba ansiosa por irse. Sin embargo, cuanto más quería irse, más se resistía Emilia a dejarla marchar.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera
Quiero seguir leyendo...