Matrimonio de primera romance Capítulo 389

Yadira miró las fotos una y otra vez.

De repente, se le ocurrió una idea y levantó la cabeza para verlo a Mariano.

-Mariano, si eres un psicólogo, indiscutiblemente tienes un profundo estudio en la psicología, ¿verdad?

Cuando él escuchó las dudas académicas, se puso muy serio.

-Cada cual es especialista en algún área, pero para las personas con barreras psicológicas, normalmente solo podemos servirles de guía, es decir, exclusivamente contamos con la función auxiliar y finalmente los enfermos tienen que apoyarse en sí mismos.

Mariano llamó al camarero para que le agregara un poco de agua en el vaso y luego dijo:

-¿Por qué repentinamente me hiciste esa pregunta?

Después de pensarlo, Yadira respondió:

-Sabes que he ido al hospital para hacer exámenes. El médico me dijo que mi cuerpo se mejoraba muy bien, sin embargo, no había ninguna señal de que iba a recuperar la memoria. Si eres un psicólogo, ¿tienes algún remedio?

Al escuchar las palabras de Yadira, se quedó pensativo.

Yadira lo miró expectante.

Sería genial que Mariano le pudiera ayudar a recordar lo pasado.

Después de un buen rato, Mariano le dio una respuesta conservadora:

-Perdiste la memoria por daño cerebral, lo cual no se relaciona mucho con la psicología, no obstante, podemos intentar usar una manera psicológica para recuperarla aunque no estoy seguro de que eso funcionará.

Yadira se sintió muy alegre y dijo:

-¡Genial!

Aun cuando existiera poca esperanza, ella querría probar.

-A comer -habló Mariano sonriendo.

***

Cuando los dos terminaron de comer y salieron del restaurante, estaba lloviendo.

La ciudad Mar se abundaba en lluvia y a principios de otoño, llover se convirtió en algo habitual.

Si bien no era una lluvia torrencial, el cielo gris hacía que la gente se sintiera deprimida.

Yadira y Mariano solo se mojaron un poco de cabello cuando regresaron al coche.

Mientras Mariano conducía el auto, hablaba con Yadira de manera intermitente.

En el día de lluvias, todos los coches se manejaron lentamente.

En el viraje, Mariano pisó el freno, pero descubrió que el carro no desaceleró, en cambio, aceleró.

No importaba qué tan fuerte pisara él el freno, este no funcionó y el coche no consiguió pararse.

Mariano cambió de cara. Al mismo tiempo que tocaba la bocina, él gritó:

-¡Falló el freno del auto! Yadira, ¡sal por la puerta!

Yadira también notó que el freno no estaba bueno y el coche estaba fuera de control. Además, otros conductores se dieron cuenta de la anormalidad de ese carro, por eso evitaron acercarlo.

Yadira tiró el cinturón de seguridad y dijo:

-¡Vámonos juntos!

Al escuchar lo que dijo Yadira, en vez de estar conmovido, se hizo furioso y gritó,:

-¡Vete! ¡Yo te salvé la vida, por eso tienes que estar sana y salva!

Como la situación era urgente, Yadira no tuvo tiempo para reflexionar sobre sus palabras, se decidió a abrir la puerta y saltó en el momento adecuado. A causa de usar unas estrategias al hacerlo, aunque tuvo moretones en el cuerpo, no estuvo mal herida.

Yadira se levantó rápidamente del suelo y al echar un vistazo a Mariano, descubrió que el coche ya había golpeado la barandilla de la carrera. Luego, ella corrió hacia Mariano.

Yadira se apoyó en la ventana del auto llamando su nombre:

-Mariano, ¿cómo estás?

Mariano estaba sentado en el asiento del conductor con la cabeza llena de sangre y sus ojos se quedaban perdidos como si pudiera desmayarse en cualquier momento.

Sin embargo, Mariano se esforzó a mirar a Yadira y luego cayó en coma.

Yadira sacó nerviosa su celular para llamar a una ambulancia, pero una persona amable a su lado le dijo:

-No te apresures. Ya te ayudé a llamar a una ambulancia.

