No importaba cuánto histérica fuera Yadira, Delfino aún mantenía serenidad, pareciendo no ansioso por eso.
Hasta que ella se calmó por completo, Delfino no se levantó, luego se le acercó y la llevó a la mesa de comedor, diciendo sin alguna emoción, -Come.
Ella tenía la vista fría clavada en él, sin soltar ni una palabra.
-¿No vas a comer? -entrecerró levemente los ojos, en cuyo tono llevaba la rabia obvia.
Luego se rio fríamente, -Está bien que no comas ahora, pero de tal manera, nunca te permito ver a Raquel.
De repente Yadira con la cabeza alzada le echó una mirada fría, cerrando los labios con fuerza, finalmente recogió el tenedor y comenzó a comer.
Aun con mal apetito, Delfino estaba dedicado a verla durante todo el período de comer, por lo que tuvo que forzar a sí misma a tomar unas comidas.
Después de la comida, una sirvienta subió a recoger la vajilla.
En este momento ella se quedó en total calma.
Echando un vistazo por fuera de la puerta, le preguntó a Delfino, -¿No puedo ni siquiera salir de esta habitación por la puerta ahora?
-Has quemado mi villa -él sonrió, pero ella no entendió el significado contenido en la sonrisa.
Yadira se sintió un poco atónita, la razón por la que en aquel entonces quemó la villa fue que él también la había encerrado allá, sin dejarla salir.
Así le dijo en tono de mofa, -Pues te has molestado mucho.
Pero Delfino no la respondió, sino que se levantó y se fue directamente.
Apenas se marchó de aquí, ella no pudo evitar dar una patada sobre la silla frente a ella.
No comprendió por qué Delfino no le permitía salir, ni necesitaba su ayuda para buscar a Raquel juntos.
Aun tratando de pensar en eso con todo esfuerzo, no entendió cuál sería la razón.
De pronto le vino a la mente algo, tocó el bolsillo en la ropa y encontró que adentro estaba vació. Luego fue a buscar por los lados de la cama, por fin encontró el teléfono en la mesa de noche.
¿Delfino en realidad la dejó el móvil?
En el fondo de sus ojos brilló una sorpresa. Se apresuró a cogerlo, ¡pero se dio cuenta de que en el teléfono no se instalaba la tarjeta SIM!
Le quedó el móvil, pero que no estaba disponible para las llamadas…
Ahora se hallaba en el País M, un lugar extranjero, en el que no conocía a nadie, además de Mariano en paradero desconocido. Incluso si lograra llamar a Noela, sería inútil por la gran distancia.
Entonces, lo que Delfino se lo dio, no era para evitar que ella llamara a alguien, ¿sino que alguien la llamara?
Se le ocurrió otra vez lo que le había dicho Perla.
Ella dijo que los que se le llevaron a Raquel se ofrecerían a buscarla.
O sea, la razón por la que Delfino no le dio la tarjeta SIM, ¿era el objetivo de prevenir que aquellos se pusieran contacto con ella?
Pero ¿por qué él intentó impedir eso? ¿Acaso la persona quien en realidad querían llevarse podría ser ella en lugar de Raquel?
Yadira murmuró, -No sería así…
Cuanto más pensaba en eso, más sentía que era muy posible.
Aquellos no realmente querían secuestrar a Raquel, sino a ella. Y Delfino, quien se comportaba con ímpetu, para evitar que ella se dejara caer en la trampa, ¿simplemente la encarcelaba?
Delfino nunca fue una buena persona, quien la mayoría del tiempo obraba en cosa sin escrúpulos, así cuando no quería que ella se embarcara en este asunto, directamente la encerraba. Tal movimiento tenía poca razón, pero era la manera más sencilla y directa.
Él tenía muy claro en su corazón que aun Raquel solo era la trampa, Yadira definitivamente iba a rescatarla sin ninguna vacilación.
Al pensar en la situación con la cual Raquel podría coincidir, todo el corazón se le tensionó fuertemente.
No fue hasta la segunda mitad de la noche que Delfino dejó de hacer amor con ella.
Aún la metía en los brazos y la besaba de vez en cuando. Pero gradualmente, él no tuvo ningún movimiento.
Al sentir que su respiración se volvía cada vez más tranquila, Yadira le llamó, -¿Delfino?
El hombre, quien la abrazaba, no hizo respuesta.
Después de un momento, ella volvió a decir, -Delfino, quiero tomar agua.
Su voz era muy suave, pero si él estaba despierto en este momento, podía escucharla.
Tras esperar un rato más, intentó dejó a un lado la mano que él ponía sobre ella.
Sin embargo, justo cuando la puso a otro lado, Delfino la tendió hacia ella nuevamente.
Al verlo, Yadira rápidamente metió la mano en la suya, y de tal manera él se volvió quedar tranquilo.
Con el temor de que de pronto se despertara, no osó mover. Un tiempo después, tendió la mano para sacar debajo de la almohada la tira larga de tela preparada antes.
Con mucho miedo de que Delfino podría despertarse a mitad de su movimiento, así lo hacía con tanto cuidado.
Pero él todavía se despertó cuando ella estaba a punto de terminar de atarle las manos.
-Yadira, ¿qué estás haciendo? -su voz originalmente se mostró ronca, y al sonar por la noche oscura, expresándose particularmente sombría.
Ella no pudo evitar estremecerse, con la reacción rápida, deshaciéndose de la tira y fue a besarlo.
Lo que era más insoportable para Delfino era que ella tomaba la iniciativa, aun cuando él supiera lo que había hecho ella, no pudo contenerse concederle el beso fuerte.
Aprovechando el tiempo en que le perturbaba a la mente el amor, Yadira lehizo desmayarse con un gesto de mano en el cuello…
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