Matrimonio de primera romance Capítulo 396

Yadira sonrió rígidamente, -Sé que usted posee una gran fortuna, pero no necesita hace gastos para mí.

Vivía durante un buen rato en la casa de Mariano, aunque no tenía muchas cosas, no eran tan pequeñeces si las sumaron una por una.

“¿Para qué tiro las cosas que todavía se pueden usar?” ella pensó.

Delfino pareció reír pero no rio, y dijo sarcásticamente, -No quieres deber a mí, ¿pues tienes la conciencia tranquila gastando el dinero de aquel hipócrita?

-Señor Delfino, por favor no prejuzgues a los demás si no sabes la verdad, estás calumniando a otros.

A Yadira le pareció muy arrogante Delfino.

Mariano nunca ofendió a Delfino, ¿por qué Delfino siempre apuntaba a él?

O, ¿simplemente Delfino hizo todo a su antojo?

Yadira no dejó a Delfino hablar, -Además, no tengo nada que ver contigo.

Seguramente ella gastó el dinero de Mariano, pero anotó todos los gastos, incluso los de hospitalización de los tres años.

No perdió la noción de decencia y de delicadeza.

Delfino se puso la cara con un gesto muy serio al oír sus palabras.

“¡No sabe qué es lo mejor para ella misma!” pensaba Delfino.

Yadira no le dio la oportunidad de hablar, y tan pronto como terminó de hablar, salió rápidamente para evitar escuchar palabras desagradables de Delfino.

Detrá de ella se oyó la voz enojada de Delfino, -¡Yadira!

Yadira apretaba el puño, y hizo silenciosamente un gesto de victoria en el hondo del corazón.

A la puerta, Yadira habló brevemente con Mariano de la situación actual.

-No pasa nada, guardo bien tus cosas -dijo Mariano sonriendo.

Justo en ese momento Delfino salió y se oyó la conversación.

Se dirigió hacia Yadira, y miró a ella con gesto impasible.

-¿No vas a sacar tu equipaje? -dijo Delfino.

-¿Qué?

Yadira no entendió, ya que hacía poco este hombre djo que no necesitaba sacar nada.

Delfino no tenía mucha paciencia y urgió, -Date prisa.

Sin ser apenas consciente, Yadira anduvo detrás de él.

Miró hacia atrás a Mariano después de avanzar unos pasos.

Mariano sonrió levemente y siguió a ella.

***

En la casa de Mariano, Delfino mandó a los servidores mover las cosas.

“Grupo Dominguez es una corporación multinacional muy desarrollada, ¿por qué Delfino, como el presidente, está sin trabajo?”

“¿Acaso el Grupo está por cerrar?” ella pensaba.

Aunque había dicho que no tenía tantas cosas, Delfino insistió en llevar los servidores para ayudar.

Sin embargo, los servidores no supieron de qué forma empezar el trabajo, a Yadira no le agradaba mirar a los servidores desconcertados, -Yo lo hago, son todos objetos personales.

No fue la culpa de los servidores, en realidad no tenía tantas cosas.

Delfino estaba a la entrada observando la habitación, que obviamente solo presentaba señales de Yadira.

-¿Dónde vive Mariano? -preguntó levemente.

Yadira estaba arreglando y contestó sin mucho interés, -Claro que vive en su propia habitación.

Entonces Delfino se quedó sin palabras.

Los servidores entraron en el ascensor con el equipaje cuando Yadira terminó de recoger sus cosas.

-¿No vives enfrente? -preguntó Yadira.

Delfino echó una ojeada a ella y dijo, -Tan pequeña para nosotros.

Yadira no sabía qué decir.

En esta urbanización solo había residencia dúplex que era espaciosa.

Hacía poco Delfino se mudó allí, pero ahora quería cambiar de casa…

¡Qué rico!

El coche se detuvo delante de un chalé.

Yadira se dirigió a la puerta principal del chalé, por fin entendió las palabras de Delfino.

Era un chalé de cuatro plantas con grandes patios que tenía numerosos servidores y guardaespaldas.

A la entrada, los servidores y guardaespaldas acochados se ponían una fila ordenada para saludar.

Yadira siguió a Delfino mirando al suelo.

Una regordete agradable salió de la sala corriendo hacia los dos.

Al ver la pequeñita, Delfino se detuvo para abrazarla.

Pero la pequeñita simplemente lo ignoraba y se lanzó al brazo de Yadira, -¡Tía Yadira!

La niña la saludó con ojos brillantes.

Cada vez que veía a Raquel entusiasta le alegró mucho, sin embargo, Yadira estaba casi llorando esta vez.

-Raquelita… -Yadira la abrazó fuertemente, con los ojos vidriosos.

Cómo podía decirle que ella era la madre sino la tía…

Delfino regresó sus abrazos embarazoso y se volvió a ver a Yadira casi llorando, con Raquel en su abrazo.

Él estaba ceñudo. Un empleado doméstico se dispuso a acercarse a Yadira, pero Delfino lo impidió con una mirada.

Después de una corta pausa, Raquel dijo, -Me has apretado.

Oyendo lo que dijo, Yadira se apresuró a soltarla.

Bajó a la niña del brazo después de dar un profundo suspiro para relajarse.

Delfino las miraban fijamente con la cara fría.

-¡Definas! -al ver a Delfino, Raquel extendió la manita para pedir un abrazo.

A Delfino le recordó la ignorancia de Raquel, y se dirigió a la sala directamente sin cuidar a nadie.

-¿Se enfadó? -Raquel parpadeaba, ceñuda como una anciana.

Yadira se divirtió mucho, -No, tiene celos de mí.

Antes siguió a Delfino, claro que descubrió la acción subconsciente, solo tardó un rato en reaccionar.

-¿Por qué tiene celos? -preguntó Raquel, con la nariz arrugada.

-Tampoco entiendo. -sonrió Yadira.

Los dos se dirigieron a la sala hablando.

Raquel era charlatana y hablaba sin cesar.

Yadira escuchó con paciencia, descubrió que Raquel tenía un buen vocabulario.

En ese momento, una criada dio un paso hacia ella.

-Señora Yadira, te llevo a tu habitación -dijo con respeto.

Yadira bajó levemente la cabeza, -Gracias.

La criada la llevó a la segunda planta y abrió una de las puertas.

-Llegamos -dijo con su modo de estar de invitar.

Yadira estaba a la puerta, mirando adentro con descuido.

-¿Es mi habitación? -preguntó con mueca de asombro.

Sonrió la criada, -Sí, por favor díganos si necesitas algo más.

Se fue la criada.

Yadira entró en ella con Raquel.

El dormitorio era grande con un enorme ventanal y un balcón, además, un guardarropa.

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