Matrimonio de primera romance Capítulo 535

Justamente por su enorme valor de noticia, aquellos periodistas de entretenimiento nunca podrían dejarla huir.

Este auto que acababa de seguirla por todo el camino, si no era de los reporteros, así que solo faltaba una posibilidad…

Yadira Jimenez entrecerró ligeramente los ojos, cogindo de la mano de Fatima, arrastrándola al estudio.

-Vayamos a subir ahora.

Dado que el coche se había marchado, no funcionaría nada para ellas pensar más.

Ambos entraron en la oficina, Yadira llamó a Delfino Dominguez aprovechando el tiempo de hacer café.

Duró poco tiempo antes de que la llamada se contestara.

Aun respondiéndola, Delfino hizo ni un sonido.

Por tanto, ella tuvo que preguntarle primero, -¿Has enviado a alguien para seguirme?

Hubo un corto lapso de silencio en el otro lado de la llamada y luego sonó la voz indiferente de él, -No.

Con el agua ya hervida, ella puso la taza debajo de la salida del agua, y después de encender el interruptor, dijo lentamente, -¿Sabes? Al estar falto de razón pero insistir en no reconocer el hecho, cuando hablas, tu tono suele ser de forma inconsciente un poco más frío que el de como siempre.

La primera respuesta para ella, fue un silencio sepulcral, al siguiente el sonido de colgar el teléfono.

Ella dejó el móvil y sonrió, levantando las comisuras de boca.

Este hombre, a veces no atendía a razones tan que parecía muy lindo, pero también a veces era tan fanático que provocaba el odio.

Pero, ¿qué ella debía hacer?

No se separarían, solo podía dar tiempo al tiempo.

***

Antes de la reunión, Yadira abrió Facebook y encontró que se encabezaba el tema “la princesita del Grupo Dominguez” en las búsquedas populares.

Había tanta gente que tenía demasiada curiosidad sobre Raquel y su madre biológica, por lo que le dio muchas popularidades.

Sentada al lado de Fatima Núñez, Yadira inclinó la cabeza y le preguntó en voz baja, -¿Cómo se anula las búsquedas populares? ¿Solo se requiere ponerse en contacto directo con los trabajadores de la aplicación?

-¿Cuál búsqueda quieres anular? -Fatima se volvió, ya adivinando sus pensamientos escondidos en el corazón.

Se le enarcaron las cejas, -Nada especial, olvídalo.

-Te diré, ¿cómo me atrevería a no decir? Me parece que al estar conmigo, te has vuelto cada vez más inescrupulosa -aun diciendo así, también le dijo la manera de reprimir la noticia de las búsquedas populares y le ayudó contactar con los trabajadores.

Así que Yadira logró el contacto con ellos, y tras que se negoció bien el precio, la noticia desapareció muy pronto.

Acabada la sesión, Fatima todavía no pudo contenerse la curiosidad en su interior, -Aquella niña es la hija de tú y Delfino, ¿verdad? ¿Aún estáis juntos?

Yadira giró la cabeza, mirándola con serenidad, y dijo sonriendo, -¿Quieres saberlo?

-Sí -ella asintió con la cabeza.

Se le profundizó más la sonrisa en la cara, -Adivina por ti misma.

Fatima se sintió un poco impotente, tan enojada que querría golpearla, -Tenemos una relación tan estrecha, ¿todavía no me dices la verdad?

-Es así. Ya que nuestra relación es tan estrecha, te invitaré a almorzar, ¿está bien? -ella dijo sonriendo.

Fatima sintió su pregunta como si diera un puñetazo en el algodón, que no adquirió nada. No tuvo ningún medio, aunque Yadira estaba dando rodeos con ella.

A pesar de adivinar en su mente que aquella chica, aparecida en el banquete nocturno, era exactamente la hija de ellos, tampoco podía asegurarlo cien por cien sin que Yadira abriera la boca para admitirlo.

¿Quién no mostró curiosidad sobre eso?

Sintió que la sed de saber en su corazón la volvería loca, pero Yadira siempre no le dio el hecho.

Entonces se decidió a que le costara mucho más a Yadira el almuerzo.

Yadira sólo caminó a la mesa y se sentó, luego un camarero se le acercó con el menú en la mano.

Echó un vistazo por el menú, y pidió dos platos, esperando a venir a ella para pedir más.

Le dio una mirada hacia el lugar donde estaba Fatima, sintiéndose un poco aburrida, así giró la cabeza a mirar al otro lado.

De repente, vio un bulto familiar entre la multitud.

Viendo la figura que conocía bien, murmuró, -¿Mariano?

Hoy Mariano Magrina se llevaba ropa casual de negro muy raramente, cuyo cabello era más largo que lo normal. Por la distancia un poco lejana, ella no podía distinguir su expresión.

Después de todo, habían llevado un tiempo vivir juntos, por tanto, Yadira lo reconoció de solo un vistazo.

Sin embargo, en su memoria, a le siempre gustaba la ropa de color claro. A causa del trabajo, como Delfino, todos los días se quedaba vestido con traje.

Fue la primera vez para ella en verle llevarse de ropa casual a Mariano, pues se sintió un poco extraño.

Él estaba de pie allá, hablando de algo con un camarero.

Alejada un poco lejos de él, Yadira se avergonzaba por llamar su nombre, así sacó el teléfono y le dio una llamada.

Al marcar el número, su vista se fijaba firmemente en Mariano.

Fue solo que él dio la vuelta y salió un segundo antes de que se hiciera la llamada.

Contactada la llamada, sonó por unos segundos, y luego contestó Mariano.

Su voz era igual que antes, con algo de broma, -Yadira, ¿qué pasa? ¿Por qué hoy tiene tiempo libre para llamarme?

Yadira sonrió, dijo, -Hace un momento te he visto, ¿también viniste al Club Dorado para comer?

Pero Mariano se quedó en silencio durante mucho tiempo, ella se sintió sospechosa y le llamó nuevamente, -¿Mariano?

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