Mi arrogante violador redimido (Arrepentimiento y Perdón) romance Capítulo 12

A la mañana siguiente, tras llegar Brett a la mansión de su tío y desayunar en familia el tío George dio la primera sorpresa.

-Brett creo que deberías mudarte aquí, ya que es donde pasas más tiempo

-Pero tío, no crees que sería algo engorroso, como dices ya paso aquí mucho tiempo y quiero darle su espacio a Sonia.

-Horton puede preparar la casa de invitador al otro lado de la alberca para ti y en tres semanas tras la boda, se instalaran ambos en una de las habitaciones más grandes de la casa, o es que me vas a decir que te llevaras a Sonia y a Daniel de aquí, la casa es muy grande para mí solo

-no tío, claro que no podría llevármelos de aquí, solo no quisiera imponerte más cargas tío.

-muchacho bribón, si contigo aquí, mi familia estaría completa, que dices tú Sonia.

-Pues, que no me gustaría dejarte solo tío y a Daniel le gusta estar a tu lado, creo que de mudarnos te extrañaríamos los dos.

-bien, está decidido, Horton haga que preparen la casa de invitados para Brett, y hay que preparar la nueva habitación de los novios.

-Así será señor, podría recomendar la habitación dorada, es la más grande de la casa y tiene su propio balcón.

Tienes razón Horton, Sonia puedes decorar esa habitación para ustedes dos, y mudar a Daniel a la de al lado.

-gracias tío. – respondió Sonia

-Hoy debemos comenzar a buscar tu vestido de novia, ya que debe ser especial. – dijo el tío George

-Yo voy a la alcaldía, para solicitar la licencia de matrimonio, pero después de que llame el reverendo, no hay que quedar mal con monseñor.

Tras terminar de desayunar y planear las acciones del día, Brett le dio a Horton las llaves de su departamento, pues este se encargaría de realizar la mudanza de Brett a la casa de invitados.

Sonia se dedicó a llamar a las tres mejores casas de novias de Los Ángeles, a fin de hacer citas para buscar su vestido, estaría ocupada los próximos tres días.

A las nueve de la mañana en punto, los tres estaban esperando en el despacho, cuando el teléfono sonó, cuando contestaron se llevaron una gran sorpresa.

-soy el reverendo Fabián D´Costa, podría comunicarme con el senador George Harrison por favor?

-Yo soy el Senador Harrison, reverendo, estaba esperando su llamada, aquí tengo a la pareja de novios, escuchando por el altavoz, usted dirá lo que necesitamos hacer. – dijo el senador contestando la llamada.

-bueno como les dijo seguramente monseñor Mc Nair, hay cosas que preparar antes de la ceremonia el día cinco. – dijo el reverendo

-usted díganos que se necesita y comenzaremos a preparar todo. – dijo el senador

-lo primero es obtener la licencia de matrimonio. –

-de eso me encargare esta misma mañana en cuanto terminemos de hablar. – intervino Brett.

-bien, cuando lo tenga por favor, avíseme, para correr las amonestaciones, aquí en el parque y en las parroquias cercanas, tendremos el tiempo mínimo. Tengo órdenes de Monseñor Mc Nair de pedirle al coro de las hermanas del convento de Santa Catalina, que canten durante el oficio, pero necesito saber que canciones o himnos les gustarían.

-bueno reverendo, creo que deseamos algo acorde al sermón de Monseñor Mc Nair, pero lo que si deseo es el Ave María de Schubert y de ser posible el himno de Oh salve reina.- dijo Sonia.

-Magnifica elección, hablare con monseñor Mc Nair, para saber sobre que será el sermón y elegir los himnos. Ahora la decoración, como sabrán esto es un parque o mejor dicho un gran jardín, pero aun así, las parejas exigen decoraciones especiales, según los gustos de las novias, que colores usaran en la boda? – pregunto el reverendo

Al llegar a la casa de su tío, vio mucho movimiento, al parecer Horton ya estaba con lo de su mudanza a la casa de invitados.

Esa misma tarde llevo a Sonia a su primera cita a una de las más prestigiosas casas de novias de Los Ángeles, en Rodeo Drive, para que su prometida consiguiera el vestido de novia que más le gustara y aunque Sonia se probó más de diez vestidos, ninguno la convenció, por lo que regresaron a la casa solo para darse cuenta de que el reverendo los estaba esperando, había llevado un catálogo de diseño para la decoración, así como cinco muestras de pequeños arreglos florales.

Sonia escogió el arreglo floral y Brett le tomo una foto, sin que se dieran cuenta, pues se le ocurrió que el día de su boda, Sonia llevara algo parecido como ramo de novia.

A la mañana siguiente al estar todos desayunando, se llevaron una gran sorpresa. Pues en el diario, en primera plana estaba una foto de los tres, tomada durante la última reunión antes de las votaciones, el encabezado decía:

“El soltero más codiciado de la política, el congresista Brett McAllwn, se casara en los próximos días” la nota del diario decía: “El sobrino del senador George Harrison, el congresista Brett McAllwn, por fin ha recibido el tan deseado SI, de su eterna novia y madre de su hijo, la doctora Sonia Winston Valdez, se sabe que la boda será en los próximo días, mas nadie ha podido confirmar ni la fecha ni el lugar.

La boda cuenta con el beneplácito del senador George Harrison, pues es de todos sabido el gran cariño que le tiene a la que fuera su asistente personal, mientras terminaba su carrera de medicina y que en cuestión de poco tiempo será oficialmente su sobrina”

La nota no decía nada más, pero dejaba muy en claro que la boda se había filtrado a los medios.

Más claro quedo horas después, cuando comenzaron a llegar llamadas de felicitaciones de amigos y conocidos, además de reporteros y paparazis que buscaban descubrir la nota del día, o la fotografía más reciente.

Brett llevo por la tarde a Sonia a su segunda cita, para que buscara su vestido de novia y al salir de la casa, tuvieron que sortear a una gran cantidad de reporteros que gritaban haciendo preguntas que nadie les contestaba. Esa tarde Sonia tampoco encontró el vestido perfecto para su boda.

Por lo que al regresar a casa, más sorpresas les esperaban, pues habían comenzado a llegar obsequios de boda a la mansión.

Y tras discutirlo por unos minutos, Sonia decidió que lo mejor era que se enviaran invitaciones, por lo que los tres se pusieron a elaborar una lista de invitados, para cuando terminaron se dieron cuenta de que eran muchos los invitados, más de doscientas personas.

Por lo que a la mañana siguiente, Brett fue a una imprenta y eligió un diseño sencillo pero elegante para las invitaciones, y solicito que le hicieran doscientas cincuenta, “mejor que sobren y no que falten”, pensó Brett, y como eran urgentes, se las enviarían a la mansión al día siguiente por la tarde.

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