Matrimonio de primera romance Capítulo 959

Tras escuchar las palabras de Delfino, Raquel asintió con la cabeza y se volvió a mirar a Yadira.

Raquel se quedó mirando a Yadira durante un momento, luego señaló el plato de la mesita y preguntó a Delfino,-¿Y esta fruta?

Delfino dijo,-Puedes comerla.

Raquel frunció los labios y alargó la mano para coger el plato. Quería sentarse en el sofá y disfrutar de la fruta. Sin embargo, le resultaba difícil sostener el plato en los brazos mientras intentaba subirse al sofá.

Delfino la ayudó a coger el plato. Raquel volvió a mirarlo.

Delfino dijo con el plato en la mano,-Súbete al sofá primero.

Después de que Raquel se subiera al sofá, Delfino le dio el plato y le dijo,-No comas demasiado.

Entonces, Delfino se levantó y se dirigió a su escritorio para continuar su trabajo.

Ya era la mañana siguiente cuando Yadira se despertó.

Yadira estaba suspensa cuando acababa de despertarse. Pensó por un momento, pero no recordaba cuándo se había ido a la cama la noche anterior ni cómo se había dormido. No había nadie a su lado ni en el sofá ni en la cama.

Delfino no estaba en la habitación.

Yadira se quedó en la cama un rato. Al mirar a su alrededor, descubrió que la silla de ruedas estaba al lado de la cama.

Yadira se levantó y se sentó en la silla de ruedas. Le costó un poco subirse a la silla. Fue al baño a lavarse, se vistió con una falda y salió en la silla de ruedas.

Una criada estaba haciendo limpieza en el pasillo. Al ver a Yadira, saludó respetuosamente,- Señora Yadira.

Yadira le respondió y continuó avanzando.

La criada se volvió para mirar a Yadira, corrió hacia ella y le dijo,-eñora Yadira, el señor Delfino está reunido con un invitado en el estudio.

Yadira se quedó atónita por un momento, luego giró el pomo y empujó la puerta para abrirla.

En el momento en que se abrió la puerta, vio que había un desorden en la habitación. Delfino agarró a Miguel por el cuello y lo presionó contra el suelo.

-Vosotros... -Yadira los señaló con el dedo,-¿Qué estáis haciendo?

La habitación estaba desordenada. Parecía que habían peleado durante un tiempo. Obviamente, Miguel estaba muy golpeado.

Apolo, que ya había aprendido artes marciales, no pudo derrotar a Delfino, y mucho menos a Miguel, que solo hacía fiestas todos los días.

Miguel escupió una bocanada de sangre. Levantó el cuello y le dijo,-Yadira, no te acerques. Las mujeres no deberían meterse en los asuntos de los hombres.

-No quiero involucrarme. -Yadira dijo con calma y empujó la puerta para hacerla más abierta.

Después de entrar, se quedó tranquilamente a un lado para observar la batalla.

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