—¿De qué se ríe la señorita Ximena? —Yadira parecía estar tranquila. Ni un rastro de pánico se podía encontrar en su rostro—. Es algo habitual en el círculo de entretenimiento, ¿verdad?
A los ojos de Ximena, Yadira estaba dando patadas de ahogado.
—¿Cómo podría ser fotografiada si nadie lo vio?
—Señorita Ximena, usted no lo vio con sus propios ojos. Entonces, ¿por qué cree que el fotógrafo fue capaz de verlo? —
replicó rápidamente Yadira antes de que el sonido de la voz de Ximena se hubiera apagado.
Yadira hablaba en un tono tenue y sus palabras parecían muy suaves. Pero todo el mundo pudo darse cuenta de que estaba apuntando a Ximena.
El staff de «Ciudad Abandonada 2» era la misma de «Ciudad Abandonada». Ellos habían tratado con Yadira y sabían que era amable, así que era raro verla ser tan directa. Sin mencionar que estaba interrogando a Ximena en la cara de Delfino.
De repente, Ximena se dio cuenta de que se había adelantado un poco, por lo que se sintió un poco culpable.
Echó una mirada a Delfino, pero éste estaba sentado tranquilamente, sin intención de defenderla.
Ximena se sintió molesta, pero no tenía forma de criticarlo. En realidad, no se atrevía a hacerlo ni siquiera cuando estaban solos.
Entonces, Ximena consiguió mantener la calma:
—Señora Yadira, no me extraña que sea usted guionista. Realmente es una mujer muy ingeniosa.
Yadira esbozó una sonrisa:
—En realidad, es fácil de resolverlo. ¿Por qué no verificamos el vídeo de vigilancia?.
La mirada de Ximena cambió al instante.
Yadira fijó sus ojos en Ximena y, naturalmente, percibió su reacción. Ahora, estaba más segura de que Ximena era quien había tomado esas fotos.
Las fotos que tomó eran tan ambiguas que sin duda tenía que borrar el video de vigilancia.
Ella pensó que nadie podría testificar si Yadira entraba en la habitación de Isidoro cuando borró el video de vigilancia.
Pero Yadira volvió a centrar la atención en la autenticidad de las fotos. Entonces, sería sospechoso si el video de vigilancia fue borrado.
El aire en la sala de reuniones parecía haberse congelado. Todos contuvieron la respiración y no se atrevieron a hablar.
—Tú... —Ximena se rió de extrema rabia.
—¡Basta! —Delfino la interrumpió. Su voz no era fuerte, pero llevaba un aura poderosa.
—Ya está bien —Delfino se dirigió a Fátima—. Srta. Fátima, espero que «Ciudad Abandonada 2» sea una obra de gran calidad.
—Comprendido. —Fátima se puso seria.
—He oído que van a empezar a rodar hoy. Entonces, ¿por qué siguen sentado perdiendo el tiempo? —Delfino miró a su alrededor y dijo con voz fría.
—Empecemos a rodar. —Fátima se levantó, dio la orden y se puso a la cabeza, asñi que los demás la siguieron uno tras otro.
Yadira fue la última en salir de la conferencia. Echó una mirada a Delfino y a Ximena antes de salir de la sala de reuniones.
Ximena se enfadó con Delfino en cuanto todos salieron.
—¿Qué acabas de hacer? ¿Por qué no dijiste algo para defenderme? ¡Solo te limitaste a mirar delante de tanta gente! ¿Realmente te preocupas por mí?
Delfino permaneció en silencio. Ni siquiera miró a Ximena mientras sus delgados dedos golpeaban la pizarra, haciendo oídos sordos a las palabras de ella.
Debido a un determinado problema, un acto se había repetido muchas veces. Asñi que el director les pidió que descansaran y se refrescaran un rato.
Yadira se levantó y fue al baño.
Solo había un baño público. Cuando ella salió, alguien le tapó la boca y la metió rápidamente en una habitación.
Esa persona era tan fuerte que Yadira no tuvo ninguna posibilidad de escapar ni poder pedir ayuda.
La habitación estaba a oscuras, ya que la luz estaba apagada. Y ésta estaba presionada contra la puerta.
El pecho caliente del hombre presionaba el de ella mientras jadeaba, y parecía estar muy excitado.
Yadira no se atrevió a decir nada. Sin embargo, después de unos segundos, se calmó y reconoció el olor familiar de aquel hombre.
—¿Y qué? ¿El señor Delfino va a descargar su ira por lo sucedido con su Jazmín? ¿O es que el señor Delfino se ha vuelto a enamorar de su ex mujer? —Yadira se rió, su voz llevaba un rastro de frialdad.
Yadira levantó deliberadamente la cabeza y se acercó a la cara del hombre, así su aliento se dirigió a la barbilla de él. Poco a poco se fue acostumbrando a la luz tenue y vio la silueta del hombre.
«Sí, era Delfino».
Seguía apretando con fuerza sobre ella. No avanzó más, ni dio un paso atrás. En cambio, le preguntó con voz grave:
—¿Por qué has llamado a la puerta de Isidoro?
Yadira reprimió el pánico y consiguió mantener la calma, así que puso una sonrisa significativa:
—Ya hemos hablado de esto antes. Esta noche, llamaré a su puerta y entonces, lo sabrás.
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