Matrimonio de primera romance Capítulo 323

No le importó nada la rabia de Horacio, Delfino se mantuvo tranquilo y sereno, -Pero ahora no percibo ninguna ventaja que el Grupo Dominguez me puede brindar.

Horacio rio fríamente, -Tanto la comida y la ropa, como los aparatos y sirvientes, incluso tu fama, todos tuyos provienen de la familia Dominguez.-

-Yo puedo abandonar todo esto. Aunque no hubiera sido de la familia Dominguez, yo todavía habría sido Delfino. ¿Y tú? Sin la familia Dominguez, ¿quién eres?-

Las palabras de Delfino fueron tan directas que casi rompieron la relación entre ellos.

-¿Realmente crees que eres capaz de hacer cualquier cosa?- Horacio le dijo y rio fríamente, -Puedes probar destruir el Grupo Dominguez si quieres.-

El ambiente en el comedor se puso tenso.

Ellos se miraron mutuamente un rato. Delfino le preguntó apretándose los dientes, -¿Dónde está mi hija?-

-¿Cómo sé dónde está tu hija? ¿Acaso no le escondiste?- Horacio sonrió levemente, pero esa sonrisa no fue de su corazón.

La mano de Delfino debajo de la mesa se apretó con fuerza y un aliento de furia apareció entre sus cejas.

En la memoria de Horacio, Delfino fue un niño simpático en la infancia. Sin embargo, todo cambió después de la muerte de su madre. Desde aquel entonces, la relación entre el padre y el hijo se fue alejando.

Especialmente en los últimos años, la creciente fuerza de Delfino fue cada día más obvia. Aunque fue su hijo biológico, en muchas ocasiones no podía entender lo que él pensaba y planteaba.

A causa de esto, de vez en cuando Horacio también temió a Delfino.

Sin embargo, Delfino tuvo una debilidad fatal, de que le dio demasiada importancia a la amistad y el amor.

Siempre y cuando aprovechara ese defecto suyo, bastó para controlar y dominar a Delfino.

Al pensar esto, la cara de Horacio se puso irónica, -Mi nieta seguramente es una niña mona. Si tienes tiempo, no olvides llevarla a la vieja casa. Ella es un miembro de la familia Dominguez. El conflicto entre nosotros no está relacionado con ella.-

Al hablarlo, Horacio le echó una mirada a Delfino. Luego se levantó y se fue.

Los sirvientes estuvieron esperándoles fuera del comedor. Al ver a Horacio salir, le llamaron respetuosos, -Señor Horacio.-

En ese momento, en el comedor sonó un gran ruido porque los platos se cayeron al suelo.

Ese ruido fue muy grande y agudo.

Los sirvientes se apresuraron a entrar en el comedor. Vieron que Delfino bajó su cabeza, ligeramente inclinado, con ambas manos apoyadas en la mesa. Hubo un aliento violento y furioso rodeado alrededor de él.

Había un desastre en el suelo, con sobras y vajilla rota. Evidentemente, fue Delfino que todo lo tiró de la mesa.

Una sirvienta se acercó cuidadosamente. No se atrevió a preguntar más, -Señor, déjame limpiar ahí…-

Delfino no le respondió.

La sirvienta entendió que Delfino no tenía energía para contestarle, por eso pidió a los otros dos sirvientes que entrasen y limpiasen.

Delfino bajó la cabeza, con ojos llenados de odios.

Las palabras de Horacio significaron superficialmente que negó que mandase llevarse a Raquel, pero la frase final le amenazó obviamente.

El sentido escondido de Horacio fue evidente. Si ellos se llevaron bien, Raquel estaba bien también.

Al revés, fue muy posible que Horacio le hiriera a Raquel.

La expresión llena de orgullo y presuntuosidad fue la evidencia clara.

Fue Horacio que mandó llevarse a Raquel. Su objetivo fue que le amenazó a Delfino aprovechando a Raquel.

Aun cuando la relación entre Horacio y él fue muy fría y distante, no se dañaron mutuamente.

