Matrimonio de primera romance Capítulo 536

Aun cuando lo hubiera llamado por nombre, Mariano no la respondió de inmediato.

Yadira tomó el móvil frente a los ojos para ver, después de afirmar que todavía estaba en la llamada, lo puso otra vez a su oído, dijo, -¿Hola?

Justo en ese momento, Fatima se le acercó. Yadira la miró y empujó el menú frente a ella.

Al siguiente, sonó nuevamente la voz de Mariano.

-Perdóname, Yadira, ahora tengo prisa. Tengo que colgar el teléfono.

-Entonces tú…

Él directamente terminó la llamada antes de que ella pudiera hablar de algo.

Lo dejó y miró la interfaz de la llamada colgada, volviéndose ceñuda.

¿Por qué le parecía que Mariano colgara el teléfono a propósito?

Como de costumbre, era un hombre esmerado y atento, independientemente de encontrarse con algo, también se portaba con calma, aparentando que nada había pasado.

Sin embargo, justo ahora su voz se oía un poco extraña.

En lo referente a la razón por la que era extraño, tampoco pudo inferir.

-¡Oye!

En el instante en que Fatima tendió la mano sacudiendo frente a Yadira, ésta volvió a concentrarse y la miró.

Fatima puso la otra mano sobre la mesa, inclinándose hacia adelante, -¿Qué estás pensando? No me haces ningún caso, aunque ya te he llamado varias veces.

Acababa de estar atenta a pensar en cosas, ni siquiera notó que la llamaba.

-Nada -Yadira bajó los ojos, y su vista se cayó en el menú frente de Fatima, -¿Listo?

Ella asintió con la cabeza, -Sí.

Al decir, tenía la mirada clavada en Yadira.

Ahora disponía del gran interés en la relación entre ella y Delfino, además, en la hija de Delfino aparecida en el banquete.

Pero estaba clara de que Yadira no le diría nada. Por lo que tuvo que olvidarlo tras pensar por un rato.

Cuando comía más tarde, Yadira siempre pensaba en lo de Mariano, mostrándose un poco distraída.

Poniendo vínculo con las palabras que había dicho Delfino, eso indicó que Mariano realmente contaba con ciertos puntos sospechosos. Tenía que buscarlo de nuevo.

Después de comer, ellas dos regresaron al estudio.

Por la tarde no había alguno trabajo importante allí, así que Yadira se adelantó a salir.

Cuando conducía, el coche que la seguía desde esta mañana continuaba persiguiéndola detrás de ella no muy lejos.

Aquellos hombres en el coche parecían saber que ella los había encontrado, pues no se ocultaron con intención, sino que de manera directa la seguía, pero aún mantenían una distancia oportuna entre dos coches.

Ella no paró el coche hasta un tramo del camino donde permitiría estacionarse temporalmente, se bajó y, dando la vuelta, caminó hacia aquel coche.

Llegó frente al coche, y intentó abrir la puerta con la mano tendida.

Lo hizo, pero se dio cuenta de que no se podía abrir…

Levantó el pie y pateó el auto con rabia, luego dijo con frialdad, -¡Abrid la puerta! No os finjáis muertos, sé que Delfino os envió para seguirme.

Al oír eso, los en el auto abrieron la cerradura y luego la puerta, bajándose.

Varios guardaespaldas muy fuertes se alinearon frente a ella, de pie ordenadamente en fila recta, luego dijeron a coro en forma reverente, -¡Señora!

Yadira sintió unas impotencias, -Desde este momento, no me sigáis más, voy a ocuparme de asuntos personales.

Claro que ellos no estaban de acuerdo, -Pero el Señor nos ordenó que…

-¿Se fue? -no esperaba que ahora Mariano no estuviera.

Tras un período corto de sentir sorpresa, ella preguntó nuevamente, -¿Te ha dicho adónde se fue? y ¿a qué hora regresará?

La asistente negó con la cabeza, -No me dijo nada, ni le pregunté. Pero puedes llamarlo.

Vino aquí solo porque se le ocurrió la intención temporal, ya que él no estaba, no tuvo necesidad de quedarse más.

Rechazó su sugerencia, y dio con una sonrisa, -No importa, vendré la próxima vez.

-Vale. Hasta luego, Señorita.

Se giró, y mientras caminó hasta la puerta, le vino a la mente lo que al mediodía se había encontrado con Mariano en el Club Dorado, volvió a preguntar a la asistente, -¿Qué comió Mariano este mediodía?

-Le ordené comida para llevar a él -aun no sabiendo por qué ella le preguntó de repente sobre eso, también le dijo la verdad.

Se le cambió levemente la cara a Yadira, -¿Comida para llevar?

Si realmente eran las comidas para llevar el almuerzo de Mariano, entonces ¿quién sería el otro “Mariano” que había visto en el restaurante?

-Sí, ordené la comida del restaurante en la calle opuesta. El Doctor pedía el servicio en ese restaurante con tanta frecuencia ¡que ahora se ha convertido en un miembro VIP de allá!

Viendo que se mostraba unas emociones raras en la cara de Yadira, le preguntó involuntariamente, -¿Hay alguno problema?

Yadira disimuló las emociones expresadas en su rostro con la serenidad de como siempre, -Ya es un adulto, pero todo el día se ocupa en los trabajos, no tiene tiempo para pensar en el alimento. Como su amiga, normalmente debo preocuparme por él.

La asistente confió fácilmente en sus palabras, y dijo moviendo la cabeza, -Es así. Es un hombre tan bueno, pero aquí no tiene demasiados amigos, aún a menudo trabaja horas extras… Señorita Yadira, si estás libre, también debes aconsejarlo…

Ella frunció los labios, -Vale, lo haré. Pues voy a regresar ahora.

-Adiós, Señorita.

-Adiós.

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