Mariano Magrina preguntó a Yadira Jimenez, -Siéntate. ¿Qué quieres beber?
-Nada. Empezamos ahora -después, Yadira pensó que ella está demasiado impaciente y añadió.- Tengo que volver temprano porque Raquel está durmiendo en casa.
-Vale -Mariano asintió con la cabeza.
Sentando en el sofá frente a Yadira, preguntó en serio, -¿Cómo se te ocurre preguntarme por la hipnosis?
Yadira vaciló un momento y Mariano lo vio todo. Dijo él, -Bueno, pregunta como lo que quieras.
-¿La hipnosis podría dejar a una persona amnésica?
Mariano respondió, -La hipnosis sí es una forma de tratamiento para los pacientes con problemas psicológicos. En otras palabras, es una especie de sugerencia psicológica.
Viendo a Yadira escuchando con tanta atención, hizo una pausa y continuó, -No sé mucho cómo se hace una hipnosis. Pero la psicología humana es muy compleja y difícil de controlar, así que será posible hacer a la persona amnésica.
Lo que había dicho Mariano sin duda afirmaba el efecto de la hipnosis.
Con el rostro serio, Yadira preguntó, -¿Si una persona perdiera su memoria por la hipnosis, sería posible recuperarla o confundirla?
Fijándose en ella, Mariano sonrió, -Todo es posible. Por ejemplo, te despertó tras tres años en coma.
Yadira preguntó, -¿Es decir, para una persona, existe una posibilidad de recuperar la memoria?
-Vale, te digo de otra manera -Mariano pensó un momento y siguió hablando, -En realidad, la hipnosis no funciona bien en algunos casos. Por ejemplo, si una persona resistiera la sugerencia psicológica con éxito, sería posible que fallara la hipnosis.
-En cuanto a la amnesia que mencionaste antes, es que la persona acepta las repetidas sugerencias psicológicas de olvidar esas cosas. Pero si alguien le mencionara lo olvidado constantemente, o si a su alrededor hubiera una persona o una cosa que le emociona, no tardaría mucho en recuperar.
-Aparte de recuperar la memoria, ¿hay otros resultados? -Yadira entendió lo que había dicho Mariano, pero Delfino no correspondía a esa situación.
-Es posible que la memoria se desvíe -Mariano se echó hacia detrás para quedar cómodo-. Como perdiste la memoria después de despertarte, el resultado no es único, que depende de muchos elementos. Por ejemplo, si una persona se apresurara a recuperar su recuerdo después de una hipnosis, sería posible que tuviera falsa memoria.
La situación de Delfino Dominguez correspondía mucho a lo que había dicho Mariano.
Pensando esto, Yadira preguntó, -¿Cómo se resuelve este problema si ocurre esto?
-No tengo capacidad de contestarte porque yo no soy psicólogo. Tal vez, tendrías que encontrar a aquel hipnotizador -obviamente, Mariano ya había sabido quién era la persona a que Yadira se refirió.
Solo entonces Yadira se dio cuenta de que Mariano había adivinado algo.
Contra la mirada de Mariano, ella se quedó sin palabra.
Mariano preguntó con calma, -¿Es Delfino?
Yadira no tuvo ninguna razón para mentir porque Mariano le había explicado con tanto esfuerzo, -Sí.
De repente, como si a ella se le ocurriera algo, dijo a Mariano, -Mantenlo en secreto, por favor.
-¿No me crees? -Mariano giró la cabeza fingiendo estar decepcionado.
Yadira se relajó un poco y dijo, -¡Por supuesto que te creo! Te trato como buen amigo, A propósito, ¿Conoces a algún experto en hipnosis que pueda hacer a una persona amnésica?
-¿Es realmente Delfino? -con cara sorprendida, dijo Mariano-. ¡Qué maravillosa vida tenéis!
Yadira preguntó, -¿Estás burlándote de mí?
Después de colgar el teléfono, Yadira pidió al conductor llevarle al centro comercial cercano.
En el centro no había mucha gente. Parecía inaugurado recién.
En el primer piso, Yadira encontró la pastelería donde se vendía la tarta que quería Raquel.
Sonriendo a la dependienta, dijo ella, -Esta tarta para llevar, por favor.
Sin embargo, la dependienta le respondió con una sonrisa extraña y le sirvió con poco entusiasmo.
Sacando su cartera, Yadira preguntó, -¿Cuánto cuesta?
La dependienta giró la cabeza hacia ella como si no hubiera oído sus palabras, -¿Qué?
Al notar la tarta cogida por Yadira, dijo, -Gratis.
¿Gratis?
Yadira sintió que esta persona era tan extraña que no parecía ser una real dependienta.
Con ceño fruncido, Yadira puso un billete de diez euros en el mostrador, -Dame el resto por favor.
Muy ansiosa, la dependienta se lo dio.
Viendo que la dependienta le había entregado seis euros, Yadira dijo, -Cuesta cuatro y cincuenta la tarta. Dame cinco euros.
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