Matrimonio de primera romance Capítulo 714

Al oír lo que hablaban Delfino y Ximena, Yadira se burló para sus adentros. Y cuando levantó la mirada, fingió no oír nada y pasó directamente por delante de ellos.

No se detuvo ni un momento, solo entonces Ximena vio a Yadira. Se sorprendió e inconscientemente se volvió para mirar a Delfino, pero éste miraba en otra dirección, con una expresión ligeramente solemne, como si estuviera reflexionando sobre algo.

Pensando en lo que había ocurrido en la sala de reuniones esta mañana, Ximena tuvo una extraña sensación.

¿Por qué se fue Yadira antes de que terminara el programa?

Dijo despreocupadamente, pero mientras lo decía, prestaba mucha atención a la expresión de Delfin. Sin embargo, Delfino no se inmutó en absoluto, ni siquiera la miró.

Pero, pasado un tiempo, Ximena se enfadó cuando Delfino se volvió de repente para mirarla. Él vio el enfado en su cara y la miró con una leve sonrisa de forma burlona. Entonces, Delfino dijo con voz fría:

—¿Recuerdas lo que dijiste cuando me pediste que invirtiera en «Ciudad Abandonada 2»?

Ximena se sorprendió y luego se apresuró a decir:

—Sí, lo recuerdo.

Dijo que solo quería ganar a Yadira por una vez, y que había prometido que definitivamente no retrasaría el rodaje de «Ciudad Abandonada 2»

Al pensar en esto, la expresión de Ximena cambió, ya que solo lo había dicho para caerle bien a Delfino.

Sin embargo, cuando Delfino lo había mencionado, era obvio que se refería a otra cosa, como el ridículo o la culpa.

—Está bien que lo recuerdes.

Delfino la miró con calma y giró la cabeza.

Xulio había llegado y se dirigió apresuradamente hacia Delfino:

—Señor Delfino.

—¿Está todo listo?

Xulio asintió y respondió:

—Sí, señor.

Delfino ignoró por completo a Ximena y se fue sin decir nada.

—¡Delfino! —Ximena le llamó por detrás.

Delfino no pareció escucharla y siguió caminando. Sin embargo, Xulio entregó una carta de invitación a Ximena.

Le dijo seriamente a ella:

—El señor Delfino va a asistir a una fiesta benéfica esta noche y quiere que usted vaya con él. Ahora, el señor tiene algo que tratar. Por favor, discúlpenos, señorita Ximena.

Ximena se sorprendió al ver la carta de invitación dorada, y luego se alegró:

—¿Delfino le pidió que me la diera?

—Por supuesto. —Xulio se mostró indiferente sin mostrar mucho respeto, como si solo se tratara de un asunto de negocios.

Ximena cogió la invitación y sonrió.

—Ya veo. Gracias, asistente Xulio.

Xulio asintió, luego se dio la vuelta y se fue para alcanzar a Delfino.

Ximena sostuvo la carta de invitación y miró en la dirección en la que se había ido Delfino. Todavía podía verlo vagamente, etonces sonrió, pensando que Delfino aún se preocupaba por ella y que solo estaba un poco enfadado. De lo contrario, no le habría dejado que ella lo acompañara a la fiesta.

Después de que este hombre, o sea Delfino entrara, cerró suavemente la puerta y se dirigió lentamente a la cama.

Yadira había estado sentada en la alfombra bebiendo, así que estaba durmiendo, apoyada en el borde de la cama. Su rostro estaba pálido, e incluso cuando se había quedado dormida, seguía pareciendo infeliz.

Delfino se paró frente a la cama, la miró por un momento y extendió la mano para tomar la copa de la mano de Yadira. Luego hizo la cama, la levantó del suelo y la puso en la cama antes de cubrirle con el edredón.

Yadira se sintió incómoda incluso en sueños. Frunció el ceño y murmuró:

—Delfino...

Delfino se quedó parado un momento. Se inclinó para darle un ligero beso en la frente, y luego alargó la mano para acariciar su larga cabellera.

Yadira dejó por fin de fruncir el ceño, e incluso frotó inconscientemente su cabeza contra la mano de éste. Delfino se puso rígido de alguna manera, y su expresión se suavizó, así qu volvió a besarla en la frente y luego siguió mirandola.

Hacía mucho tiempo que no podía mirarla así. Ésta oportunidad era muy rara.

Al cabo de un rato, Delfino se levantó, cogió el mando a distancia del aire acondicionado que había junto a la cama y ajustó una temperatura adecuada.

Después de dejar el mando a distancia, Delfino se detuvo un momento antes de enderezarse y salir.

En la puerta, vio los zapatos de Yadira desparramados por el suelo, eso se debía a que Yadira entró al cuarto de mal humor y los apartó de una patada después de quitarse los zapatos.

Delfino se puso en cuclillas para colocar los zapatos en su lugar. Sin embargo, justo al abrir la puerta y antes de que pudiera volverse para mirar a Yadira, oyó a Xulio decir:

—Señor Delfino.

Xulio estaba de pie frente a la puerta con una expresión tranquila. Era evidente que llevaba un rato esperandolo. Sin embargo, Delfino no vino con él.

Xulio lo estaba buscando.

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