Xulio escuchó eso y dijo, -De acuerdo.
Solo que, cuando colgó la llamada y se dio la vuelta, vio que Delfino le estaba mirando seriamente. Su mirada era penetrante, Xulio sentía que lo traspasaba con la mirada.
Dijo con miedo, -señor…
Delfino no mostró ninguna expresión y preguntó, -¿Qué te ha dicho?
Aunque Xulio llevaba mucho tiempo trabajando para él, le seguía impresionando la sensibilidad de Delfino. Él estaba muy seguro de que no había visto que la llamada era de Yadira, pero igualmente pudo saber que era ella.
-La señora dice que, si esta noche no vas a cenar ahí, entonces que recoja a Raquel y que te lo traiga a ti.
Delfino hizo muecas, seguidamente mostró una leve sonrisa y dijo, -Esa mujer ha cambiado de idea y ha encontrado ya otro hombre, ahora quiere devolverme a Raquel.
-Señor, ¿No está…pensando demasiado lejos? -Xulio no entendía por qué Delfino pensaba eso. Era totalmente incomprensible.
-Ayer ya le dije que esta noche iba a cenar con ella, y mira ahora, ¡hoy se ha llevado a mi hija a comer con otro hombre!
Delfino tiró los papeles que tenía en la mano, -Por un lado, quiere volver a casarse conmigo, por otro lado, tiene citas con otro hombre, cómo se atreve.
Xulio estaba un poco dudoso, pero finalmente decidió decir algo por Yadira, -No es así, el señor Magrina le salvó la vida a la señora, después de haber recuperado la memoria le ha invitado a comer, es normal…
El Delfino de antes de vez en cuando se enfadaba sin ninguna razón, pero aún mantenía la conciencia. En cambio, el Delfino de ahora se imaginaba totalmente cualquier cosa.
Yadira simplemente había cenado con Magrina, y Delfino había llegado a pensar que Yadira había encontrado a otro hombre. Xulio no podía ir al ritmo de su pensamiento.
Delfino quedó pensativo después de escuchar sus palabras.
Xulio añadió, -Además, el señor Magrina no es comparable contigo.
Xulio nunca se imaginó que, después de haber trabajado tantos años a su lado, llegara a hacerle la pelota a Delfino. Lo bueno era que sus palabras funcionaron.
-¿Es así? -Delfino dijo y sacudió el brazo-. Puedes marcharte.
Después Xulio se marchó.
Delfino se apoyó hacia detrás y empezó a reflexionar con el ceño fruncido. Era cierto que no pensaba ir a comer con Yadira, pero ahora estaba dudoso.
Su apetito tenía deseos, después de probar la comida hecha por Yadira, ya no quería comer la comida hecha por los criados de la casa.
Yadira había previsto que hoy no iría. Estaba claro que ella le conocía bien. Pero cuanto más pensaba que no iba a ir, más quería ir Delfino.
***
Por la noche, Yadira preparó muchos platos de comida, y la mitad eran cosas que le gustaban a Delfino.
“Si después Xulio viene a recoger a Raquel, y me aseguro de que Delfino ya no va a venir, entonces prepararé unos platos para que Xulio se lo lleve.” Pensó ella.
Delfino ahora se enfadaba sin ninguna razón, no podía estar en el mismo nivel que él, ya que él estaba enfermo.
No podía enfadarse con un enfermo.
Cuando ya casi eran las ocho, terminó de cocinar y el timbre sonó.
Yadira fue a abrir la puerta y vio a Delfino. Ella se quedó aturdida por tres segundos hasta que dio un paso hacia atrás indicando que entrara.
Yadira reaccionó después de que él entró, sacó unas zapatillas de estar por casa y las dejó ante él. Las zapatillas las había comprado especialmente a la medida de Delfino esta tarde cuando había salido.
Raquel apretó sus labios y añadió, -Gorda es malo.
Las películas de acción que solía ver servían para algo, y entendía muchas palabras.
Delfino dijo seriamente, -Gorda es bueno, es mona.
Raquel inclinó un poco la cabeza y lo miró fijamente por unos segundos, después dijo, -Vale.
Seguidamente, abrazó de nuevo sus piernas y añadió, -Papá, abrazo.
Delfino parecía indiferente ante las monadas de ella, -¿Ya no me llamas Definas?
Ella creía que él le estaba pidiendo que lo llamara Definas, así que obedeció y dijo, -Definas.
Además, lo dijo muy seriamente. Delfino la cogió en brazos con molestia.
Yadira se estaba aguantando la risa, disfrutaba mucho ver cómo Delfino no podía hacer nada ante esa situación.
Delfino, con su hija en sus brazos, se sentó ante la mesa como un rey.
Desde que Raquel empezó a vivir con Yadira, siempre cogía ella misma los platos y los cubiertos antes de comer. Y cuando vio a Yadira sacar platos de la cocina, bajó de los brazos de Delfino y se fue corriendo a la cocina para coger su propio plato y cubiertos. Lo sacó y lo colocó ordenadamente sobre la mesa. Ella vio que Delfino seguía sentado, así que se dirigió hacia él, lo estiró y dijo, -Una buena chica coge su propio cubierto.
Delfino se quedó sin palabras.
Yadira estaba a punto de sacar el de Delfino, pero después de ver el gesto de su hija, lo dejó en su sitio.
“Dejemos que Delfino sea un buen chico.”, pensó ella.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera
Quiero seguir leyendo...