Matrimonio de primera romance Capítulo 286

Las palabras de Delfino la sorprendieron tanto a Yadira que no pudo recuperarse hasta después de algún tiempo.

Estupefacta, Yadira le preguntó después de un rato, -¿Pero me dijiste que no fuiste tú quien se llevó el bebé?-

Al principio, Delfino lo negó absolutamente cuando le preguntó.

También Yadira no había estado tan segura y había dudado que se hubiera equivocado.

Sin embargo, de verdad no sabía quién se llevaría a su bebé menos Delfino.

Pese a un poco de duda, no había pensado que Delfino lo reconocería tan directamente y la amenazaría con esto.

Delfino todavía seguía con la cara impasible, que estaba llena de frío. Dijo, -Claro que fui yo. Excepto yo, ¿quién se lo llevaría?-

Yadira frunció la boca fuertemente y le lanzó una palabra, -¡Indigno!-

-Por eso, ahora será mejor que me escuches obedientemente.- él hablando, extendió la mano a tocar su cara.

Con repugnancia, Yadira se volvió para esquivar su mano.

*

Pero todavía funcionó a Yadira su acto de amenazarla con el bebé.

Al mes siguiente, Yadira se comportaba bien e iba recuperándose.

Aparte de esto, no dijo nada más a Delfino.

Frente a su distanciamiento, aunque Delfino estaba enfadado, nunca le puso de mal talante.

Incluso, Yadira se admiraba un poco de su tolerancia.

Al amanecer, cuando estaban comiendo, de repente Delfino dijo, -Nuestro vuelo es mañana por la noche, a la Ciudad Mar.-

Al escuchar esto, finalmente Yadira le respondió, -¿Puedo ver mi bebé si regreso?-

Delfino le echó un vistazo con una respuesta evasiva, -Todavía no regresas, ¿y ahora quieres discutirlo conmigo?-

Yadira lo llamó por su nombre muy furiosa, -¡Delfino Dominguez!-

Cortando un huevo en el plato pausadamente con mirada bajada, Delfino le dijo con tranquilidad, -No tienes el derecho a discutir de requerimientos conmigo.

Con las manos apretadas, Yadira se fijó en él y no pudo decir nada.

Al día siguiente por la noche, tomaron el avión a la Ciudad Mar.

Al amanecer del tercer día, el avión llegó al Aeropuerto Internacional de Ciudad Mar.

Pese a que no habían avisado de su regreso a nadie, en el aeropuerto se encontraron con Apolo Tapia y con Noela García.

Era la verdad que estos seis meses Noela estaba algo ocupada. Se notaba el cansancio, pero estaba con mucho ánimo.

-Bienvenida, Yadira.- se la acercó y la abrazó.

Yadira le palmeó la espalda.

Después de saludarse las dos, Noela la examinó cuidadosamente y dijo, -¿Por qué te ves más flaca?-

Recordaba que, antes de que diera la luz, cuando hacían llamadas de vídeo, Yadira todavía era animada.

Como ella dio la luz, Delfino mandó a la gente para que la cuidara. ¿Cómo era posible que se pusiera más delgada con el cuido?

Yadira frunció la boca y dijo, -¿Sí?-

También Noela se dio cuenta de que Yadira estaba un poco mal, que no se sentía feliz, aunque acababa de hacerse madre.

Se le ocurrió que últimamente cuando la llamó diciendo que hicieran llamada de vídeo para ver el bebé, Yadira lo pasó por alto con esquivez.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el bebé?- mientras preguntaba, Noela no vio la presencia del bebé.

Nadie la contestó.

Porque nadie sabía cómo responderla.

Fruncido el ceño, Delfino le tomó la mano de Yadira y se dirigió hacia fuera.

-Delfino, no seas así. Hablemos bien, ¿sí?-

Efectivamente Yadira se asustó. Incluso su voz se puso ronca y dijo, -Ahora ya vuelvo y no voy a huirme. Pero mi hija todavía está muy pequeña que solo tiene un mes. Debe crecer acompañada de su mamá. Déjame verla, déjame cuidarla, ¿sí?-

Diciendo las últimas palabras, ya empezó a sollozar con cuencas rojizas.

Se sentía muy mal en el corazón.

Se angustiaba mucho al pensar en su hija de un mes y que no sabía dónde estaba ni quién la sostenía entre los abrazos.

¿La cuidarían bien como ella, la madre biológica?

¿O le gustaría llorar tanto que los molestaría a otros y ellos la ignorarían?

Decían que las madres eran fuertes.

Sin embargo, una persona más fuerte también significa que más vulnerable es.

Al pensar en esto, no pudo evitar la tristeza.

Su hija todavía estaba tan pequeña.

Al ver que Delfino no dijo nada, le tomó la mano y lo suplicó, -¿Sí?-

Los ojos rojizos estaban llenos de lágrimas, como si fueran a brotar el momento siguiente.

Delfino solo le dio un vistazo, se volvió y miró hacia otro lado.

Tragó con dificultad y retiró las palabras que quería decir.

Incluso esperaba que antes se le habría ocurrido este medio tan indigno para obligarla a volver.

Por lo menos, cuando Yadira estaba tan triste como ahora, podía devolvérselo el bebé y hacerla feliz.

Pero ahora solo tuvo que verla sufriendo sin poder hacer nada.

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