Kadarina pidió una taza de café para Juan, pero seguía sin entender por qué Noela hacía esto.
Desde otra perspectiva, si Noela necesitaba la ayuda de Juan, sería mucho mejor hacerlo en nombre del agente de Noela. Kadarina se dio cuenta de repente de que era demasiado estúpida, y suspiró.
Llamaron a la puerta.
Juan estiró el cuello después de estar sentado frente al ordenador durante mucho tiempo. Luego se dirigió hacia la sala de estar.
El camarero abrió la puerta y asintió ligeramente:
—Sr. Juan, vengo a entregarle una taza de café.
—No he pedido café —Tiene una reunión esta noche, así que pensaba pedir un café, pero no lo había pedido todavía.
El camarero dijo:
—Alguien más lo pidió para usted.
La expresión de Juan no era buena.
—No tengo ningún amigo aquí.
Las empresas que querían complacerle no sabían dónde se alojaba, así que pensó que el hotel filtró la información a otros.
El camarero sabía que Juan le había malinterpretado, así que se apresuró a decir:
—Siempre hemos dado gran importancia a la privacidad de nuestros huéspedes. Además, señor Juan, usted es nuestro invitado VIP. Una dama llamada Kadarina Tapia lo pidió para usted. Sólo podemos hacer lo posible por satisfacer las necesidades de nuestros huéspedes...
Juan se quedó ligeramente sorprendido y se tranquilizó.
—Ya veo. Gracias.
Cogió el café del camarero, se dio la vuelta y cerró la puerta, dejando al camarero de pie en la puerta con una expresión de estupefacción.
A la mañana siguiente.
Noela llevó a Kadarina a desayunar al restaurante.
Cuando Kadarina fue a buscar el desayuno, miró cuidadosamente a su alrededor. Tras volver a su asiento, le dijo a Noela:
—No he visto a Juan por aquí.
Noela no dijo nada y se limitó a mirar detrás de Kadarina.
Antes de que Kadarina entendiera lo que estaba pasando, oyó una voz masculina detrás de ella:
Juan no le respondió. En su lugar, se volvió para mirar a Noela y le dijo:
—Señorita Noela, su actitud hacia mí es mucho mejor de lo que nos vimos en el plató el otro día.
Noela sonrió débilmente:
—Sr. Juan, si está dispuesto a ayudarme, mi actitud será aún mejor.
Kadarina entendió lo que Noela estaba diciendo.
—Mientras pueda ayudarte, haré todo lo posible. Después de todo, eres una actriz que admiro mucho —Juan sonrió y dijo en un tono muy sincero.
Kadarina miró a Noela y luego a Juan. Los dos tenían la misma sonrisa profesional en sus rostros.
Además, el ritmo de su charla era bastante rápido. Sólo habían charlado durante menos de un minuto antes de ir al grano.
La expresión de Noela parecía aún más sincera que la de Juan:
—Estaré muy agradecida si puedo avalar el producto de Universo.
Juan mostró una expresión de satisfacción, sacó una pequeña caja y la empujó hacia Noela. —Encantado de trabajar con usted, señorita Noela.
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