Matrimonio de primera romance Capítulo 593

Por oír eso, Josefa mirándola con expresión ceñuda y enojada, pero no le dijo nada y solo se dio la vuelta a mirar a Mariano.

El hombre sonrió levemente, sin mostrar ninguna ira, -Está bien.

Su tez cambió ligeramente, y le llamó rápidamente, -¡Señor!

Obviamente, se resistió mucho a acompañarla para salir afuera.

Yadira no se sorprendió en absoluto por la actitud de Josefa, sino que sintió que ella, una mujer quien se veía muy seria y indiferente, era tan franca que parecía un poco linda.

Con la cabeza levemente inclinada, Yadira le dijo sonriendo a Mariano, -Entonces, ¿vamos?

Mariano bajó un poco los ojos, cuyo tono siguió expresando suavidad, -Pero Raquel, déjala en casa, haca mucho frío afuera.

Después de tardar un rato en suspenderse, Yadira se rio con desdén, -Sí, hace mucho frío afuera, mejor que yo no salga tampoco.

Terminada de hablar, se levantó sonriendo de la silla, fue a un lado a tirar de Raquel para marcharse de aquí.

Justo cuando se volvió, la sonrisa en su rostro desapareció por completo en un segundo.

Haber dicho así era que no quería ir afuera con Mariano. Pero ese hombre tampoco era alguien fácil para lidiar.

Lo expresado entre sus líneas fue, abiertamente, que si Yadira insistía en salir con Josefa, tendría que quedar a Raquel aquí.

Mariano obraba siempre con mucho cuidado, y ahora por el temor de que ella partiera afuera a fin de huirse, le dijo que Raquel tuviera que quedarse aquí.

Cuando un hombre era bueno en disfrazarse de comportamiento gentil y con bondades, después de revelar lo más realmente egoísta y estrecho, originalmente escondido en su naturaleza, no se podía contar con más expectativa para él.

Ya no fue el Mariano que solía ser.

De todos modos, la relación entre ellos tampoco podía volver a la del pasado.

La llamada amistad por la que le confiaría su vida, no fue nada más que el sentimiento falso creada por Mariano con el fin de lograr su objetivo.

Al salir afuera, Yadira sintió que Raquel estaba tirando de su manga.

Tan pronto como bajó la cabeza, vio a ella mirarla arriba, preguntándole en voz baja, -Mami, ¿por qué te enfadas?

Yadira le acarició la cara, -Porque me encontré con algo que me molesta.

Raquel le respondió, pareciendo entenderlo, -Pues todo estará bien cuando te pongas feliz.

No podía remediar echarse a reír, -Por ti quedándote conmigo, ya me pongo mucho feliz.

***

Yadira no aceptó salir con Mariano, quien tampoco la obligó.

Sin embargo, él tampoco se fue, incluida Josefa, quien también se quedaba en la villa.

Ahora si tenía algo de prisa, ella prefería buscarla, no queriendo verlo.

Aun así, todavía tenía que tomar en cuenta la emoción de Raquel.

Por haber visto a Delfino anoche, ella hoy tenía un buen humor, y solo quería divertirse en el salón.

De tal manera, Yadira tuvo que quedarse aquí acompañándola.

Ellas dos estaban en el salón, y también Mariano.

Raquel jugaba con los rompecabezas, Mariano fue a ayudarla.

Ahora ella aún tenía una buena impresión a él, por lo que no le molestaba divertirse con él.

Yadira, vigilándolo a un lado, de repente lo escuchó a Mariano preguntar, -¿Estás muy alegre?

-¡Sí! -Raquel asintió con la cabeza.

-¿Me puedes compartir qué cosa feliz te ha pasado?

-Anoche yo… -mientras ella comenzó a decir, Yadira sintió que el corazón se alzaba hasta la garganta.

¿Acaso fuera a hablar de que anoche había visto a Delfino?

Yadira frunció las cejas levemente, ¿qué realmente pasó?

Mariano también le echó una ojeada, y luego le dijo a su hombre, -Voy a ver.

Ellos dos salieron afuera. Yadira tenía la misma curiosidad de ir afuera para ver eso de qué realmente pasó hizo a Mariano sentirse tan sorprendido.

-Raquel -tiró de su mano-. Quiero pasear afuera.

-Hace frío -giró la cabeza a mirarla, diciendo con mucha seriedad. Al hablar hasta de la palabra “frío”, prolongó y acentuó la voz, y se veía muy linda cuando ella decía pareciendo una anciana.

Yadira le pellizcó la nariz, -No me temo la frialdad, ¿y tú?

Ella vaciló por un rato, tendió la mano para hacer unos gestos, dijo de melindre, -Pues me pones aquel sombrero en forma de conejo.

-¡Vale! -Yadira le aceptó tajantemente.

Después de subir las escaleras a sacarlo para ponérselo, caminó hacia afuera tirando de ella.

La escena desolada de invierno reinaba todo el jardín, que seguía mostrando languidez aun por el cuidado minucioso.

Mariano estaba frente a la puerta de villa con un grupo de personas. Había tanta gente que Yadira no podía observar claramente las condiciones allá, así llevó a Raquel dar unos pasos más adelante y subió a la terraza de flores, de esa manera, era capaz de ver más claro.

Después de quedarse de pie sobre la terraza, por un vistazo hacia allá, vio una figura familiar en medio de la multitud.

Su cara cambió un poco, murmuró, -¿Delfino?

-Mamá, ¡quiero ver también!

Raquel estaba junto a ella, mirándola arriba con ojos de cachorro, abrazándole las piernas.

Así Yadira dobló la cintura y la levantó, -Jaja. ¿Con quién te encontraste?

Raquel indicó la puerta con la mano, se volvió y le dijo con cara llena de alegría, -¡Es papá!

Hasta ese momento ella aseguró no haber equivocado en la vista. Anoche Delfino le dijo que vendría hoy a verlas, pensó que volvería a subir por la ventana, inesperadamente, ¡que él irrumpiera directamente!

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera