Después de que ellas se despidieron, Yadira llevó a Raquel al estacionamiento.
Tal vez era porque las palabras de Noela acertaron a sus pensamientos, se quedaba un poco distraída.
Tan pronto como la metió en el coche y le abrochó el cinturón de seguridad, escuchó detrás de ella sonando los ruidos de zapatos de tacón alto.
Pero no prestó mucha atención a esto, después de todo, todo el día había mucha gente entrando y saliendo de aquí.
No vio a Perla Jimenez, con un bolso y sus brazos cruzados, mirándola a un metro de ella, hasta que cerró la puerta del asiento trasero y se volvió.
Por el clima de finales del otoño, Yadira ya se llevaba un suéter delgado, mientras tanto, Perla solo con una blusa y falda de cuero demasiado corta, además, las medias negras transparentes y zapatos de tacón alto.
Ella levantó levemente la barbilla, en cuyos labios se pintó mucho con lápiz labial de color escarlata, y dijo perezosamente, -Qué coincidencia.
Yadira la miraba sin expresión facial, -¿Sí? No me parece que sea una coincidencia en absoluto.
El lugar donde hizo una cita con Noela era solo un pequeño centro comercial. Por supuesto, una persona a la que le gustaba hacer ostentación como Perla nunca vendría a tal lugar.
Esto solo pudo significar que vino aquí por seguirla.
Respecto a cuándo había llegado aquí, Yadira no estaba segura.
-Realmente te he despreciado antes. Cuando eras niña, fingías ser tan estúpida ante las personas de la familia Jimenez solo para complacer a tu madre, ¿verdad? Pero qué pena, no importa lo que hubieras hecho, soy la persona quien tu madre ama más. Me odias siempre en tu corazón, ¿es así?
Mientras hablaba Perla, dio un paso adelante de modo lento, y agregó con una expresión horrible, -Por lo tanto, después de ser una adulta, siempre has lidiado contra mí en todas partes, ¡incluso mataste a mi Jaime!
Cada vez que la encontró Perla, siempre lo mencionaba. Y cuando hablaba de él, se volvía como una loca.
Pero Yadira no se vio afectada por ella, dijo con calma, -Ya que me preguntas así, te diré, si hay que referirse al odio, la que tengo que odiar debe ser tu madrastra. Por el amor surge el odio.
Tras escuchar su respuesta, Perla le dio una risa fría, -No tengas que portarte con tanta duplicidad. Obviamente me odias, pero siempre te comportas muy amablemente a propósito. ¡Lo que odio más es tu tal apariencia hipócrita!
Dejó de comunicarse con Perla, porque sería inútil no importaba cuánto hablara con personas como ella.
Dio la vuelta e iba a subir al coche, pero Perla se le acercó y le detuvo.
Se puso Yadira un poco enojada y su tono mostró unas impaciencias, -Perla, ¿estarás en paro pronto? Todos los días no vas a trabajar y solo me sigues cuando salgo de la casa, ¿es interesante para ti?
Perla le agarró fuertemente el brazo, presentó una sonrisa extraña con un breve movimiento de las comisuras de boca, -Claro que sí. Siempre que piense en que podré encontrar una manera de matarte para tomar venganza por Jaime al seguirte, creeré que es muy interesante.
Se sintió más ansiosa al pensar que Raquel todavía se hallaba en el coche.
Pero afortunadamente, las ventanas se hacían de vidrio perspectivo unidireccional y el asilamiento acústico también era bueno, por lo que por el interior se podía ver el exterior, y por lo contrario no era accesible.
Entonces Perla no podía ver a Raquel adentro.
-Si tienes libre tiempo, deja que tu agente encuentre un hospital bueno para tratar tu enfermedad, no sea que tu vuelvas loca primero antes de que puedas vengarte de mí.
Luego de terminar de decir, Yadira de repente tiró su mano, fue al otro lado y abrió la puerta para meterse en el coche.
Iba a ponerlo en marcha, al recordar que la última vez Perla había hecho algunas maniobras en el coche de Mariano Magrina, no se atrevió a conducir.
Tirada por Yadira, Perla no se marchó en seguida.
De pronto, lanzó una mirada al asiento trasero del auto, y por la ventana, vio aproximadamente que adentro parecía sentarse una persona.
Pero debido a la vista, no podía verla claramente.
Directamente inclinó la cintura y se acercó frente a la ventana y miró hacia el interior contra el cristal.
El coche de Yadira no costó mucho, y el cristal de la ventana tampoco era de buena calidad, así que, si alguien estaba muy cerca de la ventana, se podría ver vagamente a un niño sentado adentro, pero su apariencia aún resultaba ambigua.
-¡Qué estás haciendo!
Sonó la voz del guardia desde lejos.
Hasta este momento, Yadira se dio cuenta de que ella todavía no se iba.
De todos modos, Perla era una persona pública, viendo al guardia dirigiéndosele, su puso erguida y salió.
Pero cada vez que Perla la miraba, siempre mostró un aspecto que quería matarla, y no debía de perder ninguna oportunidad posible de matarla.
Aun cuando fuera la maniobra usada de derrotar los frenos, no le importaría tomarla otra vez.
Hasta llegar a casa, aún no lo entendió bien.
Quizás se vio afectada por las palabras de Noela, al preparar la cena, ella hizo la mitad de platos que le gustan a Delfino, y la otra mitad, a Raquel.
Hoy Delfino llegó a casa muy temprano.
Después de vivir con ella, apenas trabajaba horas extras. Si contaba con trabajos todavía no terminados, los llevó a casa para hacer.
Cuando llegó a casa, Raquel se encontraba pintando sobre su escritorio.
No podía tocar la superficie al sentarse en la silla, así que en la que directamente se quedó de pie. El papel frente de ella ya estaba lleno de su pintura desordenada.
Al verlo haber venido, le recomendó con mucho entusiasmo su pintura, -Papá, mira. Este eres tú, y esta es mamá y aquí estoy.
Justo cuando Yadira sirvió los platos y llegó al comedor, la llamó Raquel, -Mamá, ven y mira mi pintura.
Los puso sobre la mesa, y se le dirigió.
Señaló con los dedos una línea roja en el papel, -¡Esta es mamá!
Yadira sonrió con desenvoltura, -Qué linda.
Luego indicó otra línea negra a Delfino, -Esta es Definas.
-¿Por qué es de color negra?
-¡Porque el rostro de Definas siempre es sombrío!
Delfino se quedó en silencio por unos segundos, luego miró a Yadira y dijo con seriedad, -Bueno, es linda.
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