Matrimonio de primera romance Capítulo 502

Ella rio fríamente, -¿Crees que solo quiero tener relaciones con otros hombres cuando los miro?

Delfino Dominguez se dirigió a ella, -Pero Mariano sí que quiere tener relación contigo.

-¡Cuantas veces te he dicho que no hay nada entre Mariano y yo! -Yadira Jimenez gritó enfadada.

-Cuando estaba en amnesia, vivía con Mariano solos -dijo Delfino con puño cerrado.

Yadira se quedó sin palabras. No había pensado que a Delfino le seguía importando esto después de tantas explicaciones. Y más de eso, la tanteó.

Delfino tenía su versión, y ella también tenía la suya.

No podía ceder una y otra vez.

Yadira dio un profundo suspiro para contener el enojo y dijo, -¿Y tú y Ximena? Estuve tres años en la cama mientras que ella estaba a tu lado como prometida. Sois prometidos, y eso todo el mundo lo sabe.

Su tono se fue convirtiendo rígido.

Ella había sospechado las relaciones entre Delfino y Ximena Ibáñez, pero siempre confía en Delfino por su comportamiento.

Cuando fue a visitar Noela García antes, los medios la acusaron de la amante de Delfino por el compromiso entre Ximena y él.

Todos la insultaron en las redes sociales.

En aquel entonces Delfino lo trató, y eso no le importaba a ella, pero lo que hizo Delfino esta vez la enojó.

Las cosas que no le había importado en el pasado no las podía aguantar en este momento.

Si quieren mantener las relaciones entre ellos, los dos tienen que esforzarse juntos e incesantemente.

Pero si quieren romperlas, solo se necesita que uno de ellos haga daño al otro.

Y esta vez, Delfino era la persona que lo hizo.

Antes, debido al humor de Delfino, siempre era Yadira quien le cedía y lo complacía.

Sin embargo, ceder y complacer no podía ser la arma usual de mantener las relaciones.

Si seguía así, esta manera iba a ser rutina entre ellos.

Parecía que se llevaban bien durante ese tiempo, pero todavía había muchos problemas con sus relaciones, los cuales aparecieron evidentemente de presente.

Con boca cerrada, Delfino se la fijaba.

Hacía un rato, estaba tan furioso que se rio, -¿No conoces muy bien las relaciones entre Ximena y yo?

Yadira respondió con las mismas palabras, -¿Y tú? No conoces muy bien las relaciones entre Mariano y yo?

-Antes no, pero ahora sí. Ja.

La risa se llenó de burla. Sonó muy horrible.

Yadira se levantó desde la silla enojada. Con dedo hacia la puerta, dijo, -¡Vete!

Delfino preguntó, -¿Quieres echarme?

Al abrir la boca, a Yadira se le ocurría que Raquel Dominguez seguía dormida. Dijo en voz baja, -Parece que tienes buen oído.

Delfino soltaba y cerraba el puño.

Se levantó de repente y fue hacia afuera.

La puerta se cerró de golpe con ruido grande.

Volvió a ser tranquila la habitación.

Yadira respiró profundamente. Después de unos segundos, miró hacia atrás hacia la puerta.

La puerta estaba cerrada y sola estaba ella sola en el cuarto.

“Se fue realmente.” ella pensó.

Yadira se cayó en el sofá y sostenía la frente. Hacía poco, se levantó y fue a la cocina.

“Menos mal que no es muy tarde.”, Yadira pensó

Yadira abrigó a Raquel con una chaqueta y se preparó para salir.

Abrió la puerta, entonces vio a Delfino estar a la puerta.

Solo se llevaba camisa y pantalones de traje. Apoyado contra la pared, fumando, con una mano en el bolsillo de pantalones, era como un cuadro lindo.

Yadira recordó que Delfino se olvidó de ponerse abrigo cuando se fue.

Oído el ruido de la puerta, Delfino se volvió. Aplastó su cigarrillo enseguida al ver a Raquel.

Raquel corrió contenta hacia Delfino y le tomó la mano. Lo miró y lo llamó, -Papá.

Pero ella frunció pronto y dijo insatisfecha, -Hay mal olor.

Se refería al olor a tabaco de Delfino.

Yadira vio un motón de cenizas y colillas en el suelo.

Delfino dijo con gesto impasible, -Solo regreso para sacar mi abrigo.

Fue a la habitación directamente.

¿Regresó para sacar abrigo o no se fue en absoluto? Mirando las colillas en el suelo, Yadira se sentía un poco conmovida.

Pero el sentimiento desapareció muy pronto. Cuando Delfino salió con el abrigo, Yadira le dijo serena, -Limpia el suelo antes de irte.

Vio complacida al hombre que siempre permanecía sereno quedarse suspenso.

Llevó a Raquel hacia afuera y dijo, -Vamos.

-¿Y papá? -le preguntó Raquel.

-No tiene hambre, está lleno de tabaco.

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