Matrimonio de primera romance Capítulo 543

Sin embargo, Yadira no tomó en cuenta lo que dijo Xulio. Se abalanzó a la entrada de la sala de reunión y empujó la puerta.

La sala estaba llena de gente, que estaba discutiendo sobre algo.

La acción repentina de Yadira llamó la atención de todos.

A causa de que Yadira entró de repente, la sala, donde antes reinaba una atmósfera estresante, se volvió inusualmente tranquila, e incluso como si se pudiera escuchar el sonido de una aguja cuando cayó al suelo.

Todos se volvieron para mirar a Yadira, pero algunos de ellos no la conocían.

Cuando Delfino escuchaba el sonido de la puerta, se sintió impaciente, sin embargo, cuando giró la cabeza y vio a Yadira, se alzó y se dirigió hacia ella.

Ella no dijo nada y dio media vuelta para ir a la oficina del presidente de Delfino mientras este la siguió flojo.

Xulio se quedó para resolver los problemas restantes.

-Perdón, señores. Se suspende la reunión.

Alguien hizo una pregunta a Xulio, -Señor Xulio, ¿quién es esa mujer?

Las personas en la sala que desconocían a Yadira eran los antiguos empleados del Grupo Dominguez, no obstante, fue cierto que algunos jóvenes la conocían.

Uno dijo con iniciativa antes de que Xulio hablara, -Parece que ella es la ex esposa del presidente y antes ha aparecido en la noticia...

Al oír lo que contó, todos se miraron el uno al otro sin dirigirse una palabra.

Xulio salió de la sala de reunión y caminó hasta el despacho de Delfino. Se detuvo un rato y se fue moviendo la cabeza.

***

Cuando Yadira y Delfino llegaron a la oficina, éste se sentó en el sofá.

Vio que Yadira todavía se ponía de pie, señaló el espacio a su lado y dijo, -Siéntate y dime lo que quieres.

Por el contrario, Yadira no lo hizo y solo sonrió sarcásticamente y habló indiferente, -Anoche ya supiste que ese hombre no es Mariano.

Yadira conversó directamente con él sobre Mariano sin rodeos y si bien no explicó más a Delfino, éste entendió que ella se estaba refiriendo al asunto de ir a la casa de Mariano.

-Sí. Anoche, cuando estábamos en la casa de Mariano, ya lo descubrí.

Delfino reconoció eso con franqueza sin ningún miedo.

Yadira se puso bastante furiosa y le interrogó, -Delfino, estarías muy feliz cuando Mariano corra peligro, ¿verdad? Te digo si le ocurre algo, voy a sentirme culpable y recordarlo toda la vida. Él me salvó la vida y llevaba tres años cuidándome mientras yo estaba en coma.

No se supo cuál palabra de Yadira estimuló a Delfino, la cual hizo que la flojera en su cara desapareciera completamente. Se volvió severo y se sentía un ambiente frío a su alrededor.

Luego, se levantó de repente y dijo pesado, -¡Basta!

Como Yadira instintivamente tenía miedo a Delfino cuando éste se enfadaba, ella tiritó un poco.

Yadira apretó el puño en silencio y se alzó ante Delfino levantando ligeramente la barbilla y no hubo ninguna señal de que ella se sometería.

Se notó la ira en los ojos de Delfino. Parecía que estaba muy furioso. Además, al hablar, su voz se puso inconscientemente mucho más alta.

-Yadira, no hace falta que me recuerdes una y otra vez que cuando estabas en coma durante tres años, otra persona te estaba cuidando, pero yo... -pausó Delfino.

En aquel momento, se vio una angustia en sus ojos. Espiró profundamente con esfuerzo como si no pudiera respirar porque innumerables emociones pesaban sobre él.

Todas estas emociones se habían empeorado hasta que odió a Mariano porque éste había hecho lo que debía hacer Delfino.

Delfino nunca había pensado que había existido algún embrollo entre Yadira y Mariano, sino que él no se atrevió a considerar que no había acompañado a Yadira cuando ella lo necesitaba más.

Cada vez que Delfino escuchaba que Yadira mencionaba a Mariano y siempre que ella lo buscaba, Delfino sentía que él mismo era un hombre fracasado, e incluso creía que no había conseguido proteger a su mujer.

Mientras pensaba en eso, Delfino percibía que le estaba sangrando el corazón.

Él era un hombre que no sabía expresarse bien y su mente era insondable, por lo cual si no quería decir sus preocupaciones, nadie podría adivinarlas.

-Delfino... -le llamó Yadira, pero ella no supo qué hablar.

El hombre, tan inteligente y omnipotente, se ponía de pie frente a ella apretando el puño y se veían tanto media autocrítica como media tristeza en su cara, donde normalmente no se podía notar ninguna expresión.

La espalda de Delfino era bastante recta, pero lo cual le hizo sentir a Yadira que él se parecía a un gallo derrotado, que perdió la agresividad y la confianza. En aquel entonces, él era como un niño perdido, quien no sabía qué hacer.

Viendo eso, Yadira se sintió amargada y no sabía qué hacer.

Ella dio unos pasos acercándose a Delfino y quiso acariciarlo con la mano.

Sin embargo, cuando Yadira estaba por tocarlo, Delfino retrocedió y la evitó, por lo cual Yadira levantó de repente la cabeza para verlo.

Delfino mostró una sonrisa tan brillante que sus ojos generalmente serios se torcieron.

Él era un hombre muy guapo, pero casi no sonría normalmente. Aunque rio a veces, se puso severo de inmediato, no obstante, de verdad, a Yadira le gustaba mucho verlo sonreír, ya que Delfino siempre ocultaba profundamente su pensamiento y guardaba su alegría y angustia en el lugar más hondo de su corazón, y no quería que nadie las percibiera.

Pero la sonrisa de Delfino entristeció bastante a Yadira.

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