Yadira le contestó amargamente:

-¡Gracias!

Había un hospital cerca de donde estaba, por lo cual la ambulancia llegó muy rápido.

***

Se le llevó a Mariano al centro de emergencia.

Yadira lo esperó fuera sufriendo cada segundo.

Ella no supo cuánto tiempo había pasado, pero por fin se abrió la puerta de la sala de operación y salió el médico.

Yadira les acercó al instante y preguntó,

-Doctor, ¿cómo está él?

El médico sacó la mascarilla y le respondió:

-Le hemos suturado la herida. No está en peligro de muerte, pero hay que ponerlo bajo observación médica durante un periodo de tiempo y lo primero que tenemos que hacer es llevarlo a la unidad de cuidados intensivos.

-¡Muchas gracias, doctor! -dijo Yadira soltando un suspiro de alivio.

Luego, Mariano salió semiconsciente con gasa atada a la cabeza.

Yadira le acercó y le dijo:

-¿Mariano?

Él movió los labios, pero no se escuchó ningún sonido.

Yadira no se acordó de contactar con la familia de Mariano hasta que lo vio entrar en cuidados intensivos.

Sin embargo, en aquel entonces, se dio cuenta de que no lo conocía en absoluto.

Solo se enteró de que él se llamaba Mariano y era psicólogo y nada más.

Mas aún, él nunca había mencionado a sus familiares.

Cabe señalar que en este caso, Mariano se parecía a Yadira.

Cuando ella se despertó en el hospital, ningún familiar suyo estaba a su lado. Además, Mariano tampoco presentó su familia, no obstante, Yadira creyó que sin duda, y él tuvo su propia razón aunque ella no la supo.

Al meditar eso, Yadira pensó que Mariano padeció el mismo infortunio con ella.

Mariano solo estuvo un día en cuidados intensivos.

Cuando él salió, Yadira le preparó una sopa.

Mariano se apoyó en la cama mirándola a Yadira servirle la sopa y dijo sonriendo:

-¡Qué virtuosa eres!

Yadira le lanzó una mirada.

-Mucho menos que ti. Eres tan desinteresado que en el trance, solamente piensas en otros.

Ella puso la sopa en la mesita en su cama.

Mariano cogió la cuchara y la bebió despacio. Parecía que él no tenía energía ni ánimo.

Viendo eso, Yadira lo compadeció y dijo:

-Afortunadamente estás sano y salvo, si no, me sentiría culpable toda la vida.

Mariano sonrió como si hubiera discurrido y habló:

-Tengo algo que contarte porque si te lo digo ahora, es posible que me perdones fácilmente.

Yadira levantó la mirada y lo miró diciendo:

-¿Qué cosa?

La sonrisa de Mariano se desvaneció. Él dijo severamente:

-No soy tu prometido.

En aquel momento, Yadira estaba a punto de tapar el termo. Al escuchar las palabras de Mariano, ella se detuvo dos segundos y luego puso lentamente la tapa en el termo y respondió tranquilamente:

-Vale.

-¿No te enfadas? ¿O estás tan irritada que no quieres hablar conmigo?

Aunque Mariano dijo eso, su mirada se volvió serena.

Yadira se quedó callada durante un buen rato y luego dijo:

-Si plantearas engañarme a propósito, no permitiría que yo saliera con Noela. Así mismo, fuiste tú quien me salvó la vida y me acompañó durante tres años, lo cual no puedo pagar toda mi vida.

Después de mucho tiempo, Mariano asintió con la cabeza.

Yadira empujó un poco el tazón hacia él y habló:

-Por el contrario, ¿por qué dijiste que eras mi prometido?

En vez de ponerse colérico, Mariano sonrió y preguntó:

-En aquella situación, si no te hubiera dicho que fuera tu prometido, ¿habrías confiado en mí y habrías marcharte del hospital conmigo?

Por un lado, una persona que perdió la memoria absolutamente no tuvo ninguna sensación de seguridad. Por otro, como todos los médicos y enfermeros creían que Mariano y Yadira eran novios, él no tuvo más remedio que admitir eso.

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