No se le ocurrió nunca que Horacio hiciera plan sobre Raquel.

Dado que Horacio tenía esa idea y lo hizo, Delfino podía asegurar que el asunto de su madre ocultó otros secretos.

Al mismo tiempo, el asunto de Alejandro, también no fue tan simple.

Pero los asuntos sucedieron sucesivamente.

Delfino creía que todos los accidentes tenían con mucha posibilidad un origen igual, el secuestro de aquel año.

***

Nadie sabía cómo Jaime y Fidelio persuadieron a Sonia. Por esta noche, Sonia decidió que regresaría junto con ellos a Ciudad Mar mañana.

No obstante, a Delfino no le interesó esa razón.

Él y Xulio volvieron a Ciudad Mar primero tomando el avión de esta noche.

Al regresar a Ciudad Mar, Delfino se fue directamente a la casa de Yadira

Sin embargo, no la encontró en su casa.

Yadira no estaba en casa, por lo tanto, la llamó.

Cuando Yadira cogió el teléfono, le preguntó Delfino directamente, -¿Dónde estás?-

Recientemente Yadira estaba un poco atareado. Siempre se quedaba en el lugar de rodaje y casualmente también jugaba en otro lugar de rodaje acompañada con Fatima Núñez.

A la hora de que Delfino le llamó, acabó de regresar con Fatima al lugar de rodaje de Ciudad Abandonada.

Yadira oyó esa pregunta, y le dijo sorprendida, -¡Has regresado!-

Delfino descubrió la sorpresa y la alegría de Yadira, sintiéndose un poco contento y sonriendo levemente.

-¿Dónde estás? Me voy a recogerte.-

Yadira vio todo el entorno, corrió en un rincón y le contestó, -Estoy en el lugar de rodaje. Voy a regresar a casa y verte.-

Delfino fue una persona famosa. En el Centro de Cine había mucha gente. No fue apropiado que Delfino viniera ahí.

Sin embargo, Delfino ignoró directamente su propuesta y tomó una decisión, -Espérame.-

-No es apropiado que vengas ahí… ¿Eh?- Yadira vio la pantalla y descubrió que Delfino ya lo colgó.

Por otro lado, al Delfino terminar hablar con Yadira, le mandó a Xulio, -Vámonos al Centro de Cine.-

Xulio dio media vuelta y condujo hacia el Centro de Cine.

***

Al llegar al Centro de Cine, Delfino le mandó a Xulio regresar primero.

Yadira debía conducir su coche aquí, por eso podía regresar tomando el coche de Yadira.

No sabía dónde estaba Yadira, solo podía esperarla en la entrada del Centro de Cine.

Él estaba de pie bajo un árbol de arce y le envió un mensaje a Yadira, -He llegado. Ahora en la entrada.-

Tanto pronto como Yadira lo recibió, corrió hacia allá.

Fatima se sorprendió y le preguntó, -Yadira, ¿Por qué sales tan pronto hoy?-

Yadira corrió al mismo tiempo le respondió volviendo su cabeza, -Hoy tengo algo especial. Regreso primero.-

-Bueno. Chao.-

-Chao.-

Yadira ya llegó a la entrada, pero no lo encontró a Delfino después de examinar el entorno cuidadosamente.

De repente, un hombre llevado una camiseta azul caminó hacia ella.

Ese hombre llevaba una gorra negra con visera. La visera ocultó su cara, vestido pantalones negros también. Todos sus vestidos parecían informales y muy cómodos.

Aunque no podía ver claramente su cara, podía percibir obviamente un aliento frío y temeroso de ese hombre.

Fue un poco familiar…

Hasta que el hombre llegó hasta su frente, Yadira lo reconoció con ojos grandes por la sorpresa, -Del…Delf…-

Ella estaba tan sorprendida que no podía llamar su nombre en ese momento.

Delfino levantó la gorra un poco más y la miró arqueando sus cejas. Le preguntó con voz llena de aversión pero mimo, -Solo fui al extranjero una semana. ¿Tú te has hecho una tartamudea?-

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