Matrimonio de primera romance Capítulo 459

Al verla tan seria, Salia Costa le dijo, -Será muy bueno si no me odias. ¿A dónde fuiste estos años? ¿Cómo estás?

Yadira Jimenez no quería hablar más con ella. Pero obviamente Salia no pensaba lo mismo y parecía que esperaba una larga charla con Yadira.

Al oír sus palabras, Yadira la miró detenidamente.

Aunque desde niña Salia no la amaba mucho, Yadira heredó todo su aspecto físico.

Salia era una belleza. Por lo menos hace tres años era una hermosa mujer bien arreglada.

Pero en comparación con lo antes, se había convertido más vieja. Tenía las patas de gallo y joroba. En conclusión, su figura había envejecido mucho.

La miraba Yadira en silencio. Dijo en un tono indiferente, -Estoy bien, ¿y tú?

Al oír eso, Salia pensaba que Yadira se preocupaba por ella.

Sonrió alegremente pero a continuación meneó la cabeza. Dijo, -Está bien si estás bien. En cuanto a mi vida... no mal.

¿No mal?

Pues significaba no muy bien.

Se podía notar qué vida llevaba desde su vestido y su situación espiritual.

Era cierto que no era mejor que lo antes.

Así Yadira entendió qué pensaba Salia.

Cada vez que Salia llevara una vida mala, acudía a Yadira.

-Necesito ir de compras. No tengo tiempo para eso con usted -dijo Yadira. Y se fue sin que Salia pudiera decir algo más.

Sin embargo, Salia no se fue sino que siguió a Yadira desde no muy lejos.

Cuando Yadira daba vuelta de vez en cuando, Salia le daba una sonrisa vergonzosa.

“Salia ha cambiado mucho.” pensaba Yadira un poco conmovida.

Pero muy pronto, esta sensación desapareció.

Porque se le ocurrió Perla Jimenez.

Perla la odiaba tanto, pero Salia siempre amaba mucho a Perla.

Ella había dado muchas oportunidades a Salia, pero Salia decidió abandonarla cada vez.

Sospechaba que esta vez Salia vino a verla por orden de Perla.

Antes, Salia la había dañado muchas veces con Perla. Ya era muy familiar esto para Salia.

Pensando esto, a Yadira se le enfriaba cada vez más su ánimo.

Compró rápidamente lo que necesitaba. Pagó la cuenta y salió.

Pero se encontró con Salia otra vez en el aparcamiento.

-Yadira -Salia la llamaba del lado del coche de Yadira.

Yadira la miraba indiferentemente. Dijo, -¿Vienes por la orden de Perla?

Le sorprendió un poco a Salia. Se negó apresuradamente, -No. No hay nada que ver con Perla. Yo vi la noticia y me enteré de que has regresado a la Ciudad Mar. Hoy salgo de compras. Es una casualidad verte aquí.

Salia había desaparecido muchas veces a Yadira. Así que Yadira no la confiaba también esta vez.

Sostenida la puerta del auto, Yadira le dijo, -No importa si vienes por orden de Perla. Lo único que necesitas saber es que ya no tengo relación contigo ni con la familia Jimenez.

Al decir esto, abrió la puerta para sentarse.

De repente, Salia la impidió. Dijo en un tono increíble, -Yadira, ¿cómo puedes ser tan indiferente? ¿Acaso no te reproches a ti misma si te digo que durante estos tres años Perla me lleva atormentando?

Le sorprendió un poco a Yadira.

Delfino se sentó a la mesa, y respondió, -Está en mi casa.

Pensando encontrarse con Salia, Yadira no dijo nada más.

Para Raquel era mejor vivir con Delfino que con ella.

No preguntó más. Se dirigió a la cocina por la sopa.

Cuando regresó, encontró que Delfino yendo también a la cocina.

-¿Qué haces? -preguntó Yadira.

-Coger tazón -respondió Delfino.

Yadira se quedó sorprendida con la boca abierta.

¿Verdad? ¿Él dijo que iba a coger tazón?

Antes lo cogió él mismo por Raquel. ¿Y esta vez?

Yadira puso la sopa sobre la mesa, absorta. Delfino ya vino con cubiertos y tazones.

Los puso ante Yadira y él mismo.

La miró y dijo, -¿No me das las gracias?

Yadira respondió en un tono rígido, -Gracias.

-Vale -Delfino le respondió y se sentó para comer.

Yadira se sentía un poco raro.

Luego, se le ocurrió que lo que había hecho Delfino era un poco parecido a lo que ella siempre hacía para engatusar a Raquel.

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