La dependienta hizo lo que había pedido Yadira y dijo, -Hasta luego y siempre bienvenida.
Después de recibir la moneda, Yadira se dio cuenta de que la dependienta joven y con pelo corto tocó su oreja, como si en el cual hubiera algo.
Sintiéndose extraña y nerviosa por la dependiente y la situación del centro comercial, Yadira salió de la pastelería a toda prisa.
Antes, cuando entró en este centro, solo sintió que había poca gente aquí.
Pero ahora, descubrió que había menos gente que antes. Era anormal.
Yadira quería bajar la escalera, pero de repente, oyó un sonido.
Sin ser apenas consciente, Yadira giró la cabeza y vio a un hombre vestido de negro salir del ascensor y dirigirse hacia la escalera.
Como el hombre llevaba una gorra de béisbol, Yadira no podía ver su cara claramente, pero sentía que el hombre la estaba mirando.
Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que sus alrededores eran tan silenciosos que no había nadie más sino todas las luces encendidas. Yadira sintió una gran incomodidad.
Yadira recordó que cuando estaba en la pastelería, la dependienta prudente, que parecía estar urgiéndole a irse pronto, ¡parecía ser policía!
¡Qué silencioso! Obviamente la policía había despejado aquí.
Siendo guionista de suspense, ella se enteraba mucho de esta situación.
Un centro comercio de grandes aglomeraciones fue despejado, solo cuando se necesitaba protecciones. En otras palabras, la policía lo hizo solo por las estrellas o por los delincuentes.
A Yadira le pasaron estos pensamientos por la mente, pero no se mostraron en su cara.
Yadira llevó la tarta en una mano y apoyaba la otra sobre la barandilla, mientras que ese hombre le seguía y mantenía la posición igual que ella.
El hombre, si no fuera policía, sería delincuente.
Luego, Yadira llegó hasta la planta baja y volvió la cabeza para mirar al hombre como si no pasara nada y no notara nada raro.
Siguiendo quedando sin prisa, de repente, el hombre quitó la gorra y le dio una sonrisa pánica y loca.
A Yadira le asustó mucho y se apresuró a escapar hacia la salida.
Corriendo lo más rápido posible, quedaba un largo trecho hasta la puerta porque la cual estaba muy lejos de la escalera mecánica.
En este momento, sonó un megáfono, -Alfonso Morterero, estás rodeado. Si te rinde ahora, ¡te trataremos con indulgencia!
Yadira levantó su cabeza y descubrió que un grupo de policías había llegado al alrededor en algún momento.
El hombre respondió, -¡Nunca! ¡Moriremos juntos!
Sintiendo que la voz era muy cercana, Yadira volvió su cabeza y vio al hombre estando detrás de ella y llevando explosivos dentro de su chaqueta.
Al ver a Yadira, él gritó, -¿Creéis que está despejado aquí? ¡Queda una! Gano demasiado por morir con esta belleza -al mismo tiempo, tiró de la mecha.
Con muchas prisas, la policía gritó, -¡Cuidado! ¡Acuéstese!
Asustada mucho, Yadira lanzó la tarta hacia el hombre loco y se echó al suelo.
Se oyó un ruido muy fuerte.
Yadira solo pudo oír zumbidos sin parar.
-Han pasado seis años. Rosa ha sufrido demasiado la soledad. Le tenemos que acompañar.
-¡Vámonos!
Al ver a Yadira sentada, le sorprendió mucho a la enfermera quien iba a entrar.
La enfermera se acercó para preguntar, -¿Te has despertado? Buscaré al médico.
Mientras la enfermera estaba a la puerta, Noela y sus amigos vinieron.
-Enfermera, ¿es Yadira la paciente en esta habitación?
-Sí. Ella acaba de despertarse y ahora voy a buscar al médico para hacerle una exploración.
-¡Muchas gracias! -Noela le agradeció y se apresuró a entrar.
Se acercó a Yadira preguntando con mucha atención, -Yadira, ¿estás bien?
Yadira se movió y respondió, -Me parece que sí.
-Gracias a Dios -Noela se relajó un poco-. Pero es mejor que recibas una exploración.
En silencio, Yadira no le respondió. De repente, preguntó a Noela, -¿Dónde está Delfino?
-¿Qué? -le sorprendió mucho, porque Noela estaba acostumbrado a que Yadira mostraba poco interés hacia Delfino cuando ella sufría amnesia.
-¿Él está bien? -sosteniendo el frente, a Yadira le costó mucho recordar lo que ocurrió antes, -No me acuerdo bien. Para recoger a Raquel, fuimos a la isla a buscar a Jaime, ¿Sí? Luego, parecía que ocurrió una explosión…
Con la boca cubierta por las manos, Noela miró a Yadira increíblemente, -Yadira, ¿Te has acordado todo?
Yadira murmuró con ceño fruncido, -Yo…
Viendo su cuerpo intacto, pensó un rato y siguió hablando, -Mariano me salvó…
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