Raquel curvó los labios y dijo:
—De acuerdo.
Bajó la cabeza y dio un mordisco a la carne. Luego, le dijo seriamente a Yadira:
—Cuando comience la escuela, yo también estaré muy ocupada.
Yadira siguió sus palabras y dijo:
—Bueno, Raquel también está ocupada.
A Raquel le divertía Yadira. Yadira no comía mucho y siempre miraba a la puerta. Sin embargo, no había nadie fuera.
Hasta que no terminaron de comer, no vio a nadie entrar por la puerta. Yadira bajó la cabeza y puso una sonrisa burlona.
Pensó que Delfino vendría a buscarla para contarle todo lo ocurrido durante este periodo...
Estaba pensando demasiado. Delfino seguía siendo el Delfino que se respetaba a sí mismo y que sólo escondía todo en su corazón.
Yadira ordenó la mesa del comedor sin decir una palabra. Limpió la cocina y salió. Raquel estaba viendo Animal World.
Yadira sostenía una almohada en sus brazos y miraba Animal World con Raquel.
—¿Qué animal te gusta más? —Yadira se dio la vuelta y le preguntó a Raquel.
Raquel inclinó la cabeza y pensó un momento, luego dijo:
—Oso polar y león.
—¿Vamos al parque de la vida salvaje a ver los leones mañana? —Yadira alargó la mano y tocó la cabeza de Raquel.
Raquel asintió con fuerza:
—¡Genial!
Quizá porque mañana iban a ir al Parque de la Fauna, Raquel estaba muy emocionada y se negaba a dormirse.
A las once, Yadira metió a Raquel en la cama y no le permitió moverse. Sólo entonces se quedó dormida.
Ya eran las doce y media cuando Yadira salió de la habitación de Raquel.
Frío y suave.
Yadira no apartó la mano. Lo miró y dijo con calma:
—Voy a cambiarme de ropa.
Sólo entonces Delfino le soltó la mano.
Yadira sacó su pijama del armario y lo llevó al baño.
Eligió un pijama de algodón de dos piezas que era grande y cómodo, sin diseños extravagantes.
Cuando salió, Delfino estaba sentado en su escritorio leyendo los documentos. Los miraba muy seriamente, como si tuviera mucha curiosidad.
Yadira se cruzó de brazos y se acercó:
—Estos son los documentos que he traído de la empresa. No tienen nada que ver con el Grupo Dominguez ni conmigo en este momento. No puedes leerlos.
Delfino la miró y cerró la carpeta que tenía delante. La escuchó de verdad.
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