Matrimonio de primera romance Capítulo 477

Cuando Yadira Jimenez abrió los ojos, se encontró con los de Delfino Dominguez.

Frunciendo los labios, se levantó de repente de la cama.

Así que se chocó con la frente de Delfino, quien se estaba inclinando para mirarla.

A Yadira le dolía la frente un poco, pero se alivió rápidamente.

Delfino estaba tan tranquilo como el agua mientras la miraba fijamente, cubriéndose la frente.

Yadira se deslizó lentamente de la cama y dijo con una expresión tranquila, -Lo siento, me he tropezado accidentalmente contigo.

Aunque a ella le dolía un poco, Delfino parecía aún más dolorido.

¿Accidentalmente?

Delfino no lo creía.

Debido a las malas condiciones, los dos ni siquiera se quitaron la ropa para dormir, así que Yadira bajó directamente después de ponerse su propio abrigo.

El anciano que los acogió ya se despertó y estaba haciendo fuego en la cocina.

Yadira dijo, -Buenos días, abuelo.

El anciano levantó la vista del humo y preguntó, -Te has levantado tan temprano, ¿no quieres dormir un poco más?

-Como me he despertado, me levanté. Te has levantado también tan temprano -Yadira se subió las mangas y dijo-. ¿Quieres preparar el desayuno? Déjame ayudarte, ¿qué necesito hacer?

El anciano negó con la cabeza, -No hace falta.

Esta chica parecía tan delicada, que no sería capaz de hacer un trabajo tan duro.

-Entonces puedes quemar el fuego y puedo ayudarte a cocinar -Yadira se revolvió el pelo alrededor de las orejas y dijo con una sonrisa.

Al oírlo, el anciano no dijo nada más. Se sentó ante la estufa para hacer fuego y decirle lo que tenía que hacer.

En el campo, se comía lo que se tenía.

El anciano le dijo a Yadira que friera tres huevos y luego coció los fideos.

Antes de que el agua hirviera, el anciano se levantó y cogió su mackintosh para salir.

Yadira le preguntó, -¿Qué vas a hacer?

-Hay verduras en el campo. Voy a recoger algunas para cocinar -dijo el anciano, a punto de salir.

Yadira miró al exterior, donde la lluvia era muy fuerte, el suelo estaba embarrado que le haría caer si no podía caminar con firmeza.

Yadira frunció el ceño y tiró del anciano, -Déjame ir.

-¡No, iré yo mismo! -el anciano era testarudo con las cejas fruncidas, revelando la autoridad de un mayor.

En ese momento, Delfino bajó del piso.

Al ver esto, Yadira se apresuró a señalar a Delfino y le dijo al anciano, -Él puede ir.

Delfino se acercó y preguntó, -¿Qué voy a hacer?

-El anciano dijo que iba a recoger algunas verduras del campo para cocinar fideos. El agua de la olla estará hirviendo pronto, así que date prisa, venga, ¡ya! -Yadira le empujó hacia el exterior.

Estaba acostumbrada a mandarlo.

Delfino la miró, cogió el mackintosh de la mano del anciano, se lo puso y salió.

Al verle bajo la lluvia, Yadira sonrió.

Descubrió que Delfino se limitaba a hablar mal, pero hacía bien en las acciones.

Aunque había una diferencia con el pasado, Delfino no cambió mucho.

El anciano rio y continuó sentado frente a la estufa para quemar el fuego.

Los dos se quedaron bajo el alero durante un rato. Cuando Delfino estaba a punto de entrar, Yadira tiró de él como si se hubiera dado cuenta de algo, -¡Delfino!

Delfino preguntó con tono impaciente, -¿Qué?

-No me dejaste que viniera a visitarle, ¿fue porque voy a estar fuera mucho tiempo y tú... -Yadira midió su expresión y dijo-, ¿ibas a echarme de menos?

Delfino se puso un poco nervioso.

Los dos se miraron durante unos segundos y luego este dijo, -¡Qué narcisismo!.

Yadira preguntó, -Entonces, ¿por qué? ¿Acaso crees que solo puedo estar a tu lado y nada más?

Delfino parecía no querer hablar con ella, le soltó la mano y entró en la casa.

Yadira se quedó con brazos cruzados, y suspiró profundamente frente a la lluvia.

Aunque tuviera un carácter raro y se negara a admitirlo en sus palabras, el hecho de que pudiera acudir a salvarla significaba que ella le importaba.

Los sentimientos de amor por ella no eran tan fuertes como antes, pero ya se estaban profundizando poco a poco.

Esto fue una buena señal.

Lo más importante ahora era que podrían salir de aquí.

Si lloviera durante mucho tiempo, ¿se quedarían ella y Delfino atrapados aquí para siempre?

Aunque se alegraba de estar con Delfino, no eran adecuados el momento y el lugar.

Raquel Dominguez todavía les esperaba en casa y Delfino tenía que ocuparse de los asuntos del Grupo Dominguez. Aunque ya hubiera arreglado los asuntos de la empresa antes de venir, era inevitable que algo saliera mal. Aquí ni siquiera tenían señal de móvil...

No era un asunto trivial estar completamente desconectado durante varios días.

Cuando Yadira entró en la casa, escuchó a Delfino hablando con el anciano.

-¿Hay otra forma de llegar a la ciudad?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera