Matrimonio de primera romance Capítulo 737

Raquel se dirigió hacia Yadira:

—¿Alguna vez ha tomado medicamentos? He escuchado que cuando uno se enferma, los medicamentos ayudan a mejorar.

Yadira iba a acariciar la cabeza de Raquel, pero encontró una aguja clavada en su mano. Solo entonces se dio cuenta que estaba conectada a un suero intravenoso. Justo entonces vio a Xulio y Violeta, que iban hacia ella.

Entonces se sorprendió:

—¿Xulio?

Yadira recuperó por completo sus sentidos. Recordó lo que había pasado, ésta se había caído en la bañera justo iba a empezar a bañarse.

Xulio asintió ligeramente y dijo:

—Me enteré de que «Ciudad abandonada 2» se estrenó ayer. Como hoy estaba de vacaciones e iba a salir con mi mujer, decidí pasar por tu casa para ver si estabas. Pensé que si estabas, tú y Raquel podrían salir con nosotros. Pero...cuando llame a la puesta, nadie contestó, te llamé pero no hubo respuesta, así que buscamos a un cerrajero que abriera la puerta... y entonces te encontramos desmayada en el baño.

—¿Es tu mujer? —Yadira miró a Violeta con curiosidad.

Conocía a Xulio desde hacía muchos años, pero era la primera vez que conocía a su mujer.

—Hola, Sra. Yadira. Soy Violeta. —Miró la bolsa de suero y dijo—. Casi se ha terminado. Le recetaré otras dos para que se lo coloquen más tarde.

Yadira preguntó: —¿Es usted médica?

Violeta asintió, sonriendo. Luego le sacó la aguja.

Después de entenderlo todo, Yadira se volvió hacia Raquel. Cogió a Raquel en brazos y dijo:

—Oh, mi bebé, déjame verte, parece que estás más grande.

Pero Raquel se mostró un poco reacia a su abrazo,

—Mamá, estoy pesada. No podrás cargarme.

—Está bien. Pero, puedo cargarte por muy pesada que estés. —Yadira todavía estaba muy débil porque tenía fiebre y no había desayunado. Pero cuando vio a Raquel, se llenó de energía como si se hubiera recargado por completo.

Raquel soltó una risita. Tocó la cara de su madre, parpadeando:

—Pareces cansada.

Yadira no tenía buen aspecto. Sus ojos no tenían brillo, sus labios estaban pálidos y su cara tenía un tono pálido.

Xulio lanzó un suspiro de alivio al ver que Yadira se animaba e interactuaba con Raquel. Por suerte, Raquel estaba con Yadira, o no se creería la historia que acababa de inventarse.

—Señorita Yadira, déjeme revisarla. —Violeta abrió el botiquín que traía.

Cuando Raquel escuchó que Yadira necesitaba una revisión, se bajó de Yadira y se sentó tranquilamente a su lado. Abrió los ojos de par en par y observó con curiosidad a Violeta haciendo el chequeo.

Yadira se sintió satisfecha y angustiada al ver a Raquel tan pensativa.

Frunció los labios en silencio y luego cooperó con Violeta, mientras Xulio salía.

Cuando éste salió, llamó a Delfino.

Antes de que Xulio pudiera decir algo, Delfino preguntó:

—¿Está despierta?

—La señora Yadira está despierta y se creyo la historia. No sabe que estuviste aquí. —Tras lo dicho por Xulio, Delfino permaneció en silencio.

Después de un rato, escuchó la voz de Delfino:

—Eso es bueno.

Xulio no dijo nada porque no sabía qué decir.

Justo cuando pensó que Delfino iba a colgar, éste dijo:

—Envía a un sirvienta de la villa para que la cuide.

—Como ordene. —Aunque la sirvienta iba a atender a Yadira, pero lo mandaban como si fuera enviado nominalmente para cuidar a Raquel.

Al ver que su mamá seguía dormida, se levantó en la cama con cuidado. Pero, cuando estaba a punto de bajar, se cayó de la cama. Sin embargo, afortunadamente se cayó sobre la cama y no se hizo daño, pero el ruido despertó a Yadira.

—¿Raquel? —Yadira se apoyó y preguntó—. ¿Qué pasó?

Raquel se dio la vuelta y dijo con voz suave:

—Tengo hambre.

Luego dio una palmadita a Yadira y le dijo:

—Tú sigue durmiendo.

Antes de que Violeta se marchara, le dijo a Yadira que debía descansar más, y Raquel lo tuvo presente.

—Ahora estoy mucho mejor. —Yadira se levantó de la cama y se puso un abrigo. Luego, sacó a Raquel de la cama, le puso los zapatos y salieron del cuarto.

La sirvienta acababa de cocinar y estaba a punto de llamarlas para que salieran. Entonces, éste dijo respetuosamente:

—Estaba a punto de llamarlos para cenar.

Yadira echó un vistazo a la mesa del comedor y encontró varios platos que parecían insípidos.

Yadira asintió y dijo:

—Gracias.

—Solo hago lo que debo hacer. Nos trataste muy bien en aquel entonces. —La sirvienta mencionó la época en que Yadira vivía en la villa de Delfino. Sin embargo, Yadira sintió que no era especialmente amable con ellos.

Yadira solo sonrió y no dijo nada más. Como Raquel tenía hambre, Yadira llevó a Raquel directamente a la mesa del comedor.

Yadira también tenía hambre, pero no tenía apetito, por lo que solo se dedicó a mirar cómo comía su hija.

Raquel siempre había sido una comilona y no era exigente con la comida. A todo el mundo le gustaban los niños con buen hábito alimenticio, y ciertamente Yadira no era la excepción.

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