Matrimonio de primera romance Capítulo 490

Raquel Dominguez sostenía una marioneta de forma a tigre en su mano y gritó con agrado, -¡Mamá!

Yadira Jimenez nunca pondría cara con ira a ella, así que le dio una sonrisa y luego Raquel entró en la casa con la marioneta.

Después de que ella entró, Yadira se dio cuenta de que ella aún llevaba una pequeña mochila a su espalda.

Era muy pequeña, que simplemente servía de llevar los juguetes.

Al ver que su vista se caía en la mochilita, Delfino Dominguez explicó, -Hay piezas de construcción adentro.

Escuchándolo, Yadira dio la vuelta para mirarlo y encontró que él ya había entrado con la maleta.

Pasó adelante de manera de que no dejaba lugar a dudas.

Raquel se familiarizaba con esta casa, subió al sofá y se sentó naturalmente, vertió los juguetes de la mochilita al sofá para divertirse con ellos.

Yadira le lanzó una ojeada y tiró a Delfino saliendo afuera de la casa.

Cuando llegó por la puerta, lo soltó y le dijo, -Delfino, ¡no me molestes!

Delfino se puso seria y la miró de modo pausado, -No quieres vivir en nuestra casa, entonces yo y Raquel nos mudaremos a la tuya, ¿no es razonable?

-Sabes que no estoy hablando de eso -Yadira extendió la mano para tocar su frente y mostró unos fastidios.

Él estaba malinterpretando a propósito sus palabras.

-Por lo tanto, ¿de cuál estás hablando? -Delfino le preguntó con paciencia, en cuyo tono no apareció ninguna ansiedad.

Ella abrió la boca, pero al fin no dijo nada.

De repente Delfino dio medio paso adelante, cuya punta de los zapatos estaba justamente contra la suya. Mientras bajó la cabeza, pudo ver las largas pestañas en sus párpados ligeramente caídos.

En resumen, la distancia entre los dos se había acortado mucho.

-Soy Delfino, el que conociste hace tres años, también el padre de Raquel. Aunque ahora no puedo acordarme totalmente de lo que pasó en el pasado, sé exactamente lo que sucedió después. Sigo siendo yo mismo, ¿de qué te estás preocupando?

Su voz era baja y lenta, con un poder que calmaba la emoción de otros.

Había transcurrido mucho tiempo, Yadira casi olvidó que él también tenía un aspecto amable y podía apaciguarla de su propia manera con paciencia.

Acertó al decir eso a los pensamientos de Yadira, cuyo rostro cambió y ella lo negó completamente, -No tengo nada de preocuparme.

Cuando salió de la montaña, Delfino aún se veía frío, pero ahora, de repente se volvió como antes…

La velocidad del cambio de su carácter era tan rápida que ella necesitaba tiempo para aceptarlo.

Por otro lado, el sentimiento en su corazón también era un poco complicado.

La idea tentativa que había planeó antes era encontrar el experto quien le hipnotizó a Delfino para completar la memoria de Delfino o hacer que él volviera a enamorarse de ella.

Sin embargo, ahora de repente Delfino recuperó algunos recuerdos.

En los recuerdos recuperados, estaba afecto a Yadira.

Pero en aquel entonces, todavía no habían experimentado juntos las cosas que sucedieron posteriormente.

Él dijo que sabía lo todo, pero no tenía las memorias ni el sentido real de haber experimentado, por lo tanto, ella sintió que aún faltaba algo.

-En serio -dijo Delfino una oración declarativa, como si no quisiera obtener su respuesta.

-¡Definas!

Sonó la voz de Raquel de repente desde adentro.

Delfino extendió la mano para acariciar suavemente la parte superior del cabello de Yadira y le tiró la mano, -Entremos, Raquel está buscándonos.

Ella quería soltar la mano de modo inconsciente, pero la sostenía con demasiada fuerza, como tenazas de hierro, así que ella no pudo separarse en absoluto.

Lo miró con la cabeza inclinada un poco, y vio que la expresión facial no era nada extraña.

Ella estaba enojada, pero Raquel se quedaba en la habitación, por lo que no pudo pelearse con Delfino.

Raquel recogió la mochilita y saltó del sofá, corrió hacia frente a Delfino, le preguntó ceñuda fuertemente, -¿Dónde está mi coche de juguete?

Había vivido en la habitación una vez antes, por lo que le resultó un poco familiar a ella.

Yadira se encontraba de pie por la puerta, vio que él abrió la maleta y sacó las cosas adentro y comenzó a arreglarlas.

Su maleta no era grande, la mitad estaba llena de los juguetes de Raquel, y en la otra se quedó su ropa.

Con un vistazo breve, la ropa que trajo era todo de color oscuro, o sea, camisas y trajes.

Sacó los juguetes primero, y luego la ropa.

Ella se paraba junto a la puerta viéndolo por un rato, no pudo contenerse a preguntarle, -¿Solo traes dos juegos de traje?

Delfino alzó los ojos y la miró, -Tu hija quería traer todas las cosas. Si la asintiera, tal vez ella traería todos los juguetes.

Lo que realmente quería decir era que, debido a que Raquel traería muchas cosas, solo pudo poner dos juegos de traje en la maleta.

Con tal análisis, parecía existir unas emociones de fingir ser patético en sus palabras.

Yadira sintió que probablemente se volvía más loca por Delfino que podía pensar muchas cosas a través de solo una oración.

El armario de la habitación estaba vacío ni había perchas adentro.

Ella dio la vuelta y regresó a su cuarto, sacó unas perchas y las trajo a Delfino para colgar la ropa.

Las personas especialistas atendían su vida diaria desde niño. Incluso si pudiera resolver muchas cosas cotidianas por sí mismo después de vivir con ella, las cosas que solía usar eran lujosas y de alta nivel.

Las perchas que trajo Yadira eran muy normales y no podían poner su traje en forma perfecta.

Tras que colgó la ropa sobre la percha, Delfino frunció el ceño levemente.

Ella dijo, -Luego trae las perchas aquí cuando regreses a casa, o sale a comprarlas.

Delfino levantó la cabeza y sus ojos se pusieron brillantes, -¿Vamos juntos?

Yadira no pudo evitar ironizarlo, -¿No puedes cuidarte a ti mismo?

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