-Voy allí -dijo Yadira Jimenez.
Cuando hablaba, se fijó en Delfino Dominguez. Pero Noela García sabía que Yadira estaba hablando con ella.
-Perdón -Mariano Magrina asintió con la cabeza a Noela y se dirigió a Delfino con Yadira.
Viendo que Yadira cogió el brazo de Mariano y caminaron juntos hacia Delfino, Noela se quedó asombrada y aturdida.
Intentó disuadirla y le preguntó, -¡Yadira! ¿Qué haces?
Normalmente Yadira era una persona amable. Pero cuando se enfadara, se vengaría de todos modos.
Obviamente, esta vez la pelea entre Delfino y Yadira no era simple.
Al otro lado, se enfadó también Yadira de que Delfino dejó a Ximena Ibáñez sentarse a su lado, por eso fue con Mariano.
Este acto le parecía a Noela un poco infantil.
Pensando que cuando Delfino los vio acercar, y era posible que se enfureciera, Noela sintió un poco de excitación.
Al oír las palabras de Noela, Yadira se dio una vuelta y le sonrió, mostrando que sabía lo que hacía y lo que no.
Viendo esto, Noela se quedó sin remedios. En la multitud se dirigió emocionada hacia allí, queriendo ver qué pasaría.
Antes Yadira estaba con Noela en el rincón y todos los presentes tenían su atención puesta en Delfino. Naturalmente nadie lo había visto.
Pero ahora salió y se dirigió directamente a Delfino, lo que llamó la atención de todos a su lado.
-¿Quién es esa mujer? Es muy guapa.
-Me parece un poco familiar.
-¿No es la ex esposa de Delfino? Llamada Yadira Jimenez. ¿No la reconocéis?
-¿La mujer de las noticias?
-¡Qué cara dura es la mujer! Se divorció con Delfino hace tres años, pero sigue mostrándolo. Delfino ya tiene otra prometida.
-Esta vez Delfino celebra especialmente un banquete, trae su padre y su prometida. ¿Quiere declararla como su prometida?
-¿Pues pierdo otra vez la oportunidad?
-A mi juicio, ...
Cogiendo el brazo de Mariano, Yadira caminaba directamente hacia adelante.
Oía claramente las palabras de las mujeres y sabía bien qué estaban pensando.
Como uno de los protagonistas del asunto, ella sabía todos las realidades. Por eso, las palabras no la afectaron nada.
Ximena estaba sentada detrás de Delfino y le llevaba murmurando.
Aunque Ximena ya tenía treinta años, permanecía perfectamente su belleza y el temperamento elegante. Con solo sentarse allí, formaría una escena hermosa.
Delfino no habló más con Ximena, pero tampoco se veía nada de impaciencia en su cara. Tenía una expresión indiferente como antes.
Sin embargo, cuando se dio la vuelta y vio que Yadira se acercaba cogiendo del brazo de Mariano, de repente había una emoción feroz en sus ojos negros.
Yadira y Delfino se miraron en un instante. Yadira sonrió, pero no era una sonrisa real.
Mariano desaceleró, suspiró ligeramente y le dijo en voz baja, -No tienes por qué hacerlo.
Delfino no reía mucho. No había tantas cosas que pudieran hacerlo reír alegremente. En la mayoría, reía por enfado.
Pero ahora por qué rio.
Yadira le dio una risa también.
-¿Hola? ¿Señor Delfino ya me reconoce? -añadió-. ¿Necesito presentarme?
Xulio Ruiz estaba sirviendo a unos invitados. Cuando vio que Yadira se acercó, él también acudió aquí apresuradamente.
Cuando llegó, encontró que el ambiente era intenso. Lo peor era las palabras de Yadira. Al oír esto, Xulio sintió que pasaría algo muy mal.
De este momento, Delfino no dijo nada. Xulio se sintió ansioso y quería decir algo, pero Delfino le impidió con una mirada fría.
Era una mirada de advertencia mostrando que Delfino no quería que Xulio se injiriera.
Después, Delfino se levantó despacio y miraba a Yadira de lo alto. Dijo en tono indiferente, como si estuviera hablando con un desconocido, -No hace falta. Acabo de acordarme de ti.
Yadira todavía cogía el brazo de Mariano. Al oír eso, no pudo controlarse en agarrarlo con más fuerza. El dolor lo hizo ceñudo un poco, pero no se vio muy claro.
Yadira tenía toda la atención puesta en Delfino y no encontró nada inusitado de él.
Antes Delfino estaba sentado y ella estaba de pie, por eso, no sintió mucha presión.
Ahora se levantó Delfino. Si ella quiere ver su cara, tenía que levantar la cabeza y mirar hacia arriba.
Con la distancia de la altura, se sentía una aura propia de él, fría y autoritaria.
Yadira no pudo evitar retroceder un poco, -¿Verdad? Bueno.
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