Mientras Raquel Dominguez decía, extendió la mano para tocar las comisuras de la boca de Yadira Jimenez.
En este momento, ella estaba doblando la cintura y en cuclillas frente a Raquel, quien tan pronto como tendió la mano, tocó las comisuras con una mordedura d Yadira.
Se le brilló una vergüenza por el rostro, cuando iba a hablar de algo, escuchó los pasos detrás de ella.
Fue Delfino Dominguez que vino.
Raquel de inmediato compartió lo que había descubierto con Delfino, -Papá, ¡se le mordieron las comisuras a mamá!
Yadira se sintió un poco embarazosa y no dijo nada.
Delfino le lanzó una ojeada y luego respondió a Raquel de manera indiferente, -¿En serio?
-Sí -se le acercó corriendo con sus piernas cortas, tomó la mano de Delfino y se dirigieron juntos hacia Yadira, -Mira, aquí…
El tono de ella se expresó muy exagerado. Y al decir la palabra aquí, se prolongó el sonido.
Yadira también le dio una mirada llena de ira a Delfino, abrazó a Raquel con la cintura inclinada y caminó hacia arriba.
-Mamá, tu boca…
Los bracitos de ella estaban envueltos alrededor del cuello de Yadira, todavía preocupada por la mordedura.
-Está bien, no me duele nada -ella subió las escaleras muy rápido.
Fue al cuarto en la que había vivido antes, abrazando a Raquel.
Justo cuando entró, ella cerró la puerta.
Viendo a su madre cerrándola con la llave, Raquel parpadeó con sus ojos grandes, mirándola con duda, -¿Por qué has cerrado la puerta?
-Si no, la persona mala entrará.
-¿Qué es la persona mala?
-Es la persona con mala intención.
Raquel lo entendió un poco, estaba ceñuda fuertemente, y con un breve movimiento de cabeza dijo en un tono suave, -Aquí está papá, mi papá es Definas, golpear a la persona mala.
Ella no dijo esa frase de manera coherente y no la terminó a la vez, sino que se detuvo unas veces a medidos de hablar, pareciendo estar pensando en cómo decirla.
Tenía un cerebro muy fino, pero la capacidad de expresar siguió siendo un poco mala.
Fue la primera vez en escuchar a Raquel diciendo así, pues Yadira se encontraba curiosa, -¿En serio? ¿Tu papá golpeará a la persona mala?
-Hmm…-parecía ocurrírsele a ella algo, pero bajo la mirada de Yadira, al final no pudo encontrar una palabra adecuada, así que simplemente respondió, -¡Sí!
Apretó su pequeño puño, de pie frente a Yadira, levantando un poco la cabeza, con una expresión seria en su carita.
Yadira sonrió por ella y le acarició la cabeza, -Sí, tienes razón.
Luego, la llevó al sofá para que se divirtiera con los juegos.
Después de mucho tiempo, alguien tocó la puerta afuera.
Al siguiente, sonó la voz de las sirvientes, -Señora, Señorita, es hora de almorzar.
En el corazón Yadira sintió un poco sorpresa. No fue Delfino quien vino a llamarlas.
Dijo en voz alta, -Bueno, ahorita vendremos.
Tras decirlo, la llevó hacia la puerta y la abrió.
Sin embargo, justo cuando la abrió, vio a Delfino de pie por la puerta, en lugar de las sirvientes.
En comparación de la sorpresa difícil de disimular en la cara de ella, Delfino parecía mucho más tranquilo.
-Vamos a comer.
No apareció ninguna expresión aparente en su rostro ni podía sentirse nada emoción mediante su voz.
Ella tomó un aliento profundo, llevó a Raquel hacia adelante.
***
El almuerzo fue muy rico, que prepararon las sirvientes de casa.
Yadira recordó aquellos platos cocinados por ella antes para Delfino, que realmente fueron un poco lamentables.
En la mesa de comedor, Yadira y Raquel se sentaron juntos, y Delfino frente a ellas.
Aun cuando ellos se conocieran desde hacía mucho tiempo, y aún tuvieran una hija, en este momento, entre ellos dos apareció una sensación inexplicable de alienación.
Ella no sabía por qué se sentía de esa manera.
Originalmente ya estaba llena, Yadira puso el tenedor sobre la mesa y levantó los ojos para mirarlo, -Quiero regresar.
Delfino alzó la cabeza, entrecerró los ojos y dijo en un tono peligroso, -¿A dónde?
-A la casa que alquilé -le explicó con calma-. No quiero vivir en tu casa por el momento.
Se pusieron un poco oscuros los ojos, y la corrigió inexpresivamente, -Es nuestra casa.
Ella conocía su carácter y no quería discutir con él sobre tal asunto, solo dijo, -Me voy ahora.
Delfino fijo los ojos en ella, ni la asintió ni la negó.
Pero ella se levantó y estaba a punto de salir afuera, como si él ya estuviera de acuerdo.
Raquel mostró fatiga por divertirse, ahora estaba acostada en el sofá, soñolienta.
-¿Quieres dormir? -Yadira le tocó la cabeza-. Me voy ahorita.
Ella de repente se despertó, abriendo los ojos desmesuradamente, -¿A dónde vas?
Se le escapó la sonrisa a Yadira, -Mañana te visitaré.
Últimamente, Raquel se había acostumbrado a que Yadira no vivía en la misma casa con ella, pero siguió no queriendo separarse, -Bueno.
-Oye, te llevaré arriba para que te acuestes. Me iré después de que estés dormida -diciendo, ella la llevó hacia arriba y la envió a la habitación.
Raquel estaba acostada en la cama e iba a quedarse dormida, pero todavía sostenía los dedos de Yadira en la mano, murmurando, -No salgas, mamá…
Pero tras que ella se durmiera, Yadira aún se fue.
Sin embargo, Delfino trajo una maleta y a Raquel, fue a la casa alquilada de Yadira esta noche.
Ella vio la maleta junto a la mano izquierda de Delfino y luego a Raquel tirada por su otra mano, y dijo de modo aturdido, -¿Qué estás haciendo?
Delfino respondió en voz ligera, -La familia debe vivir junta.
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