Cloe
Después de verlo comportarse amable conmigo hoy, mi corazón adolorido volvió a latir emocionado, como si olvidara todo el daño que ha sufrido antes por ese hombre, como si olvidara que hace sólo dos días estaba totalmente destrozado.
A veces yo no era capaz de entender mis sentimientos, no entendía como podía seguir amándolo con tanta fuerza despues de todo lo que me ha hecho, porque no podía simplemente arrancarlo de mi mente y corazón para no sufrir más por este amor.
Amarlo había sido muy hermoso al principio, todo era tan perfecto, pero ahora todo se había vuelto tan doloroso, pero yo no podía olvidarme de esos días, aún podía recordar cuando me pidió que me casara con él.
Flasback
— Cloe, ¿ya estas lista para irnos? — pregunto entrando a la habitación con una sonrisa, antes de quedarse mirándome aturdido.
El me había dicho que hoy saldríamos a cenar y yo había puesto especial esfuerzo en arreglarme, porque me encantaba cuando miraba de esa manera en que lo hacía en este momento.
— Si, vamos — le conteste sonriéndole y el no dejaba de mirarme de pies a cabeza, antes de tragar con fuerza.
— Es imposible que seas tan hermosa, no puedes ser humana — dijo acercándose para envolverme en sus brazos, dejándome oler su delicioso perfume.
— Si no soy humana, entonces ¿Qué soy? — Cuestione con una sonrisa provocativa.
— No se, puede que seas un ángel, que vino a salvarme de todos mis demonios, el problema es que ahora que te conocí no creo poder dejarte ir, no podrás volver al cielo, aunque puedo hacerte tocarlo cuando lo necesites — susurro en mi oreja con suavidad, llenando de calor todo mi cuerpo al sentir su aliento y lo sugerente de sus palabras.
— No soy ningún ángel y no puedo salvarte de nada, pero te aseguro que si me dejas te acompañaré en tus batallas.
— Solo te necesito a mi lado siempre y yo me encargaré de todo lo demás — dijo el antes de darme un beso posesivo, lleno de pasión y deseo.
— Mejor nos vamos ya o no te dejare salir de aquí hasta mañana — espeto separándose de nuestro beso con su respiración agitada y la verdad es que a mi eso no me había parecido mala idea, pero como de todas formas podríamos hacer lo mismo después de la cena, decidí que mejor íbamos.
— Entonces vamos — acepte y los dos salimos hasta su auto, camino a un restaurante.
Cuando llegamos al lugar yo no podía creer lo que veían mis ojos, estábamos en una terraza, donde se podía ver toda Manhattan, había una solo una mesa y todo estaba rodeado con velas y flores, yo no podía dejar de mirar todo totalmente sorprendida, hasta que vi a Matthew arrodillarse frente a mi extendiéndome un anillo enorme.
— ¿Qué… Que estas haciendo? — pregunte nerviosa y el soltó una risita antes de responder a mi pregunta.
— Cloe Grace, yo te amo como a nadie en este mundo, lo significas todo para mi y se que quiero pasar toda mi vida contigo, porque después de conocerte estoy seguro que ya no puedo vivir sin tu hermosa sonrisa, quiero que formemos una familia y envejecer a tu lado ¿Me harías el honor de aceptar ser mi esposa? — pregunto mientras me miraba como si fuese lo mejor que le había pasado y no pude evitar que lagrimas de alegría llenarán mis ojos.
Yo siempre había anhelado una familia y formarla con este hombre maravilloso, era perfecto, el era lo mejor que me había pasado, el único amor que he conocido, la persona más importante para mí y que me diera este regalo, me llenaba de una enorme alegría.
— Si, por supuesto que me quiero casar contigo — dije emocionada con una sonrisa y algunas lagrimas cayeron por mis mejillas, las cuales limpio Matthew con su pulgar después de poner el anillo en mi dedo.
— No llores, no me gusta verte llorar, gracias, gracias por aceptar casarte conmigo mi amor, no sabes lo feliz que me haces — dijo mientras tomaba mi cara entre sus manos.
— Son lagrimas de alegría, tu también me haces muy feliz — le dije con una sonrisa.
— Te amo — me susurro antes de plantar un yerno beso en mis labios.
Fin del flasback
Estos recuerdos dolían demasiado, porque se que nunca podré ser tan feliz de nuevo, porque sé que no volverán a repetirse y que ese amor tan hermoso que nos teníamos se acabó.
Porque aunque yo aun lo amaba, ya no era ese amor inocente, ese que no había sufrido ningún daño, ese que confiaba ciegamente, ese se termino el día en que me tendieron una trampa y el decidió no creer en mi y echarme. Ese día todo se desmoronó para mi y la confianza que le tenia desapareció, dejando solo dolor.
Pero aun así, había logrado soportar todo el día de trabajo, solo que ahora me quedaba la parte más difícil, tendría que limpiar la oficina de Matthew y esto no solo me agotaba físicamente, si no también mentalmente.
Era muy difícil tenerlo cerca para mi, provocaba demasiados sentimientos que ya yo no debería tener y además de que tenía que soportar sus cambios de humor, a veces estaba tranquilo, pero otras solo quería atacarme, yo no sabía como lidiar con todo esto.
Sin más remedio, me pare y camine hasta su oficina para tocar supuesta, no podía retrasar esto y tampoco podía dejar de hacerlo, porque Matthew me despediría.
— Pase — lo escuche decir y así lo hice.
— ¿Estas bien? — pregunto frunciendo el ceño al mirarme.
— Si — asentí de inmediato y el me miro sin creerme pero no dijo nada más y yo busque los utensilios de limpieza para comenzar, quería terminar esto lo antes posible y volver a casa, me sentía totalmente agotada.
Cada paso o movimiento que hacia requería un esfuerzo sobrehumano de mi parte, era raro, nunca me había sentido de esta manera por más cansada que estuviese, esta era la primera vez y eso me asustaba un poco.
Empecé quitando el polvo de las cosas, porque creí que era lo que requería menos esfuerzo, pero igual se seguía sintiendo demasiado agotador para mi.
— Cloe, ¿segura que estas bien?— escuche preguntar a Matthew.
— Si — conteste sin mirarlo y continúe limpiando el lugar, pero cuando ya casi estaba por terminar, solo me faltaba trapear el piso, sentí que ya no podía más y me desvanecí.
— Cloe — escuche a Matthew gritar a lo lejos lleno de ansiedad, pero no sabia si esto era real o simplemente producto de mi imaginación.
— Niña tonta, ¿por qué no dices que te sientes mal? — le escuche decir una vez más ansioso, mientras me tomaba entre sus fuertes brazos y despues de eso no escuche nada más, cayendo en un sueño profundo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi amor, por favor regresa a mí.